POR OSCAR GÓMEZ

La hazaña parecía tan cerca tras el gran primer tiempo que realizó el Sportivo Luqueño de Félix Darío León y la ventaja que ya pudo conseguir en él. Arrancó de la manera en que la serie lo pedía. El holgado resultado en su contra –y que al fin y al cabo terminó sirviendo a los colombianos para pasar– obligaba a los auriazules a salir a buscar desde el inicio un gol que lo haga renacer en la llave.

Y así fue. Con agresividad y vehemencia, Luqueño lo llevó por delante al Independiente de Medellín, que ante tantos embates tuvo un primer tiempo muy débil y permitió crecer aún más al local.

Tardó un poco, pero a los 24' llegó la apertura en el marcador desde los doce pasos, con el remate de Marín, tras una clara mano en el área del lateral derecho colombiano Andrés Mosquera.

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Luqueño seguía siendo superior. El carril derecho, por donde se juntaban Gustavo Giménez y Derlis Alegre era el preferido para golpear. Por ahí, Jorge Arias tuvo que sufrir bastante tratando de atajarlo a Alegre, que tuvo un retorno en un nivel muy alto. Mediante un remate seco, tras un rebote en un rival de su propio cabezazo, Alegre puso el 2-0 y la posibilidad de pasar crecía aún más.

Pero el segundo tiempo fue un espejismo del primero. Los de León no fueron el mismo equipo agresivo de la parte inicial. El cuadro colombiano comenzó a encontrar espacios ante la desesperación que aumentaba y estuvo mucho más tiempo en campo rival que en el propio. Aún así, los auriazules generaron situaciones claras para poder anotar, por lo menos, un gol más y llevar la serie a los penales, pero no quiso ser. El actual semifinalista de la Sudamericana quedó fuera dejando la sensación de que pudo un poco más.

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