Por Richard E. Ferreira-Candia

Periodista, analista y docente

"En estos tiempos de universal confusión y violencia, el concepto de política, en el sentido de arte de buen gobierno, ha sido enteramente degradado y abolido por el dictum del 'poder' (económico, político, militar, religioso, en los extremos del integrismo más recalcitrante), como conquista del supremo derecho de dominación, al precio de las peores aberraciones".

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Roa Bastos describe así en la presentación de su genial libro "Madama Sui" el escenario en el que se desarrolla la novela, que en los últimos días fue bastante recordada al saltar la información sobre la amante del tirano Alfredo Stroessner y con quien –afirma la mujer– tuvo 3 hijos. La historia real, aunque hubiera o no amor entre ellos, rememora que el dictador usando y abusando del poder tenía lo que quería. La novela tiene como eje la vida de una amante de un gobernante autoritario y, según las interpretaciones y deducciones, la mujer fue parte de la inspiración.

Con el comandante, instalados en el altillo del Café Literario, con nuestras dos tazas de café negro, sin azúcar, conversábamos sobre la aparición de la mujer que, con fotografías, algunos documentos y cartas de amor de "Alfi", asegura que tiene tres hijos producto de una larga relación secreta que era comidilla en los círculos cercanos del "hombre de acero" que –de acuerdo a una misiva enviada a su enamorada– definía el amor por la joven dama "más grande que un vapor" (sic).

Desde luego, una "carreta grande" no es igual que un "vapor", dijo riéndose el comandante, aludiendo a la carta que mostró la mujer y en la que Stroessner, con "ingenio", compara su amor por ella primero con una "carreta grande" pero se corrige luego para magnificar su sentimiento diciendo que era "más grande que un vapor".

Lo esencial para un ser humano es convertirse en un (buen) ser humano. Eso se logra día tras día respetando a los demás y manteniendo firmes los principios y los ideales. No hay otra forma.

El caso, que tiene como telón de fondo el reclamo de una millonaria suma de dinero por un supuesto incumplimiento de la familia "oficial" para guardar el "secreto", salió a luz coincidentemente casi en el mismo tiempo en que otro gran "secreto" de la dictadura fue develándose con la confirmación de identidades de personas que fueron asesinadas y desaparecidas por desafiar con sus pensamientos al régimen autoritario que sostenía. Ironías de la vida, se dirá.

Hay que decir que el caso al menos cierta relación tiene con la obra, aunque el propio Roa Bastos se encargó de aclarar que la historia de la novela, "tomada del natural, con personajes reales y auténticos, es menos que un relato y más que una invención". Madama Sui –dice– "vivió en las décadas del 60 y 70.

Continúa existiendo en el imaginario colectivo". El premio Cervantes se refiere a una "Madama Sui en persona y fantasía". Sí, no hay duda de que el entorno es Paraguay y que se desarrolla entre el temor característico de un régimen autoritario. Roa Bastos mismo dice que "ella lo denominada simplemente Él (…)" y que transcurre "en tiempos de calamidades públicas y de terror, (donde) el miedo es la única forma de comunicación social que subsiste en una comunidad de encapuchados".

El comandante recordó que en el mismo prefacio, el escritor paraguayo menciona una frase de la gran Josefina Plá. "El hombre no está hecho, se está haciendo, escribe la ingente, la lúcida Josefina Plá, paradigma del talento austero, maestra de generaciones en el páramo cultural de una nación sitiada, acosada por catástrofes históricas, por las tiranías atroces, caldo de cultivo de su atraso, de su degradación, de sus infortunios".

Siguiendo en esa misma línea de análisis, el ilustre paraguayo dice, además: "Lo esencial para un ser humano es convertirse en un ser humano, en el equilibrio de la igualdad y respeto de las diferencias, cualesquiera sean sus razas, sus costumbres, sus religiones, sus ideas".

Coincido plenamente, le indiqué. El valor de la postura de todo ser humano –agregué– debe ser el equilibrio de la igualdad y, sobre todo, el respeto a las diferencias y las ideas del otro. Esto, en especial cuando en aguas turbulentas existen posturas tan encontradas que hacen tambalear el mismo sistema.

Lo más importante en ese contexto es que no se intente reducir a la sociedad a un estado de silencio, porque ello podrá llevar de vuelta a uno ya superado, dijo el comandante y agregó: No hay forma de justificar absolutamente nada cuando se intenta acallar o distorsionar las distintas voces del pueblo. Este acto, además de ser erróneo, puede ser considerado entre las peores aberraciones contra el respeto del ser humano.

Pidió otra taza de café y una botella de tónica, para luego señalar con la serenidad que le caracteriza: Siempre se debe valorar la postura y la decisión que se adoptan en los momentos difíciles. Lo esencial para un ser humano es convertirse en un (buen) ser humano. Eso se logra día tras día respetando a los demás y manteniendo firmes los principios y los ideales. No hay otra forma. Eso.

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