"El público de un festival como éste, está compuesto por gente que maneja información, es un público formado", expresó Marcelo Martinessi, director de "La voz perdida", premiado como mejor cortometraje de Venecia, sobre la experiencia en el prestigioso festival. "Me imagino que la mayoría tenía alguna información de lo acontecido en Paraguay en el 2012. Aún así, traer a Venecia la voz de una mujer campesina, con sus matices de fortaleza y de dolor, siento que causó un impacto enorme, que conmovió".
"Por un lado, porque se trata de un testimonio muy, muy impresionante y por el otro, porque creo que con las herramientas que tiene el cine, pudimos darle una forma honesta a ese relato", agregó el realizador de "Karai Norte" y "Calle Última", en una comunicación con La Nación.
Sobre el proceso de grabación, recordó: "Cuando hicimos la entrevista no usamos cámara. Porque estábamos buscando llegar a lo esencial de esa experiencia humana. Entonces la madrugada, el mate y el fuego nos daban una intimidad muy única. En realidad que nada de lo que pasó en este proceso de trabajo fue planificado. Cada vez me resulta más difícil trabajar con un guión cerrado o con un storyboard. Quizás porque en estos años me fui dando cuenta de lo placentero que es 'perder el control', dejar –por ejemplo– que los sonidos te vayan llevando hacia un lugar desconocido, hacia una narrativa que difícilmente podrías haber imaginado de antemano".
"El proceso de las imágenes de 'La voz perdida' viene de unos años antes de la masacre, cuando habíamos filmado un corto al que no le encontrábamos forma. Y finalmente fue esa experiencia humana de Curuguaty, en la voz de una mujer, la que le dio sentido. Me atrae el cine que se permite esa incertidumbre, que aterra y fascina a la vez", concluyó.