Desde que dio play a la charla TEDx del cocinero inglés Jamie Oliver -propulsor de Food Revolution-, supo que Paraguay no podía estar ajeno a este movimiento global. Siendo nutricionista, chef y embajadora de esta iniciativa en nuestro país, promueve una alimentación saludable que no excluya a las raíces culinarias.

Por: Micaela Cattáneo @mariamicactt

¿Food Revolution? Sí, imaginé que podrías estar preguntándote de qué se trata; te comento brevemente. Al traducirla a nuestro idioma resulta la frase "revolución de la comida", un movimiento que se extiende ya en 660 ciudades de más de 70 países en todo el mundo y que busca cambiar los hábitos alimenticios de las personas, tratando de que estas vuelvan a las raíces de los alimentos; los revaloricen.

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Sucede que en las poblaciones infantiles de países más desarrollados, como Estados Unidos, se maneja un concepto errado acerca de la elaboración de los alimentos. Por dar un ejemplo: cuando los niños van al supermercado piensan que el huevo es originario de este lugar, y no de donde proviene realmente. Lo mismo sucede con el kétchup o las papas fritas, productos que fácilmente pueden identificarlos en su resultado final, no así en sus ingredientes madres como el tomate o la papa, respectivamente. ¿El resultado? Una alimentación basada en productos envasados, antes que en el consumo de frutas y verduras.

Frente a esta problemática que pone a la obesidad entre las primeras causas de muerte a nivel mundial, se debía plantear una solución. Fue Jamie Oliver quien lo hizo, el cocinero británico que transformó la cocina internacional, y no necesariamente por el descubrimiento de una nueva receta, sino por el aporte que hizo al plantear reemplazar esos "productos envasados" por comidas hechas en el hogar, con alimentos que llegaban directamente del campo a la mesa.

Cuando Gabi lo escuchó hablar por primera vez, estaba cursando una maestría en Nutrición y Alimentos con mención en Promoción de la Salud y Prevención de Enfermedades Crónicas asociadas a la Nutrición en Santiago de Chile, y esto gracias a una beca que había obtenido tras postularse en una convocatoria de la AGCI (Agencia de Cooperación Internacional de Chile).

"Ojalá", me responde ella ante la pregunta de si conoce personalmente a Oliver. Y agrega: "En el primer año de la maestría vimos su charla TEDx en una materia que se llamaba Prevención de las enfermedades no transmisibles". Después de eso, lo investigué para entender qué era Food Revolution. Supe que nadie la había aplicado en nuestro país; entonces, dije que a mi vuelta lo haría".

Desde el año en que los mayas anunciaban el fin del mundo (2012, claro está), tanto la nutricionista Nadia Mercado como el chef Kure Dumas, se sumaban a la idea que Gabriela había importado, adaptando el término "food" por uno más identitario: "tembi'u" (comida en guaraní).

Una de sus primeras actividades fue la de un taller para niños llamado "Pequeños revolucionarios", donde les enseñaban a cocinar recetas fáciles y en las que, por supuesto, no faltaban ingredientes saludables. "Revalorizar, educar e inspirar; los tres pilares del movimiento, el cual busca que los más chicos sean los propios propulsores de sus cambios alimenticios", comenta sobre los objetivos de la iniciativa.

Una cuestión cultural

Las vivencias profesionales de aquel viaje a Chile marcaron un antes y un después en su vida. Durante el segundo año de la maestría, como parte del desarrollo de la tesis, realizó una intervención en la educación alimentaria en familias de nivel socioeconómico medio-bajo que tenían por integrante a un niño en edad escolar. Durante tres meses trabajó en el incremento de frutas, verduras y pescados en las comidas de cada uno de estos hogares.

"La alimentación es un fenómeno cultural y social a través del cual uno puede transmitir valores y hábitos con los que puede educar a las personas", sintetiza la nutricionista sobre la importancia que adquieren en la construcción de una ciudadanía.

Se trata de encontrar el equilibrio en cada comida, donde lo sano también sea agradable a las papilas gustativas, porque finalmente son ellas las que tienen la última decisión. "Tres a cuatro veces al día nos enfrentamos a los alimentos, por eso tenemos que saber qué es lo que estamos consumiendo, quién lo está produciendo e, incluso, si genera algún impacto en el medio ambiente", señala la especialista.

Cinco ingredientes, un plato

Cada vez que te enfrentes a estas tres o cuatro comidas de las que hablaba Gabi en el párrafo anterior, sería interesante que te tomes un tiempo para analizar lo que estás por comer. ¿Por qué? Porque hay cinco ingredientes teóricos que en la nutrición diaria no deben pasar desapercibidos.

En primer lugar, lo sustentable, porque la producción de ciertos alimentos trasciende en el medio ambiente. "Por ejemplo, para producir un kilo de carne se necesitan quince mil litros de agua; mientras, para producir un kilo de verduras, sólo 180 litros. Con esto no digo que no hay que comer carne, pero hay que incluir alimentos que sean más amigables con el entorno", aconseja.

De la misma forma, lo saludable, apostando siempre por la variedad de alimentos en cada comida; lo eficiente, en la utilización de esta característica para los recursos naturales. Así también lo equitativo y lo justo, que se traduce tanto brindándole a la mujer rural su lugar en la producción como promoviendo un comercio que remunere de forma directa y correcta a los productores.

"¿Hay algún culpable?", le preguntaba acerca del casi 62% de sobrepeso u obesidad existente en nuestro país; cifra que, sin duda, aumenta al traspasar la frontera. A lo que me responde: "Sí, la revolución industrial. Porque con ánimos de abastecer a la población que iba creciendo descomunalmente produjo alimentos procesados en cantidad haciendo que la verdadera esencia de estos, se pierda".

Comemos cuando salimos con amigos; cuando la familia entera se reúne los domingos en casa; cuando en el almuerzo nos juntamos con los compañeros de trabajo; cuando tenemos un desayuno de negocios y hasta cuando nuestras amigas en una merienda dicen "estar a dieta". El comer es un punto de encuentro, una oportunidad de integración, un espacio que debe servir para construir y debatir sobre lo que ya está servido en la mesa.

Agradecimientos: Crowne Plaza Hotel

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