Por el Dr. Juan Carlos Zárate Lázaro

MBA

En un reciente informe del BCP, se daba cuenta que durante los 7 primeros meses de este año se han dado tanto en los bancos como en las financieras uno de los niveles de morosidad más elevados de los últimos años, dentro de sus portafolios de créditos derivados muy probablemente de factores tanto de carácter endógeno como exógeno.

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Tengamos en cuenta que desde hace ya un poco más de 1 año que se viene observando una desaceleración económica en varios segmentos de negocios a nivel país, afectando la gestión económica, a través de menores niveles de facturaciones y utilidades, y por otro lado los problemas a los que han venido enfrentándose los agroexportadores de cereales y oleaginosas, como también de carne bovina, ante la sensible disminución de los precios de los commodities en el mercado internacional.

A todo ello también se les deben agregar factores incontrolables derivados de condiciones climáticas adversas (exceso de lluvias) que han anegado una gran cantidad de campos de pastoreo de ganado vacuno en el Bajo Chaco conspirando en contra de una mayor producción y procreo de animales vacunos.

En materia crediticia no existe riesgo cero, por lo que son coyunturas desfavorables propias a las que deben estar convenientemente preparadas las instituciones financieras para poder enfrentarlos sin sobresaltos que no superen los niveles normales.

Es así que ante las situaciones de mora en el cobro de los créditos desembolsados que se presentaron, los bancos tuvieron que "echar mano" a la cartera RRR (Renovaciones, Refinanciaciones y Reestructuraciones de los préstamos) establecidos en la Resolución 1/07 del BCP, quien ha facilitado a los mismos poder establecer menores porcentajes de previsiones que les permitan atender estos pedidos de sus clientes quienes no han podido honrar sus compromisos en tiempo y fecha por diversos motivos y permitirles mantener una razonable liquidez para atender la demanda de créditos de otros sectores.

Una situación similar también se ha dado en las financieras, aunque en estas por los menores volúmenes de sus carteras de créditos los niveles de morosidad en términos relativos han sido casi el doble de lo que se ha dado en los bancos ya considerando los niveles promedios del mercado aunque vs. Los bancos tienen la ventaja comparativa de una mayor atomización de sus créditos y con valores muy inferiores a los de tamaño corporativo, haciendo que el riesgo estadístico se tornó más tolerable.

Un aspecto positivo a destacar en el caso de los bancos es que sus directivos ya estaban convenientemente preparados para poder enfrentar estas coyunturas desfavorables, por lo que no han afectado a su estructura patrimonial.

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