La visita de Trump a México despertó indignación entre políticos, analistas y ciudadanos, mientras que al presidente Enrique Peña Nieto le llovían críticas por recibir a quien forjó su campaña a punta de insultos contra los mexicanos. Trump busca mostrar que no es xenófobo pese a sus destempladas declaraciones contra los inmigrantes.

Desde el arranque de su campaña, Trump afirmó que los inmigrantes mexicanos son violadores y narcotraficantes, que le quitan el trabajo a los estadounidenses y que construirá una gran muralla a lo largo de la frontera. Los mexicanos no olvidan la dureza de su retórica y desdeñan a Peña por invitarlo.

"Dudosa forma del presidente Enrique Peña Nieto de defender el interés de México y connacionales en elección de Estados Unidos", dijo el presidente de la mesa directiva de la Cámara de Diputados, Jesús Zambrano. El presidente del Senado, Roberto Gil, estimó que la visita de Trump "legitima su propuesta de demagogia y odio". "Nos amenaza con guerra y muros, pero le abrimos palacio nacional", lamentó. "Trump go home y llevate a Peña", se leía en una de las pancartas.

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