Por Richard E. Ferreira-Candia

Un índice anual de "Estados frágiles" preparado por la fundación The Fund for Peace, una entidad con sede en Estados Unidos y que se encarga de realizar estudios sobre la situación de los Estados en el mundo, ubica este año a Paraguay en el puesto 95, en el rango de "Advertencia elevada", más o menos en la mitad de la tabla en la que se incluye a 178 países, dijo el comandante.

Somalia y Finlandia están en los extremos, agregó. Desde luego –dijo–, el primero está en el peor lugar, con una "alerta máxima", mientras que el segundo, en el sitio privilegiado con un Estado "muy sostenible". Estábamos analizando una interesante discusión que se dio sobre una consideración relacionada a la calificación de "Estado fallido" a Paraguay, tras los últimos hechos en el Norte que dejaron 8 militares muertos en un ataque que es atribuido al Ejército del Pueblo Paraguayo (EPP).

Invitación al canal de WhatsApp de La Nación PY

Mientras disfrutábamos de nuestro acostumbrado café negro, sin azúcar, en el altillo del Café Literario, el comandante me mostraba la publicación de la citada organización. La tenía impresa, lo que nos permitió verificar primero la ubicación de cada uno de los países del continente. Fuimos de peor a mejor (los mejores calificados tienen los números más altos). Este fue el resultado. En la denominada "Advertencia máxima" se encuentran Guatemala (61), Venezuela (63) y Colombia (67); en la zona de "Advertencia elevada" Honduras (68), Nicaragua (71), Bolivia (75), Ecuador (84), Paraguay (95), El Salvador (96), Perú (98), República Dominicana (105) y México (107). En la franja de "Advertencia" están Cuba (114) y Brasil (117). Mejor ubicados, ya en la zona "estable" figuran Argentina (140), Costa Rica (142) y Chile (150). Y único país latinoamericano ubicado en la calificación más alta, la "muy estable", es Uruguay (155).

Siempre dije que me encantaría vivir en Montevideo, indicó el comandante con una leve risa. Y no era nuevo lo que aseveraba. En varias ocasiones dijo que le gustaría vivir en la capital uruguaya, que le parece tranquila y bastante acogedora.

Dejamos de lado ese deseo de ir a Montevideo, y analizamos de vuelta esos datos. Si tomamos este índice, los conformistas podrán decir que "Paraguay no está tan mal", cosa que no será rara porque muchos paraguayos tenemos la mala costumbre del conformismo. A mí me gustaría estar en el lugar de Uruguay, indiqué. A quién no, respondió el comandante, que, a renglón seguido, contó que hizo una comparación de años respecto a la ubicación de Paraguay.

El estudio se publica desde el 2005, año en el que precisamente el país logró su mejor ubicación. Aunque no creas –acotó–, Paraguay estuvo en el puesto 36. Al año siguiente saltó al 87, luego trepó al 101 y fue subiendo hasta llegar en el 2012 a 107, la peor ubicación en 11 años, que coincide con el año del juicio político a Lugo. En el 2015 estaba en el 103, lo que indica que mejoró su ubicación para este año, precisó.

La definición de "Estado fallido" –indicó el comandante– sigue siendo discutida, pero se ha adoptado en círculos políticos, académicos y, sobre todo, en el ámbito periodístico, para representar a un Estado que no funciona como debería. En términos de política internacional, no existe aquello de "Estado fallido", por lo que no puede ser aplicado o ser incluido en algún acuerdo de un determinado bloque, como el Mercosur, por ejemplo.

Le indiqué que si bien es cierto tiene una serie de interpretaciones teóricas a favor y en contra, de acuerdo a varios análisis, el término de Estado fallido es una idea que intenta representar los problemas y deficiencias de un Estado para solucionar los problemas sociales, responder a las necesidades de la ciudadanía y, vinculado, sobre todo, en torno a la capacidad para mantener la seguridad interna y la estabilidad política durante un periodo determinado. Otra arista podría ser la incapacidad de mantenerse como un Estado parte de la comunidad internacional.

Según las explicaciones sobre el índice mencionado al principio, las ubicaciones se toman atendiendo a la definición de "estado fallido", comprendido, en parte, sobre aquello que se refiere al Estado que ha perdido o no puede realizar con eficiencia un control sobre el territorio total o parte de él. Si bien Paraguay, en ese estudio, se encuentra en el "medio", es innegable que el Estado perdió fuerza en la zona Norte del país. Ha pasado más de una década de la aparición del autodenominado Ejército del Pueblo Paraguayo (EPP), lleva 64 muertes en su haber, y coincidentemente con la presencia de este grupo criminal el índice de valoración del Estado pasó de estable a donde estamos hoy, en la franja de "advertencia elevada".

Podemos coincidir –acotó el comandante– en que el término de Estado fallido no existe como tal o al menos se genera una discusión sobre su definición, pero es innegable que el Estado está "fallando" no solo en la lucha, sino en la solución a los graves problemas socioeconómicos que siguen siendo causales para que el índice de inseguridad y de insatisfacción social crezca cada día. Y eso, desde luego, pone en riesgo al propio Estado.

Poco luego de pedir otro café, agregó: Podemos describir de muchas formas al Estado que no funciona, usando términos académicos según cada explicación. Así tendremos alternativas para citar que hay un "Estado fallido", un "Estado débil", un "Estado frágil", un "Estado en riesgo" o un "Estado ausente". Lo cierto es que tenemos uno que no es capaz de generar estabilidad, de dar seguridad, de cumplir con un rol jurídico y legislativo acorde a las necesidades de nuestro tiempo. Tenemos un Estado de baja estabilidad, incapaz de solucionar de una vez las graves condiciones de varios sectores vulnerables. El problema no es el EPP, ni la FTC, o el Gobierno en su conjunto, o el Congreso, o el Poder Judicial; el problema real en Paraguay es que sostenemos un "estado fallido", o como lo quiera llamar, por culpa de políticos tartufos impregnados en los círculos de poder. Eso.

Déjanos tus comentarios en Voiz