Por Alex Noguera

Editor / Periodista

El laboratorio ultrasecreto de la naturaleza crea milagros y la tecnología no se queda atrás. Por ejemplo, en los océanos nadan los seres más grandes del planeta y el hombre desde hace siglos los puede ver, pero gracias a las cámaras de los oceanógrafos hoy podemos observar desde nuestra casa no solo a esas impresionantes ballenas, sino que también a los diminutos krill.

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Para los que habitualmente no sintonizan canales científicos, el krill es un crustáceo, una especie de camaroncito de entre 3 y 5 centímetros. Este amiguito, a pesar de ser tan pequeño y poseer notorios ojos negros saltones, es un elemento estratégico en la biología marina y un eslabón fundamental en la cadena alimentaria.

El krill es un animalito tan indefenso que para vivir se alimenta de algas y para protegerse forma cardúmenes que pueden llegar a pesar más de 2.000.000 toneladas de biomasa. Para moverse, estos gigantescos bancos de krill están regidos por leyes. La armonía de sus movimientos es asombrosa, tanto que en su desplazamiento, el conjunto semeja a un solo ser vivo.

Pese a cumplir con todas las leyes de la naturaleza, pese a su importancia, miles de millones de krill mueren de un solo bocado, pues son comida para la boca más grande de la Tierra.

Pero las aletas que la naturaleza creó en un lapso de millones de años no se comparan con las nuevas y poderosas hélices que hoy aporta la tecnología. La ciencia no espera y evoluciona. Y los seres humanos tratan de sujetarse para no caer a causa del viento que produce esa vorágine de velocidad.

Como si fuera krill, los hombres de este tiempo también forman cardúmenes y sin darse cuenta son regidos por nuevas leyes, tanto para moverse, como para distraerse o comunicarse. Basta leer los comentarios de los internautas para notar hacia donde se desplaza el conjunto.

Como ejemplo podemos usar el asesinato de los 8 miembros de las FTC. El chapoteo de krill en la web anuncia la indignación generalizada por un acto tan brutal, cobarde y violento. La masa se dirige hacia una opinión que queda plasmada en miles de palabras e ideas, todas ellas en un sentido.

Una característica de esta forma de comunicación es que cada krill cree que tiene razón y que con lo que escribe podría cambiar la opinión del resto, como si con pocas palabras pudiera convertirse en el ser iluminador, aquel que todos necesariamente deben seguir. También están los otros, los que siempre "saben" quiénes son culpables y sentencian esa afirmación con innecesaria grosería verbal.

En este cardumen, además nadan los krill con instinto traidor que tratan de desviar el camino hacia su interés egoísta. Las leyes que rigen este tipo de movimiento aparentemente son nuevas y ni siquiera han sido analizadas, no como las milenarias y naturales que dirigen a los pequeños camaroncitos en el océano.

La diferencia entre el conjunto virtual y el marítimo es que en el segundo todos los krill nadan por la manada; pero algunos que coletean en la web son seres que no pretenden el bien general, sino el propio.

Si un krill opina que la FTC debe desaparecer, hay que prestar atención y no seguir nadando como si nada hubiera pasado. Tal vez ese krill sea un iluminado y "sepa" algo que los demás desconocen. En ese caso debería divulgar su conocimiento.

Por el contrario, si solo es un acto de alarde para llamar la atención, tal vez debería haber un código que lo censure por el bien del cardumen. Pero si el suyo es un acto deliberado para llevar por el mal camino a sus congéneres, merecería otro tipo de trato.

Hace pocas horas 8 miembros de las Fuerzas Armadas del país fueron ejecutados. Los mataron a ellos, que son los custodios, la seguridad de todos. Eso indica que el EPP considera a la FTC como su enemiga. No la ve como una compañera de juegos de armas en el Norte, sino como una potencial amenaza para sus intereses. Entonces, ¿por qué algún krill propondría que se la elimine? ¿Por un mero acto de alarde o por algún oscuro interés?

En este océano de internet los seres humanos tratan de sujetarse para no caer a causa del viento que produce esta vorágine. Cuando el krill nada, es decir, cuando opina o lee lo que los demás piensan, debe estar atento de no errar de dirección y seguir a los falsos iluminados. Y es que a pesar de ser pequeños y de ojos negros saltones, hay grandes bocas que siempre están abiertas, dispuestas y con hambre.

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