En la foto se observa al agente Narciso Cañete, en la comisaría 5ta.[/caption]

El suboficial Narciso Cañete Cáceres fue encontrado culpable –en Primera Instancia– de disparar al estudiante Anderson Medina Giménez en un confuso episodio en Ciudad del Este, en julio de 2012, y dejó con serias secuelas físicas al joven. A pesar de este presunto caso de "gatillo fácil" que lo involucra, el agente sigue hoy en operativos en la Comisaría Quinta de Asunción.

El 18 de abril de este año, Narciso Cañete Cáceres fue condenado a 5 años de cárcel, tras ser hallado culpable de lesión culposa en funciones públicas, por el caso que involucra a Medina Giménez. La condena fue establecida por un Tribunal de Sentencia conformado por las juezas Zunilda Martínez (presidente), Haidée Barboza y Alba Meza, de Ciudad del Este.

Sin embargo, la defensa jurídica de los familiares de la víctima y la propia Fiscalía de Derechos Humanos –a cargo de la fiscala Liliana Zayas, que llevó el caso– habían apelado esta sentencia, ya que en principio, pidieron 15 años y 13 años de cárcel para Cañete. Debido a esta situación, no existe aún una definición jurídica en el tema.

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El caso

A las 16.30 del 1 de julio del 2012, Anderson Medina, que en ese entonces tenía 20 años, salía de un acontecimiento familiar hacia la Ruta 7, a la altura del km 22, en Ciudad del Este. Estaba al mando de su vehículo Toyota Premio, color blanco, según recuerda hoy el caso su padre, don Alberto Medina, en base a testimonio de su hijo y de los testigos. Según lo que cuenta el papá, Anderson salió a la ruta del lado de Monday, mientras que del lado que da al Acaray, estaba una patrullera estacionada.

El móvil policial siguió a Anderson. Don Medina cuenta que en ese momento su hijo lo llamó para avisarle que una patrullera estaba detrás de él y que se acercaba hasta donde él estaba para que le pueda facilitar los documentos del rodado. "Yo estaba en el kilómetro 24 cuando me avisó, me fui junto a él y cuando estaba por llegar vi que la patrullera iba detrás suyo, casi como que le acompañaba.

De repente, cuando estoy a punto de llegar junto a él, veo que el suboficial Narciso Cañete Cáceres le disparó desde unos 5 a 6 metros al vehículo de mi hijo. Me bajo desesperado y le grito en guaraní que no dispare más, que le va a matar a mi hijo. Ahí el suboficial me preguntó si era mi hijo, porque él nos conoce, él conoce a mi familia. Entonces, se alejó del lugar", explica don Medina. Dice, además, que hasta hoy no entiende qué quiso hacer el suboficial al dispararle al auto de su hijo cuando que venía una patrullera detrás suyo.

Desde ese día, un calvario empezó para la familia de don Medina. Anderson quedó sin poder mover las piernas por un largo tiempo. La bala le afectó la quinta vértebra de la columna. Después de cuatro cirugías, meses de tratamiento y ocho tornillos estabilizadores especiales, recién ahora Anderson puede volver a caminar, pero moderadamente. Perdió movilidad en parte alta del cuerpo, ya que tiene problemas para mover el cuello y hacer giros bruscos. "Es todo un tema. Él ya no pudo seguir su carrera ni su profesión, tuvo que dejar todo. Ahora pudimos montar una bodega de la que se hace cargo. Ahí comparte con su familia y amigos atendiendo el negocio. Pero fue todo muy difícil", señala don Medina.

El objetivo de obtener justicia en el caso de su hijo rápidamente tuvo muchos obstáculos. En Ciudad del Este, la Fiscalía, por ejemplo, jamás lo llamó a él o a su hijo para testificar en el caso que involucraba al suboficial Cañete Cáceres. A partir de la intervención de la Fiscalía de Derechos Humanos es que se avanzó en la investigación para determinar las responsabilidades policiales. En el expediente fiscal se pueden ver las declaraciones de los cuatro oficiales que estuvieron en la patrullera que seguía a Anderson Medina. Todos ellos coinciden en que los disparos no salieron de la patrullera sino desde la calle, tal como señala don Medina.

Don Medina dice que con su familia tienen miedo. Asegura que desde que empezaron con este caso y con el pedido de justicia con lo ocurrido con su hijo, miembros de su familia fueron objetos de amenazas e intimidaciones por parte de personas desconocidas. Dice que, después de haber hecho siete denuncias sobre estos casos en la Fiscalía de Ciudad del Este, recién hace dos semanas le llamaron para tener una versión. "Lo único que quiero es que se haga justicia en este caso. No puede ser que haya gente que afecte tanto la vida de un joven como hicieron con mi hijo y no pase nada" expresa.

Sigue en funciones

En una reciente intervención policial que se realizó en el barrio Ricardo Brugada (Chacarita), efectivos de la Comisaría 5ta. de esta jurisdicción detuvieron a un joven que supuestamente había asaltado a una pareja en la zona. El operativo fue filmado por un equipo periodístico de Canal 9, en cuyas imágenes se observa a los policías actuando en el operativo. Uno de los oficiales que tiene sujetado al supuesto delincuente es el oficial Cañete Cáceres. En efecto, en dicha comisaría confirmaron que el suboficial sigue cumpliendo funciones operativas en el lugar.

Fuentes del Ministerio Público aseguraron a La Nación de que, si bien la condena contra Cañete Cáceres no está aún firme ni ejecutada –por la apelación presentada por los querellantes– la lógica y el sentido común indican que, en estos casos, es mejor dejar suspendido al agente policial que tiene una causa de estas características en su contra. Y más aún, si ya se tiene una sentencia en primera instancia.

Don Medina, mientras tanto, sigue peleando por su causa. A pesar de que en este caso, en donde ni siquiera impera el sentido común, él busca encontrar algo de justicia.

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