Por Richard E. Ferreira-Candia

Periodista, analista y docente

Si un político le preguntara si en Paraguay hay clase política, qué respuesta dará, Ferreira, preguntó. Su planteamiento había llegado un poco tarde. Aquí parte del análisis con el comandante sobre esa misma pregunta.

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En los últimos tiempos se repiten los mensajes contra los políticos. La crítica les denuncia como un grupo cerrado de privilegiados que actúa al margen de la voluntad y de los intereses de la mayoría. ¿Es eso cierto? Y si es así, ¿es inevitable?, se pregunta el periodista y politólogo Michael Neudecker, en un interesante artículo titulado ¿Siempre habrá una élite?, "La clase política" de Gaetano Mosca.

Hace referencia a lo que hace más de un siglo describió el politólogo, sociólogo y jurista italiano Gaetano Mosca (1858-1941), quien afirmó que existen dos clases de personas: la de los gobernantes y la de los gobernados. Neudecker explica que para definir al tipo de persona gobernante forjó el concepto de "clase política" y ya advirtió a sus críticos que, "aun admitiendo que el descontento de las masas llegara a destronar a la clase dirigente, aparecería necesariamente en el seno de la masa misma otra minoría organizada que pasaría a desempeñar el oficio de dicha clase".

El comandante me interrumpió y dijo: Es decir, siempre tendremos una élite en el poder. La cuestión está en qué tipo de clase política tenemos, o, más profundo aún, si Paraguay tiene una clase política, o simplemente un puñado de interesados que utiliza a la política para fines personales, grupales o empresariales.

Seguimos con el artículo. Fue Mosca quien formuló la 'doctrina de la clase política', rememora Neudecker. Decía: "En todas las sociedades humanas llegadas a cierto grado de desarrollo y de cultura, la dirección política en el sentido más amplio de la expresión, que comprende por lo tanto la administrativa, la militar, la religiosa, la económica y la moral, es ejercida constantemente por una clase especial, o sea por una minoría organizada".

Según Mosca –dice Neudecker–, en todo tipo de sociedad civilizada "existen dos clases de personas: la de los gobernantes y la de los gobernados"; siempre ha habido, hay y habrá, por lo tanto, un grupo de personas que dirigen al conjunto. Ese grupo es lo que se conoce como "clase política".

Conversábamos con el comandante sobre la tan mencionada frase usada en nuestro país cuando nos referimos a los políticos. Generalmente, usamos la "clase política" para representar a los que están en el poder, sea este el Ejecutivo, el Legislativo o la dirigencia de los sectores políticos.

Siempre tendremos una élite en el poder. La cuestión está en qué tipo de clase política tenemos, o, más profundo aún, si Paraguay tiene una clase política, o simplemente un puñado de interesados que utiliza a la política para fines personales, grupales o empresariales.

Las dos tazas de café negro, sin azúcar, nos acompañaban en la mesa del altillo del Café Literario, en nuestra ameno encuentro un día antes del aniversario de Asunción.

El tema de conversación había surgido tras una pregunta que me hicieron sobre si en Paraguay realmente hay clase política. Y no, respondí ante la consulta, aunque un poco dubitativo. Poco después, un dirigente político de alta proyección me dijo "te suelo leer siempre" y lanzó un "mucha suerte", creo yo, de manera sincera.

"Suerte a usted también", le respondí, sinceramente. Y en ese momento, la pregunta que me habían hecho minutos antes tuvo respuesta, que no es nueva, claro. No en el sentido estrictamente de definición, sino de tipos.

Hay una clase política que pone en primer lugar el interés general, pero a la vez también una élite política que utiliza cualquier espacio de poder para beneficio propio. Dirán que es una cuestión obvia, que siempre hay buenos y malos, pero, particularmente, en el tema político, determinar quiénes son los buenos y quiénes son los malos, se convierte en una tarea sumamente difícil para la sociedad, sobre todo cuando se entrecruzan discursos y campañas de todo tipo.

Siguiendo con el tema de análisis, al citar de nuevo el artículo de Neudecker, cabe decir que Mosca sostiene que "si en una sociedad aparece una nueva fuente de riqueza, si aumenta la importancia práctica del saber, si la antigua religión declina o nace una nueva, si se difunde una nueva corriente de ideas, tiene lugar al mismo tiempo fuertes cambios en la clase dirigente".

El artículo puntualiza, igualmente, que la clase política va de la mano de los cambios que se van produciendo, y si no es capaz de adaptarse, Mosca es tajante: "Las clases políticas declinan inexorablemente cuando ya no pueden ejercer las cualidades mediante las que llegaron al poder".

En ese caso, los individuos que conforman la clase dominante rápidamente serían sustituidos por otros que muestran "nuevas ambiciones, nuevas codicias, nuevas energías" en un proceso que Mosca llama "la renovación molecular de la clase política".

Tras esta serie de repaso del interesante análisis, dije que podemos considerar que en Paraguay lo que existe es una élite política que domina el poder. El comandante agregó que, así como señala el analista, "siempre hay una élite dentro de la élite" y que, finalmente, es ésta la que define el camino que se tomará.

Agregó que no es nada alentador depender de la voluntad o criterio de unos pocos, para nada, y que la única herramienta que tiene el ciudadano para revertir la situación es el control y la participación, involucrándose en las acciones para llegar a destronar a la clase con la que no está de acuerdo; aunque deberá cuidar que los que vengan no sean del mismo tipo de élite. Eso.

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