Rosalino Duarte

Periodista

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Especialista afirma que el político que solo recurre a las redes para enviar su mensaje, se equivoca.

Las redes sociales ingresaron con mucha fuerza en nuestra vida cotidiana y son consideradas, por lo que vemos, como una herramienta más que importante para políticos, empresarios y gobiernos, entre otros.

Aquí enfocamos el tema desde el punto de vista político y muchas de las interrogantes que tenemos al respecto, nos responde en esta entrevista el experto en comunicación global, Ricardo Rivas.

Afirma que este instrumento solo no sirve de mucho para quienes pretenden llegar a un cargo o cuando se quiere que el dato o la información alcance a la mayor cantidad de público posible.

-¿Cuál es su concepto con respecto a las redes?

-La gran irrupción en comunicación empresarial, política, gubernamental, son las redes. Irrumpen de una manera que no es la más efectiva. Mucha gente cree que las redes lo son todo y para que las redes lo sean todo tendríamos que tener una sociedad absolutamente conectada con ciudadanos de todas las edades con acceso a internet en todas sus formas y esto no es así.

-¿Puede ilustrar con algunos ejemplos?

-Pongo el ejemplo de Julian Assange, el creador de WikiLeaks. Este señor se dedicó muchos años al espionaje y un día dice: esto no lo puedo hacer más. Cuando decidió revelar el dispositivo de espionaje global montado por la Agencia de Seguridad Nacional (NSA, por sus siglas en inglés) norteamericano para violar la intimidad de millones de personas –consciente, seguramente de los limitados alcances de las redes–, acordó que sus revelaciones irían en simultáneo publicándose en los diarios Le Monde (Francia), The Guardian (Reino Unido), El País (España), The New York Times (Estados Unidos) y Der Spiegel (Alemania).

-¿Las redes tienen poca efectividad?

-Para que quede claro: las redes, definitivamente, son limitadas en sus alcances y esto no hay que perderlo de vista. Assange sabía que si solamente lo revelaba por las redes, mucha gente iba a quedar fuera. Más recientemente está el caso de Panamá Pappers, que fue exactamente igual. Se trata de un consorcio de investigación que tiene toda la data, pero también recurrió a los diarios. Los medios tradicionales, por llamarlo de alguna manera, son los que nos aseguran la masividad.

-Sin embargo, va en aumento su utilización por parte de los políticos…

-Aquel que imagine que va a comunicar solo por las redes se está equivocando, de la misma forma que aquél que va a trabajar solamente con los medios tradicionales. Esas equivocaciones devienen por creer que las redes son todo.

Las comunicaciones políticas tienen que ser masivas siempre. Se trata de conseguir seducir a la mayor cantidad de gente para que me acompañe con su voto.

Entonces, lejos está de la posibilidad de la masividad si se va solo por las redes y solo por los diarios, o la tele o la radio. Yo tengo que ser lo más abarcativo posible.

-¿Desde su experiencia, se tienen en cuenta las ideologías?

-En muchas oportunidades nos encontramos con quienes asocian a la comunicación con la cuestión ideológica. La comunicación no es una ideología.

Es una cuestión de culturas, porque cualquiera puede decir lo que quiera, pensando en términos de derecha o de izquierda o imaginando comunicación de centro, pero aquel que recibe la comunicación la descodifica conforme a su conocimiento. El límite de la opinión pública es el conocimiento. Me refiero a la gran comunicación.

-¿Acá es como que se tienen dos realidades?

-Cuando el actor social, político, gremial o empresarial confunde realidad virtual con realidad real, por decirlo de alguna manera, se llega a la confusión. Muchos cuentan con todos los medios posibles (Twitter, Facebook, etc.). Y uno le pregunta: qué va a decir, a quién te vas a dirigir. Entonces ese señor se paraliza. Nosotros nos encontramos con gente diciendo cosas que realmente no le importa a nadie y necesita de alguien que le esté guiando, decirle adónde quiere llegar.

-Muchos políticos tienen sus páginas en las redes y controlan el Me Gusta para medir su grado de aceptación…

-Hablábamos recién de realidad virtual y realidad real. El Me Gusta es un recurso que habitualmente permite ver que alguien está mirando tu página. Alguien te pide que ponga Me Gusta y bueno, vos pones Me Gusta, porque no importa, y mañana podes poner No Me Gusta. Está emergiendo una nueva realidad que no tiene nada que ver con las prácticas sociales o políticas, deportivas y amistosas de antes.

Antes el político iba casa por casa a visitar a su gente. Hoy hay gente que trabaja de la misma manera, pero en las redes. Pero al no estar ese contacto cara a cara, que verdaderamente socializa, la cosa es difícil. Vale decir, confundir que tengo un seguidor o que tengo un amigo, entre comillas, porque alguien me puso Me Gusta es un riesgo muy alto, porque a la hora de los votos se ven los resultados reales.

-¿Cómo funciona esto a nivel mundial?

-Esto es algo que ocurre en el mundo. Esos que utilizan las redes mucha gente deja afuera. En nuestra región donde nos falta electricidad, ¿en dónde enchufo la computadora? Estamos hablando de acción política o de empresas o a nivel gubernamental. Entonces, se generan situaciones desafortunadas, porque uno cree que está haciendo el esfuerzo para llegar a más, pero está llegando a mucho menos de lo que se imagina. Esto no hay que perderlo de vista.

-¿Esa comunicación integral sería lo único válido para cualquiera que pretende llegar a un cargo?

-La comunicación tiene que ser integral, caso contrario seguramente será ineficiente. Tiene que ser esa herramienta necesaria para disputar en todo terreno; para disputar y hacerse conocer; para presentarse, para poder decir aquí estoy yo, estos son mis proyectos.

Sin eso no se llega. Seremos nosotros los consultores lo que le diremos a los consultantes, mirá: por las características de la población a la que te vas a dirigir, hay que llegar de tal manera, con tanto de esto, con tanto de lo otro. Hoy tenemos muchos métodos y formas para medir audiencias.

-¿Los presupuestos definen lo que hay que hacer?

-Esos datos son cuantitativos, son datos que nos están diciendo, tal programa tiene tantos puntos, rating. Este diario vende tantos ejemplares. Eso es fundamental para hacer una inversión publicitaria. Hay políticos que dicen, yo no necesito de esos métodos, porque tengo las redes. Me parece bien, pero le tengo que dar el ejemplo de WikiLeaks y el caso de los Panamá Papers y hay otros casos.

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