Río de Janeiro, Brasil. AFP.
El mexicano Alberto Álvarez, clasificado este lunes para la final olímpica de triple salto, empezó como futbolista, pero su carrera se estrelló ahí con un entrenador que le sometió a un acoso psicológico que le hizo escapar hacia un deporte individual.
Alberto tenía al principio un sueño y era ser futbolista profesional. Estaba jugando en el Playa del Carmen y estaba cerca de dar el salto a la segunda división del fútbol mexicano, pero se cruzó en su camino un entrenador que cambió para siempre su historia.
Le decía que no valía para el fútbol y que no tenía capacidad para ningún deporte. Le sometió a un acoso psicológico tan importante que Álvarez decidió alejarse del fútbol y emprender un deporte en solitario, donde solo su esfuerzo diera resultados sin depender de las decisiones de una tercera persona.
"Un entrenador me trataba muy mal, me dijo que me quedara en casa y que me dedicara a venir falluca. Falluca es como le dicen a lo que traen para vender de contrabando. Eso me marcó mucho y me hizo sentir que no iba a conseguir nunca nada en el fútbol, ni en ningún deporte. Eso es lo que más me marcó y cuando me acuerdo de ello me motiva", relató.