Las actitudes que pretendan provocar reacciones y tratar ridiculizar la integridad de la gente nunca terminan bien. Esta premisa se da en la vida de cada ser humano y, desde luego, se transporta a los campos en los que se desempeña, como la política.

Es innegable que los poderes del Estado deben controlarse y para eso se han determinado los mecanismos constitucionales y legales. Este control, sin embargo, debe darse en el marco del respeto, y no con actitudes payasescas que pretendan socavar no solo la tarea del otro poder, sino de la misma integridad personal. Ya mucho tiempo el país ha sufrido con actuaciones poco felices de los gobernantes de turno y de los que representan a la gente desde unas bancas en el Parlamento.

No debemos olvidar que particularmente en el Congreso se han sucedido, a lo largo de los años, sucesivas actuaciones que dieron muestra de la poca seriedad con la que ejercen sus funciones algunos parlamentarios. Estábamos acostumbrados a que la Cámara de Diputados fuera generalmente el escenario de espectáculos lamentables, pero el Senado no está quedando atrás.

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Lo vivido precisamente hace unos días en el Senado fue un claro ejemplo de la falta de respeto al propio poder del Estado, al ministro de Obras Públicas y Comunicaciones (MOPC), Ramón Jiménez Gaona, y, sobre todo, a la ciudadanía en general.

El senador Eduardo Petta pretendió ridiculizar al secretario de Gobierno mientras éste respondía preguntas en el marco de la interpelación que se planteó en ese estamento parlamentario, pero como ridiculizado quedó él, al punto que tuvo que pedir perdón por su show mediático.

Evidentemente, son este tipo de actitudes descontroladas las que, lamentablemente, confirman que desde algunos sectores antes que colaborar para levantar a este país que ha sufrido décadas de desidia, tienen como objetivo simplemente lanzar acusaciones para tratar de desacreditar lo que se hace, utilizando el medio que sea siempre y cuando tengan repercusión mediática.

De la ridiculez que fue testigo toda la ciudadanía, también se pudo constatar que en el Senado puede primar la sensatez. Por mayoría, incluidos votos de legisladores férreamente opuestos al Gobierno, dio luz verde al proyecto de crédito de 30 millones de dólares del Banco Interamericano de Desarrollo (BID),

que permitirá el desarrollo de planes de urbanización en Asunción, la construcción de viviendas en la zona conocida como Chacarita Alta, y un plan de fortalecimiento de la Senavitat. Ahora queda que se apruebe en la Cámara de Diputados.

El proyecto denominado "Transformación Integral del Barrio de la Chacarita Alta en el Área Metropolitana de Asunción, Paraguay", tiene como objetivo mejorar la calidad de vida de residentes de la populosa zona, impulsando un proceso de participación comunitaria y apoyo a las actividades económicas del barrio.

Para que los senadores respalden el proyecto, la ministra de la Secretaría Nacional de la Vivienda y el Hábitat (Senavitat), Soledad Núñez, tuvo que ir hasta la sede legislativa en tres oportunidades para explicar el alcance de la iniciativa. Respondió a las consultas y si bien algunos legisladores aclararon que tenían algunas dudas, explicaron que votaban a favor como muestra de confianza a la gestión de la ministra. Este hecho no es menor, atendiendo a que vivimos en un país en el que la desconfianza, sobre todo política, es una arista común.

La ministra Núñez, como era de esperarse, agradeció la confianza y ratificó que su administración seguirá por la misma senda de la transparencia, como lo ha demostrado desde que asumió el cargo.

El proyecto de crédito del BID está dividido en tres componentes. El primero se refiere al mejoramiento y ampliación de viviendas; el segundo, al mejoramiento integral barrio Chacarita Alta, y el tercero, al fortalecimiento institucional de la Senavitat.

En la misma sesión, los senadores no reunieron los votos necesarios para el voto censura al presidente del Indert, Justo Cárdenas, quien se había mostrado favorable a acudir a la interpelación que fue planteada.

Es decir, tanto Jiménez Gaona como Cárdenas, cumpliendo con lo establecido por el Senado, acudieron al llamado para dar explicaciones. El sistema debe funcionar así, cada uno cumpliendo sus funciones, pero siempre en el marco del respeto, de ambas partes.

El Senado, que vive como siempre una división política natural por la diversidad de representaciones, en una semana dio muestra de cómo puede actuar, en uno u otro sentido. Tiene dos caminos: seguir con actitudes payasescas o actuar con sensatez. La gente, de seguro, espera que prime la sensatez.

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