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En cualquier otra circunstancia, ciudadanos respetuosos de la ley confiscando llaves de vehículos, hervidores eléctricos hediendo a carne de cangrejo y otras 20 y tantas cosas que no se permiten en los apartamentos: estos fenómenos parecen no estar conectados, pero los locales ven un culpable en común: los turistas.

Turistas problemáticos no son nada nuevo: "A pesar de que hay algunas cosas desagradables en Venecia, no hay nada tan desagradable como los visitantes", bromeó Henry James.

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Sin embargo, el volumen de turistas en los destinos más populares es nuevo, como lo es el hecho de que muchos lugares están restringiendo o incluso prohibiendo el ingreso de visitantes.

A partir de octubre, los turistas serán rechazados de la isla de Koh Tachai, un paraíso de buceo en Tailandia. Se busca salvar de la muerte al coral apartando un millar de aletas de plástico. Sombrillas y parasoles también desaparecerán de tres islas cercanas. En la temporada de verano, unos 10.000 turistas al día se descargan de los cruceros en frente a las aguas de Santorini, una isla griega. Las autoridades ahora tienen un tope de 8.000 al día.

En las Seychelles, el gobierno prohibió indefinidamente grandes emprendimientos hoteleros. Tanto Amsterdam como Barcelona también prohibieron la construcción de nuevos complejos en el centro de la ciudad con tal de apaciguar a los locales. Eso responde a la queja común de los residentes, quienes dicen que los frutos del turismo van sobre todo a las grandes empresas, tales como grupos hoteleros, y no a los pequeños empresarios de base local.

Sin embargo, el bloqueo de nuevos Hilton hace poco para detener el crecimiento de Airbnb, el servicio de habitaciones compartidas, otra razón por la cual algunos destinos tienen últimamente una gran afluencia de visitantes. Airbnb está haciendo que el costo de vida en la ciudad quede fuera del alcance de los residentes, así como está sobrepoblando los centros urbanos, muchos se quejan.

Las autoridades de Barcelona, Berlín e Islandia respondieron con nuevos límites para Airbnb, pero es poco probable que satisfaga a todos los residentes. "Turista: té eres el terrorista" se puede encontrar pintado en una pared en Palma de Mallorca. En Nueva Zelanda, las personas están confiscando las llaves de los coche de los turistas que supuestamente conducen mal.

Este verano en Barcelona, alrededor de ocho de cada 10 personas en Las Ramblas, una calle famosa, serán turistas. Muchos residentes dicen que sus hogares están convirtiéndose en "parques de Disney".

Los operadores de Disneyland pueden interpretar eso como exagerado: turistas desnudos y borrachos, un boom en alquileres ilegales de apartamentos y demasiadas tiendas de baratijas son grandes problemas en Barcelona antes que en la compañía americana de parques temáticos. La nueva intendente de la ciudad, Ada Colau, fue elegida por prometer medidas drásticas contra los turistas.

Y los chinos lideran las críticas. Uno de cada 10 turistas internacionales ahora proviene de China. Los hoteleros de Seychelles están molestos con uno de sus hábitos, que consiste en hervir los cangrejos frescos en las pavas eléctricas y en las habitaciones.

El año pasado, el jefe del cuerpo de turismo de Nueva Zelanda admitió que el crecimiento en el número de visitantes chinos es mayor de lo que le gustaría.

Marcos Tanzer, director de la Asociación de Agentes de Viajes Británicos, advirtió que, sin controles, los turistas podrían matar el turismo. Las autoridades locales tendrán que ir con cuidado al poner esos controles en su lugar.

Actualmente, el turismo representa casi una décima parte del PIB mundial y es una fuente fiable de crecimiento para muchos lugares que de otro modo, tendría más dificultades para crecer. En Barcelona, el turismo proporciona 120.000 puestos de trabajo y en Seychelles fue casi dos tercios del PIB el año pasado.

Muchos de los problemas, de hecho, pueden ser causados, tanto por la planificación inadecuada de los gobiernos locales como por un exceso de excursionistas. Los gobiernos pueden ser lentos para construir infraestructura que podrían aliviar la carga. Por ejemplo, baños públicos gratuitos para aquellos turistas que están con un presupuesto ajustado. No todos son buenos en la elaboración de normas que protejan al ambiente local, sin desalentar por completo a los turistas.

Tendrán que ser mejores en eso. Grandes multitudes de visitantes pueden ser un nuevo desafío, pero es uno que está aquí para quedarse.

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