Por Christian Pérez
En las copas internacionales se usan todos los recursos, dentro y fuera de la cancha, pero Sol está lejos de aprender esas reglas y además del fútbol demostrado en el torneo local, también le faltó picardía y más carácter.
Si bien en el global, el cuadro paraguayo fue muy superior en cuanto a ocasiones de gol, le faltó consistencia y mayor serenidad en el mediocampo. Pero este defecto tiene una explicación; el equipo de Sanguinetti se acostumbró a jugar con Cristian Sosa, ayer suspendido y su ausencia fue un sufrimiento para el equipo.
Blas Díaz intentó suplirlo, fue el que más retrocedió para buscar armar las jugadas, pero este posee virtudes distintos a la del capitán.
Con un 4-3-3 claro al inicio, el equipo local atropelló al cuadro boliviano, pero sin claridad; todo era empuje y mucho choque. Así, enredando y todo Sol insinuó ser peligroso.
Wilstermann creó tan poco, que el gol tuvo que venir de un regalo solense. Al inicio de la complementaria, Velázquez y Silva, en un desentendimiento, se quedaron quietos para que el corpulento Gilbert Álvarez castigue al pueblo azul.
Con empuje, corazón y desesperación, Sol pudo llegar al empate a falta de diez minutos. El chileno Díaz se cargó al equipo, dejó a tres bolivianos atrás, dio un pase exacto, para que Duré haga la cortina y el "Super Pinti" destrozó la resistencia de Olivares, quien fue gran responsable del empate, tapando pelotas increíbles en las desesperadas llegadas del cuadro danzarín.
El 1-1 complica al equipo paraguayo, que deberá ir obligado a convertir el miércoles en la altura de Cochabamba.