Por Richard E. Ferreira-Candia
Periodista, analista y docente
Hagamos un ejercicio. En el lugar donde encuentre un paréntesis con un asterisco (*) agregue la palabra "política" y un paréntesis con dos asteriscos (**) cambie por "político".
Comencemos:
El arte de la guerra (*) se basa en el engaño (**), por ese motivo debes fingir que eres un inepto (**) cuando en realidad seas capaz, y simular pasividad (*) cuando estés decidido a atacar. Asimismo, aparenta que te alejas aunque tu objetivo (**) esté próximo, y si ya estás cerca, hazle creer que estás alejado del mismo.
El enemigo (**) es codicioso. Debes atraerlo con señuelos, ofreciéndole pequeñas victorias. Busca simular desorden (**) para posteriormente atacarlo cuando menos se lo espera. Cuando el adversario (**) tenga concentradas sus fuerzas, debes evitarlo transitoriamente.
Por otro lado, si lo observas que se encuentra en el auge de sus fuerzas, busca la forma de provocarlo, confundirle; en ese momento podrás atacarlo abiertamente. Si su comandante (**) actúa con moderación y prudencia (*), busca estimular su arrogancia (*) para que actúe arbitrariamente.
Cuando el enemigo (**) esté descansando luego de los entrenamientos, y se encuentre en buen estado de ánimo, acósalo hasta lograr su fatiga (*). Si transcurre la armonía (*) entre sus filas, trata siempre de sembrar la discordia (*).
¿Qué tal? Si quiere, puede repetirlo, para que quede más clara la intención del ejercicio. Si no lo necesita, continuemos, entonces.
El texto, sin los paréntesis y los asteriscos, es una transcripción de una parte del libro "El arte de la guerra", una obra que, según su propia descripción, fue tomada por militares y políticos de todos los tiempos como medio de inspiración para enfrentar no solamente sus conflictos, sino también para argumentar sus hábiles decisiones políticas.
Su autor, Sun Tzu, vivió –se supone– entre los años 700 y 400 antes de Cristo en el reino de Qi, en China. Es de lectura obligada para quienes deseen ejercer la política o la comunicación política, para que comprendan cómo funciona el sistema político, incluido Paraguay, donde el arte de la guerra (*) es pan de cada día, aunque probablemente, sin un sentido estratégico, sino de lo que sale, a los tumbos.
El comandante me había mostrado el texto-ejercicio que tenía impreso en una hoja. Lo hice dos veces y cada vez que pasaba una frase me venía a la mente escenas políticas recientes entre los actores políticos de nuestro medio. Estábamos, una vez más, compartiendo las acostumbradas tazas de café negro, sin azúcar, en el altillo del Café Literario, mientras conversábamos sobre el tenso clima actual.
Nada nuevo, es un clima hasta normal en la política paraguaya, dijo el comandante. La política, a nivel general, siempre fue vinculada a palabras bélicas, agregó para luego ejemplificar lo que señalaba: escuchamos siempre que hay "una guerra política", que alguien "venció a su oponente", que hay "batalla electoral", que hay "enemigos políticos", que "hay que atacar a los enemigos" o "hay que defenderse del enemigo", se da una "contienda electoral", y, como mínimo, se suceden "enfrentamientos políticos" o se vive una "crispación política", como ahora se menciona que hay entre el Ejecutivo y el Senado.
Luego de tomar un sorbo de café, dijo que Sun Tzu también decía que como la estrategia de la guerra se basa en el engaño, es necesario apoyarse en ardiles y trampas ingeniosas para arribar al triunfo final. ¿No es lo que diariamente vemos en el ámbito político? Las estrategias de ataque, descalificaciones, campañas y demás "ardiles y trampas ingeniosas" son moneda común en el gran escenario político nacional.
Pero vivimos en permanente lucha política, comandante, le indiqué.
Y seguiremos así, enfatizó, porque pareciera ser que es el único modelo de hacer política que aprendieron nuestros políticos. Y lo peor, Ferreira, es que el enfrentamiento no solo deja heridos entre los que se enfrentan, sino también deja gravemente herida a la gente. Los que salen perdiendo en toda confrontación son los que realmente necesitan de la atención de la clase política.
Acá falta responsabilidad de los que están enfrentados, de cada uno de los sectores. Nadie pide que coincidan en todo, pero como decíamos hace poco, es necesario que se dé un "alto al fuego" (otra terminología bélica usada para la política), para que se enfoquen en lo que realmente interesa: la gente.
Tomó su último sorbo de café, y antes de irse el comandante indicó: Sun Tzu sostiene en "El arte de la guerra" que para ganar una es necesario el engaño, pero también decía que la mejor victoria siempre será ganar sin llegar al combate, porque ello permitirá que no se destruya todo. Lamentablemente, la guerra (**) sin sentido ya está en marcha hace mucho tiempo en Paraguay. Solo nos queda pedir la paz.