Para Marta Guerreño López, estar lejos del país no es fácil. Ella reside en Córdoba capital desde hace 30 años y, en conversación con La Nación, dice que se extraña mucho a Paraguay. Se extraña a la gente, la costumbre, los afectos. Menciona que una de las cosas que le llama la atención cuando se habla de los migrantes paraguayos es que exista una especie de discordia entre la gente que se queda en Paraguay. Dice, en ese sentido, que nadie puede saber los motivos que lleva a una persona a abandonar su familia e ir a probar suerte a otro lado.

"La mayoría de los compatriotas que residen en suelo guaraní cree que tiene más derechos que nosotros que vivimos afuera. Muchos de los que están afueran se sienten paraguayos olvidados y por ello debieron dejar su patria", expresa Guerreño. La mujer es actualmente presidenta de la Casa Paraguaya y de la Unión de Colectividades de Inmigrantes (UCI) de Córdoba, una organización que aglutina a miles de paraguayos, ecuatorianos, bolivianos, peruanos y ciudadanos de otras nacionalidades que viven en dicha provincia argentina y que, a partir de un trabajo colectivo, busca crear mejores oportunidades para todos.

Guerreño cuenta que actualmente tienen registrados a unos 12.000 paraguayos residentes en toda la provincia. No obstante, la mayoría vive en Córdoba capital y los demás están distribuidos en ciudades cercanas. En capital, existen tres barrios en donde prácticamente todos son migrantes y los paraguayos marcan presencia. Se habla guaraní, se toma tereré, se escucha polca y se come chipa, en lo posible. Es decir, ese espacio en suelo argentino se convierte en una pequeña isla paraguaya.

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Una gran lucha

Sin embargo, ganarse el respeto de la gente y lograr que los residentes de un país miren a los extranjeros con buenos ojos no es algo que se logra de la noche a la mañana. Para los paraguayos en Córdoba, les costó trabajo y paciencia. "Hay que acostumbrarse a otro país, lidiar con la discriminación, trabajar o estudiar el doble para demostrar que valemos también. Algunos luchamos en la universidad para que nos respeten y nos consideren, la gran mayoría lucha día a día en sus lugares de trabajo para honrar la patria", afirma la mujer.

Señala que estar fuera del país representa demostrar todos los días estar capacitado para hacer ciertos trabajos. "Lo bueno es que los argentinos (sobre todo los cordobeses) no son necios, cuesta, pero aprenden a respetar y valorar", expresa Guerreño.

Los compatriotas tienen un diversificado campo laboral en Córdoba. Los hombres, por lo general, se dedican a la construcción de obras. Las mujeres, a su vez, tiene una alta participación en los servicios domésticos. Sin embargo, de un tiempo a esta parte, muchos jóvenes también llegaron para estudiar y capacitarse. En ese sentido, la Casa Paraguaya registra a unos 100 jóvenes paraguayos que están cursando alguna carrera universitaria en universidades cordobesas. En efecto, Guerreño hizo estudios universitarios en relaciones públicas y es investigadora por la Universidad Católica de Córdoba.

"En estos últimos años también hay compatriotas que se dedican a la gastronomía, ayudantes de cocinas, mozos, etc.", señala Guerreño. Cuenta que los compatriotas que están en Córdoba en su mayoría son del interior. En cuanto a la proporción de mujeres y varones, según los datos de la Casa, existe casi una igualdad en cantidad. Sin embargo, son los hombres quienes más salen de la casa, ya que un porcentaje importante de mujeres son amas de casa o realizan algún tipo de trabajo desde sus hogares.

Documentación y encuentros

La Casa Paraguaya, creada hace 51 años, sirve de punto de encuentro para los paraguayos de Córdoba y es, además, el lugar en donde se pueden obtener todas las informaciones necesarias para los migrantes compatriotas, principalmente, en lo referente a las gestiones para obtener las documentaciones necesarias de residencia. De hecho, Guerreño es una de las principales referentes en cuanto a la situación de los migrantes en Córdoba. Actualmente es la presidenta de la UCI, en donde convergen 38 organizaciones de 26 países de todo el mundo. Tienen reuniones cada tanto y una de las principales luchas desde esta organización fue tener la posibilidad de votar en el extranjero.

Desde el 1 de agosto pasado, los paraguayos residentes en el extranjero ya pueden votar. Para Guerreño y su comunidad, se trata de una gran victoria, ya que desde hace años que vienen insistiendo en obtener este derecho.

Otro de los trabajos que emprenden desde la Casa es generar préstamos para pymes de paraguayos emprendedores. Muchos de ellos invierten ese dinero en la creación de negocios como despensas o comercios. La comunidad paraguaya, poco a poco, está empezando a generar sus propios ingresos. Igualmente, la Casa sirve para encuentros de confraternidad, hacer actos culturales o festejar los eventos patrios paraguayos.

Con la esperanza de tener una vida más digna, muchos de los paraguayos en Córdoba abandonaron Paraguay buscando nuevos horizontes. Hoy han forjado prácticamente una comunidad que, haciendo honor a Augusto Roa Bastos, se convirtió en una pequeña isla paraguaya rodeada de tierra en donde todavía se mantienen las costumbres paraguayas a pesar de los kilómetros de distancia.

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