POR ÓSCAR GÓMEZ

De película. Las más de nueve mil personas que estuvieron presentes ayer en el Manuel Ferreira más que para ver a Olimpia, fueron por un motivo especial: ver a Roque Santa Cruz. Tras 17 años, el hijo pródigo volvía a casa y todo esperaban verlo por lo menos algunos minutos en cancha. Su ingreso al terreno de juego a los 20 minutos de la complementaria ya pagó la entrada de todos los presentes en el estadio.

Pero Roque no se conformó con solo ingresar. Quería que su retorno sea histórico con todas las letras. Demostró que su extraordinaria calidad sigue más intacta que nunca, asistiendo en el tercer gol decano, que llegó por intermedio de Julián Benítez y en tiempo de descuento le puso la frutillita a la torta.

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Rodi Ferreira –quien tenía un año de vida cuando Roque se iba de Olimpia para iniciar su periplo europeo– armó la jugada por la derecha y metió el centro para Santa Cruz.

El '24' la bajó primero y se tomó el tiempo para definir esquinado ante la salida desesperada de Servín, para que el Bosque de Para Uno ruja y el festejo se extienda durante varios minutos, como tratando de que ese grito de gol llene los 17 años que pasó la institución sin su hijo más mimado de los últimos años.

En el primer tiempo, cuando Capiatá parecía llegar hasta el arco de Barreto con mayor asiduidad y peligro, una genialidad de William Mendieta adelantó a Olimpia en el marcador.

Cabe destacar el superlativo trabajo de Gianlucca Fatecha, que pudo haber quedado opacado tras el gol de Santa Cruz, pero que no le quita importancia, asistiendo (a Fredy para el segundo) y haciendo jugar a sus compañeros. Julián también anotó su nombre entre los goleadores.

Luis Cáceres y Hernán Villalba fueron otros que se destacaron, junto a Cristian Riveros en la mitad de cancha. El Decano se libró de su sombra negra con goles y con un partido que quedará por mucho tiempo en la retina del hincha franjeado.

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