Washington, EEUU. AFP.

Donald Trump.[/caption]

Tras las respectivas nominaciones, la demócrata Hillary Clinton y el republicano Donald Trump se disponen a apretar el acelerador hasta llegar a la Casa Blanca, en lo que se perfila como una violenta carrera entre dos figuras más odiadas que queridas.

Ex primera dama, ex senadora y ex jefa de la diplomacia estadounidense, Clinton reivindicó su triunfo en el largo proceso de primarias demócratas frente al senador Bernie Sanders.

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Clinton, de 68 años, acumuló suficientes delegados y aseguró la investidura del partido en la convención a finales de este julio, en Filadelfia. Clinton vive su máxima hora política, ocho años después de ceder la nominación presidencial al entonces senador Barack Obama y 16 años después que abandonar la Casa Blanca.

Hillary Clinton recibió la antorcha del Partido Demócrata, directamente del presidente Barack Obama, durante la convención de la semana pasada. Ambos coinciden en decir que Trump es un peligro para la democracia.[/caption]

La candidata abrazó su rol de pionera –primera mujer candidata presidencial por uno de los partidos importantes estadounidenses–, inscribiendo su triunfo en la herencia de los movimientos a favor de los derechos de la mujer y las minorías.

La carrera que comienza es inédita, en tanto enfrenta a una mujer con décadas de experiencia política con un neófito hombre de negocios. Pero además como nunca antes en la historia reciente dos figuras que generan tanta polarización irán al asalto de la Casa Blanca. En ese concurso de impopularidad, Clinton dibuja a Trump como un hombre impulsivo y divisivo.

Trump explota el talón de Aquiles de la demócrata: la investigación del FBI sobre su uso de un servidor privado de correos electrónicos cuando era secretaria de Estado (2009-2013) y el financiamiento extranjero de la fundación de beneficencia Clinton. "Los Clinton han convertido el enriquecimiento personal en un arte", afirmó el magnate. "Han hecho cientos de millones de dólares vendiendo acceso y favores".

La preferencia de Trump por los ataques personales por encima del debate de ideas presagia un violento choque. "Clinton tiene un profundo conocimiento de los temas y un programa detallado, pero como Trump no los tiene, nadie se interesa en las diferencias. Y como los dos candidatos suscitan más desconfianza que confianza, más rechazo que atracción, debemos esperar una nivelación hacia abajo", llegó a decir Norman Ornstein, politólogo del American Enterprise Institute, a la AFP.

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