Por: Cristóbal Nicolás Ledesma Salas
Son muchos los aspectos, deportivos y no deportivos, que "copiamos" de nuestros queridos vecinos y que hacen a nuestras vivencias cotidianas. La Argentina es el país predilecto de donde, infelizmente, no siempre adquirimos lo mejor. "Copiar lo bueno es doblemente bueno", dice un viejo refrán y es por ello, seguramente, que nos escapamos de la autenticidad que deberíamos profesar siempre.
Programas de televisión, algunos de pésimo gusto, modas en el lenguaje, sistemas de campeonatos, cánticos de las barras, vestimenta y otras perlas que entran, seguramente, en el rubro del modismo o la onda de estos tiempos.
Carlos Tévez dejó su fantástico paso por el fútbol europeo y volvió a Boca Juniors, Andrés D'Alessandro dejó su marca en el Inter brasileño y volvió a River Plate. Nadie tuvo dudas de que estos jugadores podían haber tomado otro rumbo en el retorno al fútbol argentino; fue hasta una transición natural. Por ello este tipo de futbolistas se siente más valorado, mimado, respetado y su respuesta, a la hora de defender los colores de su club, es espectacular.
Esto le falta, entre tantas cosas, a Cerro Porteño. Sus jugadores no vuelven a casa. La experiencia que pudieron adquirir en la pasantía internacional la pone al servicio de otra institución.
Hoy estamos ante el inminente "nuevo debut" de Roque Luis Santa Cruz en filas de Olimpia, que es el club que sí hace todo lo posible por repatriar a sus ídolos y, si bien no sabemos el rendimiento que tendrá Roque, no tenemos duda de que dará lo mejor por los colores de su institución. El profesionalismo de Roque y esa sensación de saberse bien arropado, querido, va a hacer que su vuelta sea admirada por todos.
El valorar lo nuestro es una de las materias pendientes que debemos revertir. Nuestro extremismo en el juzgamiento va con mucha brusquedad de ser el mejor a ser el peor en solo un pestañeo. Nuestros cambios de postura son muy fuertes, por lo que nuestros jugadores vuelven hasta con una suerte de temor por saber cuál será la reacción de la gente, como si volvieran después de pasar por una vida delincuencial en el exterior. Nos ocurre con los seleccionados, sobrevalorados en otros lares. Desechamos a Óscar "Tacuara" Cardozo, por ejemplo, quien lleva 261 goles anotados en su carrera futbolística; de no creer.
Si nos cuesta ser auténticos, copiemos la reverencia, la pasión de los argentinos a la hora de recibir el retorno de sus ídolos. Esta conducta hará que tengamos mejores resultados en la respuesta al sentimiento hacia la vuelta a casa y, por qué no, la obtención de mejores resultados en lo estrictamente deportivo.
Sabemos que nuestra situación, con la selección nacional, no es la mejor, pero podríamos intentar poner en práctica ese cambio para que todos juntos hagamos fuerzas para ver si se puede revertir esta historia. Al final estamos a cuatro puntos de la cima. Apostemos a los jugadores que vendrán, hagámosle sentir queridos y, quien diría, si le ganamos a Chile y seguimos dejando vivo el sueño de la clasificación al Mundial de Rusia.