Por Roberto Izurieta
analista internacional, escritor, catedrático
Lo he dicho en otros artículos antes: Donald Trump tiene muchas similitudes con Chávez: es demagogo, populista, "outsider", antipartidos, antipoder establecido, contestatario, atrevido y un máster para concitar la atención de los medios con su personalidad egocentrista y excéntrica. Pero Trump no tendrá en esta elección su misma suerte porque las estructuras políticas y sociales en los EUA no se han deteriorado al nivel que se deterioraron en Venezuela durante la crisis de los 90.
Cuando trato de explicar la fuerza que tiene Trump en esta elección muchos me acusan de ser su partidario. Todo lo contrario: la capacidad de analizar a tu contrincante de manera objetiva (dejando las simpatías o antipatías a un lado) es una cualidad estratégica.
Trump tiene fuerza y hasta ahora mucho éxito porque representa cosas reales que están presentes en la sociedad norteamericana. Muchos votantes (sobre todo blancos) están angustiados porque en los EUA están cambiando de una forma que amenaza su prevalencia (y en cierta forma privilegios sociales y económicos). El país en el que crecieron y cuya imagen tienen es un país con una amplia e incuestionable mayoría de ciudadanos blancos y un país bastante homogéneo.
Esa visión se encuentra amenazada porque ahora hay inmigrantes por todo lados, latinos, árabes y algunos de ellos están en una mejor situación económica (sobre todo con la pérdida de los empleos de las manufacturas). También en ese fin de su sociedad homogénea que añoran hay homosexuales que reclaman y ya tienen los mismos derechos. Esto les asusta, les amenaza.
Trump responde a esta amenaza diciendo lo que ellos sienten. Diciendo cosas que no estaban "permitidas" decirlas públicamente porque eran "políticamente incorrectas": son violadores y delincuentes, se roban tus trabajos…
Si bien la crisis económica del 2008 se encuentra en un franco camino de superación, los EUA no han superado los altos niveles de injusticia y desigualdades.
El llamado Tea Party fue el grito desesperado, simplista y demagógico de la crisis del 2008. Pero Trump representa esta nueva etapa, que al igual que Sanders, denuncian que los que más se beneficiaron de la recuperación económica fue Wall Street.
El salario medio en los EUA sigue igual que desde el '91. El 1% de la población (es más, el 0,1%) de la población concentra la mayor parte de la riqueza mundial. Pero Trump es rico!? También se convirtieron en ricos casi todos los populistas que peleaban por los pobres en América Latina: Evita, Chávez, Bucaram y los Kirchner. Porque en política a veces no importa tanto lo que eres sino de qué lado estás. O dicho en otras palabras: eres del lado que estés.
La base de esos descontentos, temores, ansiedades, frustraciones, complejos y prejuicios en los EUA esta fácilmente en un 20% la población y si muchos de ellos se vuelcan a votar, fácilmente podrían llegar a ser un 40% de los votantes.
Parte o aparte de ellos, hay muchos ciudadanos, el típico ciudadano medio norteamericano, que desprecia la sofisticación y rechaza la arrogancia intelectual que algunos líderes demócratas demuestran. Conquistar esos votos de descontentos es la apuesta de Trump: esa es la nueva ecuación electoral que los estrategas de Trump hablan y los demócratas les cuesta escuchar.
En esa nueva ecuación electoral, el voto hispano se vuelve irrelevante. O sea, Trump podría perder el 70% del voto hispano y eso lo compensa llevando a las urnas a menos de un 5% de votantes blancos descontentos.
Eso es posible y probable. Lo que no veo tan probable es que Trump logre romper las estructuras políticas como lo hicieron en su momento Chávez y Correa. Trump lo sabe y, por eso, inició su carrera a la presidencia compitiendo en la interna del Partido Republicano.
Porque sabía que sin uno de los dos grandes partidos no podría llegar a la presidencia. Porque sabía que las estructuras políticas en los EUA, si bien disminuidas y afectadas por la crisis y las consecuencias de la crisis, siguen siendo esenciales en los EUA. No nos imaginaríamos un triunfo de Chávez liderando el partido Copei o AD.
Por eso, pienso que los demócratas tienen todavía las mejores posibilidades de ganar: porque tienen estructura, recursos y saben cómo operar políticamente registrando hispanos y jóvenes, sacando a la gente a votar (sobre todo afroamericanos), sacando más votos de las mujeres y luchando con un ejercito de voluntarios en las calles en los pocos estados que definirán esta elección: sobre todo Virginia, Florida, Carolina del Norte, Pensilvania y Ohio.
No veo que Trump y su campaña no tengan la misma capacidad para conquistar esos votos y los procesos en estos estados que definirán la elección de noviembre. Los EUA no esta en los mismos niveles de crisis económica, social, política y estructural que estuvieron en su momento Venezuela y Ecuador. Por eso, Trump no tendrá el mismo resultado que Chávez o Correa; a pesar de usar los mismos recursos y tácticas electorales.