Por Laura Morel

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Tiene 21 y así como en Londres 2012 fue la atleta más joven de la delegación paraguaya con solo 17 años, en Río 2016 volverá a serlo. Pero, pese a su juventud, quien conversa con Karen Riveros, tiene la sensación de estar hablando con una persona que lleva décadas en el mundo de la natación, entendiendo perfectamente los caminos a seguir para hacer de este un deporte más fructífero.

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Al igual que Benjamín Hockin, accedió a estos Juegos Olímpicos por el principio de universalidad, condición que se apresura en defender, disconforme por la manera en que se interpreta el término "por méritos propios" cada vez que se habla de un clasificado.

"Leo los diarios y siempre dicen 'por méritos propios', refiriéndose a la Marca A. En realidad, el ser atleta es un mérito y el ir a los Juegos Olímpicos es mérito propio. Porque, al menos en mi caso, no tengo apoyo, no tengo beca ni nadie que me ayude económicamente. Claro que la FEPANA y el COP aportan, pero yo no puedo dedicarme netamente a la natación", comienza diciendo.

Karen debe dividir sus tiempos entre la carrera de Arquitectura, con la poca flexibilidad que recibe de parte de su universidad pese a tratarse de una atleta olímpica, entre buscar trabajo y entrenar. "Es por el sistema", afirma. "En otros países, como Estados Unidos, el sistema se adapta al atleta. Acá, el atleta debe adaptarse al sistema. Por todo eso, en Paraguay ser atleta es un mérito enorme. Ser atleta y universitario, mucho más", agrega.

Esta imagen se repite durante cuatro horas por día. Completar 6000 metros de nado es el objetivo. Foto: Alejandro Fretes.

La palabra "invitación" también choca bastante a los atletas, sobre todo cuando alguien considera una clasificación bajo ese rótulo como "fracaso". Le pasó a Karen, a quien algunas personas le dijeron "es un fracaso que Paraguay vaya como invitado de vuelta a unos Juegos". "Les miré y les dije: ¡Dios, Paraguay lleva atletas a los Juegos Olímpicos!".

"Hay gente que tiene ganas de seguir, y si muchas veces los resultados no se dan, hay una evolución que ver a la hora de juzgar. Hay que ver todo el panorama para hablar, ver como uno está dos a dos horas y media por la mañana y por la tarde, encerrado en un natatorio viendo una linea negra y nadando vueltas y vueltas, hasta completar 6000 metros por sesión", sostiene quien con solo17 años vivió en carne propia la crítica de sus propios compatriotas.

"El atleta siente y yo, cuatro años atrás, veía los comentarios de la gente y me afectó muchísimo. Decía: ¡Dios mío, para mí es un logro tan grande y no es suficiente! Tenía el apoyo de mi familia, de mis amigos, pero de mi país no lo sentía. Hoy pasa lo mismo, porque leo lo que escriben y publican, y veo que otra vez no es suficiente", lamenta.

Aquella presión le jugó una mala pasada a Karen en Londres. "Hoy me doy cuenta que estaba preparada físicamente, pero mentalmente fue un choque muy grande". "Ver el estadio lleno, saber que mis padres me estaban viendo, que el Paraguay me estaba mirando y que todos estaban pendientes... Encaré como una forma de 'tengo que dar resultados', y hoy se que no es así, que en realidad debo dar lo mejor y que el resultado es consecuencia de lo que haga en el agua", explica, afirmando que llega "mucho más madura" a Río.

Abanderada del proceso

Es tal su madurez, que asume la misma responsabilidad que hace algunos años cuando, junto a los demás nadadores, reclamaron la culminación de la pileta olímpica del BCP. En aquella ocasión, el abanderado era Hockin. Hoy, Karen lleva en alto la bandera del proceso.

"Las condiciones que se nos dan son mucho mejores que hace cuatro u ocho años. Tenemos una piscina olímpica templada, ya no pasamos frío. Tenemos gimnasio, nutricionistas y preparadores físicos de calidad...", cita, afirmando que "la natación va progresando, y eso es un gran logro para el Paraguay, porque podemos pensar de acá a ocho años en ir con Marca A, en finalistas y, quien sabe, en medallistas mundiales".

Esta es Karen Riveros, la nadadora que ve más allá de sus logros personales, pues anhela un futuro exitoso para su deporte. "Para mí, siempre fue un proceso esto", reconoce. "Y como cualquier proceso, lleva su tiempo, en base a sacrificio y perseverancia. Uno no puede saltar etapas, no puede decir 'hoy empiezo y mañana quiero'. Uno no solo tiene que preocuparse sino ocuparse", afirma.

Y en ello también involucra a todos los paraguayos, resaltando que "detrás de cada atleta hay un sacrificio y detrás de cada persona hay una historia" que se debe considerar "antes de juzgar". "No digo con eso que vamos a aceptar la mediocridad, sino que hay que apoyar y alentar, que si estiramos todos para un mismo lado, capaz lleguemos más lejos", asegura quien considera "un honor estar y nadar en la misma pileta que Michael Phelps, quien cierra su carrera en Río.

"Es un inmenso placer verle competir, porque es una inspiración mía y siempre lo fue. Es una de las leyendas más grandes y un ejemplo enorme", sentencia la nadadora que hoy se lanza a la pileta del Río 2016, viendo más allá del podio.

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