En 1981, la dictadura de Augusto Pinochet sustituyó el sistema de reparto por un mecanismo de capitalización individual. La ley obliga a los trabajadores dependientes a ahorrar un 10% de su sueldo para la jubilación.

El dinero es manejado por las administradoras de fondos de pensiones (AFP), que invierten los fondos en Bolsa y en otros instrumentos financieros.

Según la información de Fundación Sol –dedicada a temas de trabajo, sindicalismo y educación–, en el último cuarto de siglo las AFP pagaron en pensiones apenas un tercio de su millonaria recaudación.

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En el 2015, las ganancias de las administradoras aumentaron un 68%, publicó El Pais de Madrid. "Es el único caso en que los dueños del dinero no tienen derecho a administrarlo", apuntó recientemente el ex presidente Ricardo Lagos (2000-2006), posible carta del centroizquierda para las presidenciales.

"En el sistema capitalista, el que es dueño del dinero lo administra, pero en este caso no. Tiene que haber habido razones muy especiales para ello". Para los coordinadores del movimiento NO Más AFP, el modelo vigente fracasó rotundamente.

Manuel Riesco, economista del Centro de Estudios Nacionales de Desarrollo Alternativo, destacó que "ningún país del mundo tiene un sistema como el chileno". "En cualquier sociedad, con cualquier sistema, los que trabajan tienen que sostener a los que no trabajan, como los niños, inválidos y los viejos. Una sociedad que no los sostiene bien es una sociedad canalla", indicó en TVN.

Por su parte, para los defensores del actual modelo de AFP, volver al sistema de reparto que Chile tenía antes de 1981 sería "una pésima idea". "Las pensiones serían en promedio más bajas", escribió el economista Klaus Schmidt-Hebbel en El Mercurio.

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