El gobierno militar de Augusto Pinochet en Chile terminó hace más de un cuarto de siglo. Pero una de sus políticas más representativas sigue en pie y es más controversial que nunca. Desde 1980 operan en el país fondos privados de pensiones en un esquema que ha sido adoptado en muchos países latinoamericanos, entre ellos Argentina y Perú. Pero muchos chilenos están profundamente descontentos hoy con este modelo, como lo expresaron el domingo miles de manifestantes en las calles de Santiago, pidiendo un cambio profundo en esta estrategia.

El modelo de pensiones chileno consiste en que los ciudadanos depositan sus ahorros de jubilación en cuentas individuales manejadas por entidades privadas del sector financiero, conocidas como Administradoras de Fondos de Pensiones (AFP). El rendimiento de esos fondos determina el monto de la pensión a que cada individuo tiene derecho cuando llega el momento de su jubilación.

El sistema de AFP sustituyó a aquel en el que los trabajadores pagaban una contribución al Estado para financiar las pensiones de los actuales jubilados. Esto con la expectativa de que los futuros trabajadores contribuyeran a su vez cuando les llegara el turno a ellos de ser pensionados. En el esquema anterior, el monto de la pensión era fijo y conocido de antemano. En el actual depende de las fluctuaciones del mercado.

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En su momento, el modelo privado de pensiones fue visto como una invención genial de los llamados Chicago Boys, los economistas entrenados en EEUU que manejaron la economía chilena durante el gobierno militar entre 1973 y 1990. Los fondos privados reemplazaban a un sistema de pensiones estatal que era visto como ineficiente.

Y los ahorros de jubilación de los chilenos, que en el 2015 superaban los US$ 160.000 millones, fueron puestos a disposición de entidades financieras que los reinvertían en la economía nacional, siendo vistos en su momento como el gran combustible que alimentaba lo que se dio en llamar el "milagro chileno". Hoy las cosas se ven distintas.

Descontento por montos de pensión

Hay 10 millones de trabajadores afiliados al sistema. Muchos de los trabajadores que confiaron sus ahorros a esos fondos están jubilándose y no están contentos con el monto de pensión que reciben. Los empleados depositan el 10% de su sueldo en estas cuentas de ahorro pensional, más una cuota de administración que le pagan a la AFP. En promedio, la pensión que reciben los jubilados chilenos llega hoy a alrededor de US$ 300 mensuales.

Esto pese a que las AFP parecen ser bastantes rentables. La prensa chilena cita un informe del investigador Gonzalo Durán de la Fundación Sol, quien asegura que en los primeros nueve meses del 2015 las ganancias de las AFP aumentaron en 71,4% comparadas con el mismo periodo el año anterior

Para aumentar la polémica, la ley que creó esos fondos eximió de participar en ellos a los integrantes de fuerzas militares y otros funcionarios estatales, que al jubilarse siguen recibiendo generosas pensiones. Lo que ha incrementado la furia contra el sistema y ha alimentado las exigencias de un cambio.

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