Por Matías Irala.

Buenos Aires.

Nos encontramos con un animado Javier Zacher en un bar de Buenos Aires. No es para menos, la banda se presentó dos fechas en la capital bonaerense, una en San Miguel y otra en el emblemático Roxy Club –ubicado en Palermo– en el marco del lanzamiento de su nuevo disco "Alma en Peña".

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"Ndirasore, ustedes ya otra vez, nos decían en nuestra ciudad", cuenta con una sonrisa Javier al hablar sobre los inicios. Con 16 años a cuestas, han llevado a la banda a distintos lugares, han tenido que vivir muchas experiencias e incluso reinventaron sus percepciones creativas. Sus canciones son himnos de rock con un estilo muy tereré, como dirían sus fans al tratar de calificar el estilo de la banda.

"Cuando comenzamos a escuchar rock o metal, teníamos que migrar a la casa de otras personas con nuestro cassette Fuji para tratar de conseguir material. Era difícil obtener materiales en aquel entonces, la única forma era el trueque", recuerda.

Salamandra es una de las bandas sobrevivientes a las transiciones del tiempo. Cuando iniciaron, el fenómeno de internet era un privilegio solo para algunas personas. La piratería, el paso de materiales de mano en mano y la necesidad de sostenerse siempre de manera independiente (lejos de los escasos sellos discográficos en ese entonces) llevaron a dotar a la música de una impronta que –a través de la sinceridad de sus integrantes– logró capturar fans.

"Recuerdo un concierto en el extinto bar La Viola, donde terminamos desembolsando dinero porque no había casi público", comenta Zacher. Actualmente la banda es sinónimo de concurrencia cualquiera sea el lugar, lo demostraron al presentarse en bares tan dispares en Asunción donde el público no se caracterizaba por ser particularmente seguidores del estilo.

La nota completa puede leerse en: www.lanacion.com.py.

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