De: Jorge Cohler, jcohler@lanacion.com.py
El presidente del Instituto Nacional de Desarrollo Rural y de la Tierra (Indert), Justo Cárdenas, habla de las prioridades del ente, como la adjudicación de tierras a familias que son sujetas a la reforma agraria.
Resaltó que las transacciones por tierras de Chino Cué, Itakyry, departamento de Alto Paraná, se lograron sin que el Estado tenga que desembolsar dinero alguno, sino por medio de un intercambio por tierras ociosas del Estado en el Chaco.
Destacó, además, que si bien la proporción real de tierras en Alto Paraná y el Chaco es de 1 hectárea por cada 100, se consiguió reducir en las negociaciones ese aspecto y se entregarán 22.000 por las 10.300 que comprende Chino Cué.
-¿En materia de proyección del Indert, qué se espera?
-El objetivo primordial del Indert es la adjudicación de tierra pública y el reordenamiento del patrimonio jurídico del Estado, mediante el cual aquellas tierras que fueron adquiridas a los efectos de la reforma agraria sean efectivamente habitadas por personas que califican como sujetos de la reforma, y no por medianos o grandes productores, porque el Estado no le puede subsidiar a este sector. Esta es una línea trazada por el presidente de la República, Horario Cartes.
-¿Cómo se dieron las negociaciones para la adquisición de Chino Cué?
-Primero quiero destacar que esta semana entregamos certificados de adjudicación de esas tierras a más de 500 familias, que es parte de las 10.300 hectáreas que se permutaron con la empresa Tierras y Negocios, por tierras que pertenecían al Estado paraguayo que se encuentran en situación ociosa en el Chaco paraguayo.
Si quisiéramos vender, sería por un precio muy inferior al que nosotros acordamos permutar, porque si nosotros tuviéramos que pagar en efectivo la deuda del costo de la tierra en Chino Cué, tendríamos que haber pagado unos USS 25.000.000 y está claro que el Estado no tiene esa cantidad de recursos.
-¿Por qué se consideró necesaria esa adquisición de tierras en Alto Paraná?
-A raíz de una situación de urgencia de que el Gobierno le dé una respuesta clara a la problemática social que lleva más de 17 años en Chino Cué. Nosotros pensamos en la posibilidad de la permuta, por lo que le propusimos a la empresa dueña de esas tierras una negociación, que aceptaron en los términos que nosotros propusimos.
A nuestro criterio es absolutamente conveniente porque cobramos G. 400.000 (US$ 100) por hectárea y recibimos tierras cuyo valor de mercado es de US$ 10.000 por hectárea.
-¿Por qué se consideran un logro las negociaciones?
-En términos monetarios, la equivalencia de las tierras de Chino Cué con las del Chaco es de US$ 100 contra US$ 10.000. En equivalencia monetaria la diferencia es 1 contra 10, sin embargo, en cantidad de superficie eso se redujo a apenas 1 contra 5. Entregamos por cada hectárea de Alto Paraná cinco hectáreas en el Chaco paraguayo, sería en total unas 60.000 hectáreas.
Esto trae un gran beneficio al Estado en materia de seguridad social y sobre todo a la gente que va a sentir el beneficio de la permuta, porque va a pagar un precio accesible por tierras que son muy caras.
-¿La deuda ya está saldada con el anterior propietario?
-En parte, nosotros firmamos un convenio que nos permite establecer dentro de un plazo estimativo de 1 año la cantidad de tierras que le podemos otorgar. Desde el Indert ya tenemos localizadas las 60.000 hectáreas en el Chaco que sirvieron del intercambio, solo estamos en trámite de transferencia. Por las primeras 22.000 hectáreas ya se firmó la escritura pública y está inscripto en registros públicos, luego nos quedaría las otras parcelas.
-¿Por qué se trazó como una prioridad la adquisición de estas tierras?
-Esto permitió que el Estado paraguayo cancele la deuda que tenía –de gobiernos anteriores, mediante una ley de expropiación del año 2010– y se logró formalizar a los campesinos habitantes de la tierra y cancelar esa deuda, sin gastar dinero de las arcas públicas.
El primer paso es formalizar la situación de las familias y que cada una tenga su certificado de adjudicación y, posteriormente, con los pagos que vayan haciendo puedan acceder a los títulos de propiedad, que fue bajado por el presidente de la República, Horacio Cartes, en un línea clara que forma parte de la lucha contra la pobreza que estamos abordando institucionalmente.
-¿Qué otras actividades se llevaron a cabo en el Indert en materia de gestión de tierras?
-Desde que empezamos en el Indert nos tocó entregar títulos de propiedad a las Ligas Agrarias, de Jejuí, del departamento de San Pedro, luego de una lucha del sector de más de 40 años, ya que habían sido perseguidas por otros gobiernos.
Además, solucionamos el problema del famoso Laterza Cué, donde se dejó de tener un problema social y se construyó una nueva colonia denominada María Nidia, donde se encuentran 90 familias en plena etapa de desarrollo y también la colonia modelo para este gobierno, que es Santa Lucía, donde antes era un mar de soja y se realizó el traslado de esa gente que estaba viviendo en Ñacunday en un suerte de ilegalidad, asentados en tierras privadas y zona de reserva forestal, justo en el medio, que no podían estar allí.
Así que nosotros les trasladamos hasta Santa Lucía, Alto Paraná, con infraestructura absolutamente completa, con escuelas, casas, calles de todo tiempo y están allí 400 familias, además de la construcción de tanques elevados que lleva agua potable a las familias campesinas. También llegamos a índices nunca alcanzados en materia de recaudación, ejecución presupuestaria, inversión de capital humano y capacitación.
-¿En qué consiste el sistema de agua potable? ¿Quiénes son los adjudicatarios de esos tanques elevados?
-La construcción de sistemas de agua potable, mediante tanques elevados, representa en las colonias de campesinos un avance sumamente importante en calidad de vida. El Indert tiene 1.100 colonias, de los cuales el 50% no cuenta con agua potable y no podemos plantearnos en pleno siglo XXI el desarrollo rural si no somos capaces como Estado de entregarles a estas familias por lo menos agua potable, por lo que tenemos la intención de que al concluir este mandato presidencial, contar con unos 500 nuevos sistemas de agua potable, mediante tanques elevados a lo largo y ancho del país, en colonias del Indert, la necesidad real es de 600 sistemas, pero si alcanzamos 500, ya estaríamos haciendo un aporte importante para la reducción de la pobreza y calidad de vida de esas personas.