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El embajador de Egipto en Israel había estado en Tel Aviv por menos de un mes antes de ser llamado de nuevo a El Cairo. Era noviembre del 2012.

Su gobierno, entonces dirigido por el presidente Mohamed Morsi, de la Hermandad Musulmana, estaba indignado por el bombardeo Israelí de la Franja de Gaza, la cual está controlada por Hamas, una filial de la Hermandad. Morsi también citó al embajador de Israel en El Cairo, donde, un año antes, manifestantes habían irrumpido en la embajada de Israel.

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¡Qué diferencia hacen unos pocos años! En febrero último, el actual presidente de Egipto, Abdel-Fattah al-Sisi, quien derrocó a Morsi en un golpe de Estado, envió un nuevo embajador a Israel, el primero desde el 2012. Sisi había cerrado la frontera de Egipto con Gaza, para gran consternación palestina y también denigró a Hamas. Para completar el giro, ahora hay rumores de que el primer ministro de Israel, Benjamín Netanyahu, pronto visitará a Sisi en Egipto.

Las relaciones más cálidas de Israel con Egipto son una señal de un acercamiento más amplio con el mundo árabe. Netanyahu puede estar exagerando las cosas cuando dice que los líderes árabes ahora ven el Estado judío como un aliado, pero sus prioridades, como contrarrestar a Irán y la lucha contra el terrorismo islámico están cada vez más alineadas.

El cambio ha dejado a los palestinos, alguna vez destinados a coronar la agenda árabe, sintiéndose abandonados.

Un sentido diferente de la traición ha ayudado a que los israelíes y los árabes se acerquen más. El afán del presidente Barack Obama de retirar a los Estados Unidos del Medio Oriente, y sus acuerdos con Irán, que dieron como resultado un acuerdo nuclear firmado el año pasado, alarmó a Israel y a los Estados árabes en la misma medida. Ambas partes temen que Irán haga trampa en el acuerdo y utilice los beneficios económicos para apoyar grupos afines y fomente el caos en Irak, Siria y Yemen.

Así, en silencio, Israel y los estados del Golfo comenzaron a cooperar sobre seguridad.

"Tenemos la misma comprensión de la región", dijo en enero el ex canciller Tzipi Livni, de Israel.

De acuerdo con las autoridades israelíes, la cooperación con Egipto y Jordania, con quienes Israel firmó tratados de paz, es aún mejor.

En abril, el comandante adjunto del ejército israelí hablaba de un nivel "sin precedentes" de intercambio de inteligencia entre los países.

Aviones no tripulados israelíes habían sido autorizados a disparar contra los insurgentes en el Sinaí, donde los combatientes leales al Estado Islámico en Irak y Siria atormentaban al ejército egipcio. Desde que asumió el cargo, en el 2014, Sisi no solo ha cerrado la frontera de Egipto con Gaza, sino también inundó los túneles debajo de ella, túneles por los cuales se llevaba a cabo el tráfico de armas.

"Los egipcios son ahora incluso más anti-Hamas que nosotros mismos", dijo un oficial israelí de alto rango. "Están realmente presionando duro ahora en Gaza".

Egipto, con la esperanza de restablecer su influencia en la región, está tratando de revivir las moribundas conversaciones de paz entre israelíes y palestinos. A tal fin, Sisi envió a su ministro de Asuntos Exteriores a Israel el 10 de julio pasado, la primera visita de este tipo en casi una década.

Netanyahu celebró el esfuerzo, aunque solo sea para evitar una iniciativa de paz liderada por Francia, ya que teme se intente forzar a Israel a aceptar un acuerdo. Un diplomático israelí de alto rango dijo que hay poca esperanza real para una reanudación de conversaciones serias.

La Autoridad Palestina, que gobierna Cisjordania bajo los ojos de Israel, también aplaudió los esfuerzos de Egipto. Hamas, que se quedó fuera de los planes de Egipto, mayormente se quedó en silencio por temor a agraviar a Sisi.

Aun así, algunos palestinos están preocupados porque los Estados árabes estarían dejando que Israel pueda cambiar la Iniciativa de Paz Árabe, la cual pide que Israel se retire de Cisjordania y Gaza, y acepte una "solución justa" para los refugiados palestinos a cambio del reconocimiento de Israel.

"Israel quiere la normalización y quiere lazos políticos con los países árabes, y quiere lograr esto sin resolver el conflicto palestino-israelí", dijo Elías Zananiri de la Organización de Liberación de Palestina, el movimiento liderado alguna vez por Yasser Arafat.

Esto ha contribuido a un sentido más general de malestar entre los palestinos. Los funcionarios en otras partes del mundo árabe hablan más sobre la intromisión de Irán, las guerras en Siria, Irak y Yemen, y sus propios problemas económicos y políticos internos. Tales problemas parecen más apremiantes que su gente.

Además, muchos árabes se resignan a la situación de estancamiento en el proceso de paz. Netanyahu parece intransigente, mientras que los líderes palestinos son vistos como divididos, ineficaces y corruptos.

El presidente Mahmoud Abbas, líder de la Autoridad Palestina, todavía hace las rondas en las capitales árabes y los líderes extranjeros todavía manifiestan su apoyo. Los palestinos son conscientes de su condición disminuida, sin embargo, en una reciente encuesta, el 78% de ellos dijo que su causa ya no era la prioridad árabe y el 59% acusó a los países árabes de aliarse con Israel contra Irán. La cantidad de ayuda que viene de los países árabes a la Autoridad Palestina ha disminuido en más de la mitad en los últimos años. Los fondos del Oeste también han disminuido.

El público en algunos países árabes puede haber suavizado su animadversión hacia el Estado judío. Una organización de encuestas de opinión israelí informó que solo el 18% de los saudíes ven a Israel como la principal amenaza para su país. Sin embargo, la cuestión palestina todavía puede estimular los ánimos. En Egipto, por ejemplo, un miembro del parlamento fue golpeado con un zapato y expulsado por sus colegas después de reunirse con el embajador de Israel en febrero. La bandera de Israel todavía se quema en las protestas en la región.

Lo que realmente incita a las emociones de los árabes son escenas de israelíes matando palestinos. La violencia durante el año pasado ha dejado decenas de israelíes y más de 200 palestinos muertos. La mayoría de los palestinos, según las encuestas, respalda el retorno a una intifada armada. Con el mundo árabe concentrándose en otros lugares, Estados Unidos en medio de una carrera presidencial y el progreso hacia una solución de dos estados estacando, ellos podrían no ver otra forma de captar la atención del mundo.

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