Don Lázaro Rojas fue el padrino de bautismo de Francisco Solano López. Al regalarle a su ahijado un hermoso predio de dos hectáreas frente a la Bahía de Asunción, no imaginaba el destino histórico que tendría el palacio que allí se levantaría, el Palacio de López, una de las obras arquitectónicas más singulares del país.

Hoy es casi una estampa fijada en el paisaje urbano, como queriendo recordarnos quiénes somos. Es el Palacio de Gobierno, y un símbolo del Paraguay. Se halla delimitado por las calles El Paraguayo Independiente, Ayolas (antes Del Paraná) y O'Leary (antigua Paso de Patria, luego Convención).

Así presenta al Palacio de López, actual sede gubernativa, un texto descriptivo de Nila López, bajo el título "El Palacio de Gobierno", editado en la década del 90 del siglo pasado por el Centro de Conservación del Patrimonio Cultural, para rescatar la historia del histórico edificio.

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Lo que hoy es la calle El Paraguayo Independiente era de empedrado hace décadas.

Es indudablemente uno de los edificios más emblemáticos de Paraguay, que reúne dentro de él cientos de leyendas políticas, tramas, conflictos, tristezas, alegrías y, desde luego, la adopción de importantes decisiones para el país. Imponente, y un símbolo del poder y de todo Paraguay, hoy tratamos de rescatar parte de su historia, tomando como fuente el citado libro.

A mediados del Siglo XIX, don Carlos Antonio López había iniciado ya la construcción de varios edificios: el Palacio de Gobierno, la Catedral, iglesias, el Teatro y el Oratorio de la Asunción, escuelas, vías públicas, etcétera. Era en este ambiente que Francisco, el hijo dilecto del presidente, y también él futuro presidente del Paraguay, observaba el inicio de la construcción de su palacio particular.

Los primeros planos para el Palacio del General, como se lo denominó entonces, fueron trazados por el ingeniero húngaro Francisco Wissner de Morgenstern también contratado por el gobierno de don Carlos. Los trabajos de construcción propiamente, comenzaron en 1857 bajo la dirección del arquitecto inglés Alonso Taylor, quien empleó en la obra piedras, madera y ladrillos regionales. Los mármoles y el granito fueron importados.

Una postal fechada en 1909 muestra la parte del Palacio que da hacia el río.

Otros estudiosos afirman que la obra se inició recién en 1861, y hay una versión que adjudica su autoría a Alejandro Ravizza, que dirigiera las obras del Teatro, del Oratorio, del Club Nacional y otras. Pero los cronistas Burton y Masterman, compatriotas de Taylor, aseguran que el constructor fue éste, aunque el trazado "italianizante" sugiere que el diseño fue, efectivamente, de Ravizza. Masterman consideraba al Palacio como "el único edificio hermoso" de la ciudad, pero su compatriota Burton decía que era "una construcción extravagante, una especie de Palacio de Buckingham edificado sobre el abrupto declive del río".

Los ladrillos para la construcción se prepararon en las olerías públicas de Tacumbú. Las piedras de los cimientos fueron extraídas de las canteras del Estado existentes en Emboscada y Altos. El maderamen fue extraído de los bosques y obrajes de Yaguarón y Ñeembucú y de la fundición la Rosada, de Ybycuí, se trajeron las piezas de hierro.

Imagen antigua del Palacio donde se puede observar que tenía palmeras en los jardines.

LA GUERRA

En 1867, el Palacio de López estaba casi concluido y solo faltaban algunos detalles de la terminación, pero al comenzar la Guerra contra la Triple Alianza el general López tuvo que dejar Asunción para comandar la defensa del país, sin poder inaugurar su residencia.

Los bombardeos previos a la ocupación de la capital causaron serios daños a la estructura del flamante edificio. Las tropas de ocupación utilizaron el sitio como cuartel, y los corredores sirvieron de caballeriza durante el desarrollo de la guerra y años posteriores de ocupación. Pobres mujeres desahuciadas también se "adueñaron" del lugar para fungir de prostitutas.

Además de los daños sufridos en los bombardeos de la escuadra imperial brasileña, la residencia deshabitada fue objeto de saqueos.

RECONSTRUCCIÓN

Por decreto del Poder Ejecutivo firmado por el presidente Juan Gualberto González se ordenó la refacción y terminación de la antigua obra, para que fuera patrimonio del Estado, sede del Gobierno Nacional. Allí se trasladarían el despacho presidencial y los de los ministros, arrinconados en los bajos del Cabildo (Presidencia e Interior) y en la vieja casa que ocupara el doctor Francia (Guerra, Hacienda, Relaciones Exteriores y oficinas administrativas).

La reconstrucción se inició en 1886 cuando faltaba la totalidad de las carpinterías. Se eliminaron los grupos escultóricos, bajando los leones y las estatuas a los sótanos. En sus adyacencias podía verse uno de los leones casi intacto, el otro mutilado y los fragmentos, dispersos…

La inauguración del nuevo palacio se realizó el 12 de octubre de 1892 con una exposición de productos nacionales, al cumplirse en esa fecha el cuarto centenario del descubrimiento de América. Según las crónicas de la época, el éxito fue brillante y grande el entusiasmo público que despertó aquel extraordinario suceso: los salones y corredores quedaron por primera vez a la vista de los visitantes, atraídos por la muestra y por la belleza del palacio. Todo el perímetro de la propiedad donde está asentado el edificio fue protegido por un enrejado de apreciable altura.

El presidente Juan G. González no pudo instalar su despacho en la nueva sede gubernativa, porque en junio de 1894 fue depuesto por un golpe y en su reemplazo asumió la presidencia el vicepresidente Marcos Morínigo, quien tampoco tuvo tiempo de ubicar en el edificio las dependencias administrativas del Gobierno. Recién el 25 de noviembre de 1894 el general Juan Bautista Egusquiza concretó la utilización efectiva del lugar como Palacio de Gobierno del Paraguay, y posteriormente se realizaron algunas adaptaciones.

El despacho del presidente de la República se hallaba ubicado en la planta alta del edificio hasta 1949, año en que el presidente Felipe Molas López lo hizo trasladar al piso inferior, en el ala este.

Fuente: "El Palacio de Gobierno", de Nila López, editado por el Centro de Conservación del Patrimonio Cultural.

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