Andrew Ross Sorkin
Si las opiniones de negocios de Mike Pence, gobernador de Indiana –más conocido como compañero de fórmula de Donald J. Trump– tienen alguna consistencia, es que suelen estar enfrentadas a las del propio Trump, que ha basado su campaña en su experiencia en los negocios.
Entre las propuestas de ley a las que se opuso Pence cuando era congresista estuvieron aquellos que a fin de cuentas tuvieron las mayores repercusiones en Wall Street y en la industria de Estados Unidos: el rescate de la industria financiera por 700.000 millones de dólares –llamado programa de alivio de bienes en apuros (TARP)– y el rescate de la industria automotriz.
Por el otro lado, Pence votó en favor de enmendar la constitución a fin de requerir un presupuesto equilibrado y en favor de bajarles los impuestos a los ricos y a las grandes empresas.
Las opiniones de Trump en estos asuntos no están registradas del mismo modo en que están registrados los votos de Pence en el Congreso, pero las señales que el presunto candidato republicano ha dado en Estados Unidos apariciones ante los medios indican que los dos están muy lejos de estar en sintonía.
Claro, esto probablemente no le importe a Trump: cuando se le preguntó en "60 Minutes" sobre el voto de Pence en favor de la guerra de Irak –voto por el cual ha criticado duramente a Hillary Clinton–, él respondió que no le importa.
Echemos un vistazo al pasado. En el 2008, con la economía trastabillando al borde del abismo, el entonces congresista Mike Pence estaba furioso de que lo estuvieran presionando para votar sobre el paquete de rescate. "Déjeme decirle, en este debate público hay quienes han dicho que debemos de actuar ahora mismo.
La última vez que escuché esa frase estaba en un lote de coches usados", comentó en esa ocasión. Él votó en contra del TARP, señalando que el país estaría mejor si enfrentara "esta crisis con valor resulto y fe en Dios y los principios de libertad y libre empresa".
Cuando la industria automovilística estaba a punto de venirse abajo en el 2009, Pence volvió a objetar que Washington le ofreciera un rescate. "Entregarle 15.000 millones de dólares a Detroit ahora, por muy popular que sea entre algunos estadounidenses esa medida, pienso de todo corazón que a fin de cuentas sería hacerle un flaco favor al contribuyente, a nuestros hijos y a nuestros nietos", declaró Pence.
En el 2008, Trump, que ha basado su campaña presidencial básicamente en sus antecedentes como empresario, fue entrevistado en Fox News sobre la posibilidad de rescatar a los bancos. "Es triste, pero probablemente sea algo que haya que hacer, pues es muy probable que nuestro sistema financiero quede suspendido si no lo rescatan". Y en CNN afirmó: "Quizá dé resultado (el rescate), quizá no. Pero ciertamente vale la pena intentarlo".
Y por si hubiera dudas sobre sus sentimientos, en otra entrevista, en el 2009, precisó: "Sí estoy de acuerdo con lo que están haciendo con los bancos. Ya sea que se les inyecten fondos o se nacionalicen, no importa, pero debemos de tener funcionando a los bancos".
Henry M. Paulson Jr., entonces secretario de la Tesorería y que fuera el principal arquitecto del TARP, recientemente rompió con su partido, declarando que Trump era un "fraude" y prometiendo votar por Hillary Clinton.
Cuando llegó el asunto del rescate de la industria automotriz, Trump también estuvo en oposición de Pence. "Creo que el gobierno debe de apoyarla al cien por ciento", declaró a Fox News. "No podemos perder las compañías de autos. Son sensacionales y fabrican productos maravillosos".
Las diferencias entre Trump y Pence han sido bien documentadas en los últimos días. Pero el examen más superficial de la posición de Pence respecto de las empresas y sus relaciones con la industria muestra que los candidatos a la presidencia y a la vicepresidencia están fuera de sintonía.
La mayoría de los donadores de Pence en el curso de los años han estado muy lejos de ser amigos de Trump. En efecto, el principal donador de Pence ha sido el Club para el Crecimiento, un comité de acción política dedicado al crecimiento económico y que desde siempre ha apoyado a republicanos, según el Centro de Política Responsable.
El presidente del Club para el Crecimiento, David McIntosh, dijo de Trump: "Donald Trump es un buen animador y constructor, pero sus ideas de qué hacer como presidente no harán crecer a la economía. No es un candidato republicano serio". Trump contraatacó asegurando que el grupo trataba de extorsionarlo para sacarle donativos.
Pence también ha sido apoyado por los multimillonarios hermanos Koch. Trump, por su parte, a la fecha no ha logrado convencerlos de que lo apoyen; en alguna ocasión dijo de Charles Koch: "Hay mucha gente que lo necesita, pero yo no lo necesito para nada".
Koch, donador republicano desde hace mucho tiempo que expresó su pesar por la candidatura de Trump, ha dicho que "es posible" que Clinton sea mejor candidata. (Es improbable que los Koch apoyen la candidatura de Trump, pese a que Pence esté en la boleta).
Como gobernador de Indiana, Pence promulgó la ley de restauración de la libertad religiosa, texto que, pese a su nombre, está dirigido contra los gais pues les da a empresas e individuos el derecho de rechazar clientes a causa de su orientación sexual, basándose en motivos religiosos. Después de su promulgación hubo grandes protestas del mundo empresarial –en particular en Silicon Valley, encabezado por Apple– y, finalmente, Pence tuvo que bajarle el tono a la ley.
Trump ha alegado desde hace tiempo que es "amigo de los gais". Cuando en Carolina del Norte se aprobó una ley para impedir que los transexuales usaran baños públicos conforme a su identidad de género –ley que también fue muy criticada por el mundo empresarial–, Trump dio a entender que la ley estaba mal.
"Hay que dejar las cosas como están", señaló. En la misma entrevista, él dijo que Caitlyn Jenner podría usar cualquier baño que quisiera en la Torre Trump. (Ella después le tomó la palabra). Pero, de todos modos, Trump está en contra del matrimonio homosexual.
Esto no quiere decir que Trump y Pence estén en desacuerdo en todo lo que se refiere a los negocios. Los dos quieren echar para atrás la ley de reforma de regulación bancaria Dodd-Frank, por ejemplo, y quieren bajarles los impuestos a individuos y empresas. (Aunque los dos han abogado por bajar los impuestos personales y de las empresas, a veces Trump ha dado a entender que les subiría los impuestos a los ricos).
A fin de cuentas, y aunque se oiga raro, que Pence esté en la boleta podría dificultarle a Trump recaudar fondos de la comunidad empresarial, no por posiciones políticas sino por las reglas de recaudación. Ya que Pence es gobernador en funciones, los donativos de Wall Street caen dentro de una poco conocida ley de la Comisión de Bolsa y Valores, destinada a impedir esfuerzos de querer cobrar los favores, por ejemplo, en los fondos de pensión estatales, según OpenSecrets.org.
"La regla impide que los 'asesores de inversión registrados ante la comisión' aporten más de 250 o 350 dólares a funcionarios estatales o locales que pudieran seleccionar la empresa que manejara un fondo o una parte del fondo de pensiones estatal o local", explica el sitio web de la organización.
"Esto significa que la mayoría de los fondos de cobertura y empresas de títulos privados –sus comités de acción política, sus ejecutivos, sus administradores de fondos y probablemente el personal de relaciones con los inversionistas– no pueden aportar a la campaña".
Pero quizá, como ya concluyó Trump y declaró el domingo en la noche: "No me importa".