Por Óscar Germán Latorre
Ex fiscal general del Estado
La capacidad comunicacional con la que actúan ciertos grupos políticos y grupos sociales resulta sencillamente digna de destacar. Han utilizado los distintos medios de prensa y las redes sociales para sostener que la investigación fiscal con motivo de la muerte de 6 policías y 11 campesinos en Marina Cué ha sido amañada, que la Fiscalía ha plantado pruebas contra los acusados y que tiene el interés de ocultar la verdad sobre lo acaecido.
La hipótesis de la defensa, sin embargo, desconoce:
- Que el día en que se produjeron tan lamentables crímenes, el presidente de la República del Paraguay era Fernando Lugo Méndez y el ministro del Interior era Carlos Filizzola. En ese procedimiento policial tuvo participación una representante del Ministerio Público y un juez penal de Garantías expidió la orden de allanamiento a tal efecto.
- Lo irónico del caso es que, quienes tenían el control de la fuerza pública son los que hoy aparecen entre los principales cuestionadores del procedimiento policial, de la investigación fiscal y del desarrollo del juicio oral.
- Es imposible negar la inexistencia del hecho punible de invasión de inmueble ajeno. El inmueble se halla inscripto a nombre de Blas N. Riquelme o alguna de sus empresas y aunque la validez del título se encuentra judicialmente impugnada, tal circunstancia no convierte a los campesinos en propietarios ni les permite a ingresar al inmueble sin la autorización correspondiente.
- La defensa técnica desde un primer momento para confundir a la opinión pública recalcó la supuesta nulidad del título de propiedad, con el propósito de sostener que, si el título era falso, no podría existir invasión de inmueble ajeno.
- La verdad es que si se declarase judicialmente la nulidad del título de propiedad, Marina Cué pertenecerá al Estado paraguayo, el que deberá decidir sobre el destino y uso de aquél.
- En el caso, solo hay dos alternativas posibles, que el inmueble pertenezca a la familia Riquelme o que el Estado recupere su derecho de dominio sobre el mismo y no existe una tercera alternativa que permita a los campesinos acusados o a cualquier otra persona invocar derecho alguno sobre el inmueble en conflicto.
- No se trata de una Res Nullius y tampoco cabe duda que el ingreso de esos campesinos al inmueble era absolutamente ilegal.
- Las pruebas aportadas por el agente fiscal acusador y, fundamentalmente, el testimonio de testigos presenciales del crimen acreditan con grado de certeza que el comisario Erven Lovera y sus acompañantes se acercaron a los invasores sin portar arma alguna y que fueron cobardemente asesinados por algunos de los acusados que salieron a su encuentro.
- A mi criterio, el relato sobre lo ocurrido y la forma en que los primeros policías fueron asesinados, consolida la hipótesis de que la muerte de esos policías se encontraba prevista y constituía un episodio más para iniciar en varios puntos del país una grave crisis política y una verdadera lucha armada en reivindicación de supuestos derechos que al menos en el caso de los hoy condenados, no existía ni aparece por ningún lado.
- Y que quede bien claro: la Policía se encontraba cumpliendo sus funciones y actuaba con la orden judicial respectiva mientras los invasores del inmueble cometían un delito al introducirse en el inmueble.
- Una campaña comunicacional tendenciosa, cargada de falsedades y ella involucra a grupos sociales y hasta a políticos y organizaciones de otros países, que responden a una ideología común, el caso Curuguaty dejó de ser una causa penal y se convirtió en escenario de una lucha de fuerte e indisimulado contenido político.
Vivimos tiempos difíciles. Hay descontento de mucha gente y una buena parte de ella ni siquiera sabe el motivo de su insatisfacción.
Nos convertimos en una nación donde el resentimiento prevalece sobre la razón y eso facilita que cualquier afirmación, por más ridícula que sea, sea aceptada como la verdad.
Cuando los que ejercen la defensa técnica se prestan a dilatar el juicio sin importar las vías y recurren a argumentos contrarios a la razón, cuando pierden seriedad y la mínima dignidad que exige el ejercicio de la profesión de abogado, cuando buscan imponer confusión y una falsa idea en la opinión pública por sobre su obligación de desarrollar la mejor estrategia de defensa posible, el proceso penal necesariamente quedará enrarecido y se creará el terreno fértil para vender la versión de que no existe debido proceso y que el derecho de defensa de los acusados ha sido groseramente quebrantado.
La defensa técnica y las organizaciones políticas y sociales que la vienen apoyando han ejecutado muy cumplidamente la estrategia de la mentira, expresada por Joseph Goebbels de la manera siguiente: "Miente, miente, miente que algo quedará, cuanto más grande sea una mentira más gente la creerá".