Pragmatismo y proactividad, características por las que la diplomacia paraguaya se ha destacado en el actual gobierno. Más allá del contexto regional, el cual es su ámbito natural por la proximidad física, y en el que persigue fortalecer la posición del Paraguay en el concierto internacional, nuestro país ha ampliado su radio de acción y de intereses.

Para hacer una comparación histórica, en materia de relaciones exteriores el Paraguay está enfocado en el razonamiento propuesto en pleno siglo XIX, en el auge de la revolución industrial y del imperialismo británico, por Henry John Temple, Lord Palmerston: "Inglaterra no tiene eternos amigos ni enemigos, tiene sí eternos intereses".

Enfocado en sus propios intereses, el Gobierno Nacional ha impulsado los mejores y más fructíferos vínculos entre los distintos gobiernos y sus pueblos, una estrategia destinada a promover el desarrollo del país en democracia, de aprender de las propias experiencias de estos países en distintos ámbitos y de retribuir también todos aquellos valores que distinguen a nuestra nación.

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Gracias a este impulso, una comitiva de altísimo nivel del Paraguay, encabezada por el presidente de la República, Horacio Cartes, culminó esta semana una visita oficial al Estado de Israel. El objetivo, siguiendo la línea proactiva trazada, es estrechar los lazos de cooperación en salud, educación, agricultura y tecnología con la experiencia alcanzada por esta pequeña nación enclavada en la conflictiva región de Medio Oriente.

A través de la historia, el Paraguay ha tenido una relación especial con este país y fue protagonista decisivo en la formación de la nación que fuera perseguida por centurias. Este hecho ocurrió hace casi siete décadas, allá por 1947, cuando con el decisivo voto paraguayo se adoptó la creación del Estado de Israel, un voto que cambió la vida del pueblo judío convirtiendo en realidad un sueño largamente acariciado, el de volver a asentarse en su propia tierra.

La visita oficial de la delegación paraguaya, de la que participaron integrantes del gabinete de Cartes, así como una ministra de la Corte Suprema de Justicia y dos representantes del Congreso, se ha traducido en importantes acuerdos bilaterales en materia de agricultura, salud, deportes y educación que, no caben dudas, traerán enormes beneficios en poco tiempo para los paraguayos.

A pesar de que estos lazos que se iniciaron hace casi 70 años, lamentablemente los mismos no han podido traducirse en un mayor acercamiento ni en el fortalecimiento de los vínculos entre ambas naciones… hasta hoy.

La visita oficial de la delegación nacional, la primera de un mandatario paraguayo, y de la que participaron integrantes del gabinete de Cartes, así como una ministra de la Corte Suprema de Justicia y dos representantes del Congreso, se ha traducido en importantes acuerdos bilaterales en materia de agricultura, salud, deportes y educación que, no caben dudas, traerán enormes beneficios en poco tiempo para los paraguayos.

Hay que poner énfasis especial en lo referido a la esfera agrícola. El Ministerio de Agricultura y Ganadería, según anunció su titular, Juan Carlos Baruja, informó del interés de una empresa israelí –ODIS Filtering Ltd.– para el asesoramiento y la implementación de tecnología de riego aplicada a la actividad agrícola.

Indudablemente, el conocimiento que tienen los expertos de Israel, un país asentado casi en su totalidad en el desierto, es enorme y el aporte que pueda volcar esta empresa es clave para proyectos encaminados a comunidades de pequeños productores de nuestro país. Y, por qué no, extender el uso de esta tecnología de vanguardia hacia zonas más áridas y remotas del territorio nacional como el agreste Chaco.

Pero esta tecnología también puede significar un cambio de paradigma de producción en el campo. Introducir un cambio de modelo para trasformar al campesino común en un productor eficiente en un mundo que demanda cada vez más alimentos lógicamente representa un avance.

El viaje encabezado por el presidente Cartes ha abierto la posibilidad de este y otros beneficios que podrían incorporarse de la vasta experiencia israelí en esta materia y en otras áreas como la cooperación académica, científica y cultural.

Hay mucho por hacer, es verdad, y mucho que aprender de la experiencia y del conocimiento alcanzados por sociedades de otras latitudes, y enfocarse en emularlos es el camino que ha escogido certeramente nuestro gobierno; de este modo prioriza sus propios intereses.

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