En un ambiente tenso, en medio de una manifestación y con algunos inconvenientes para el inicio, ayer se dio la lectura íntegra en la explanada del Poder Judicial de la fundamentación de las condenas a los 11 acusados por la masacre de Curuguaty, cumpliendo así un paso judicial.

El Tribunal de Sentencia, integrado por los magistrados Ramón Zelaya Trinidad, Benito Ramón González y Samuel Silvero, dio a conocer en base a qué pruebas condenaron entre 4 y 35 años de prisión a los campesinos, por los hechos punibles de invasión de inmueble ajeno, asociación criminal y homicidio doloso agravado.

En muchos de los casos fueron la presencia en el lugar, así como también la inclusión de sus nombres en un cuadernillo incautado en las carpas que se habían montado en el terreno.

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De acuerdo a la conclusión de la Fiscalía y del Tribunal, Rubén Villalba fue el primero en disparar contra el comisario Erven Lovera y el segundo en hacerlo fue Luis Olmedo. Llegaron a esta deducción con las testificales de varios de los uniformados que expusieron durante el juicio oral y público.

En el fallo sostienen que se pudo probar la presencia de Villalba mediante fotografías, e inclusive con las testificales y las celdas de llamadas telefónicas, como el que mantuvo Miguel Anoni Paredes. También se tuvieron en cuenta las pruebas encontradas en el lugar, como carpas precarias, utensilios, enseres y un cuadernillo con el nombre de los labriegos.

Mientras que Luis Olmedo Paredes fue aprehendido ese mismo día junto a Felipe Benítez Balmori, Adalberto Castro Benítez, Lucía Agüero, escondidos en un maizal; Arnaldo Quintana; María Fani Olmedo y Dolores López Peralta, estos tres últimos cuando huían hacia la ruta. La presencia de Néstor Castro Benítez se comprobó porque fue llevado de urgencia hasta un hospital de la zona, tras recibir un impacto de bala.

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