La fascinación de Andrea Weiler con los grandes felinos la llevó a convertirse en bióloga, y actualmente, a continuar su especialización en conservación de la biodiversidad. Con dos proyectos de investigación que van tras su tesis doctoral, su anhelo más ferviente es que las personas puedan vivir armónicamente con los animales silvestres, ya sea en el campo o en la ciudad. Aquí nos cuenta cómo.

Por: Jazmín Gómez Fleitas

Sus orígenes familiares de productores chaqueños le permitió estar en contacto desde temprana edad con animales silvestres y eso desarrolló en ella un amor hacia ellos que años después, le valió para la elección de su profesión. Hoy es la encargada de la carrera de Biología en la Facultad de Ciencias Exactas y Naturales en la Universidad Nacional de Asunción (FACEN-UNA) y cuenta con una maestría en Manejo de Fauna Silvestre de New Mexico State University en Estados Unidos.

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Ahora, además, tiene a su cargo el equipo técnico de dos proyectos de investigación financiados por el Consejo Nacional de Ciencia y Tecnología (CONACYT), los cuales nutren su tesis doctoral para la Conservación de la Biodiversidad de la Universidad de Salamanca, España. Uno de ellos se basa en la conservación de la biodiversidad en campos de producción ganadera, y el otro, en la convivencia de pumas y jaguares con el ganado para reducir la depredación de estos felinos sobre el mismo.

A la bióloga la encontramos en su oficina de la facultad, en donde no cesa de recibir alumnos o profesionales que la consultan desde cómo abordar la problemática del río Pilcomayo hasta pedirle su presencia en la organización de charlas o seminarios que hablen del medioambiente. En medio de esta demanda de su presencia, nos refugiamos en una sala de reuniones, en donde me detalla más de su trabajo de campo.

Ambos proyectos investigativos se desarrollan en el Chaco central y cada uno de ellos tiene una metodología específica de muestreo que están buscando conjugar. Su equipo lo conforman una cantidad considerable de biólogos, más los asesores de la tesis doctoral del extranjero; por lo cual ella viene y va de Asunción constantemente.

En la investigación sobre la conservación de biodiversidad en campos de producción ganadera, se encuentran evaluando qué diversidad se puede conservar en esos campos productivos. "Biodiversidad es una palabra sumamente amplia. Dentro de ella nosotros elegimos enfocarnos en los coleópteros (insectos), anfibios, reptiles, aves, micromamíferos (que pesan menos de un kilogramo) y mamíferos medianos y grandes".Foto: Aníbal Gauto

Por otra parte, en lo que se refiere a la reducción de depredación de felinos en la producción ganadera, nos explica el contexto. Fueron los seres humanos quienes ingresaron a su hábitat para producir, ya que esa zona es el hogar de grandes felinos; además, las vacas representan alimento para ellos, y por último, que el desarrollo productivo en el país no es un capricho, es una necesidad.

"Las tres fuentes de ingreso económico más grandes en el país son la agricultura, ganadería y la energía eléctrica. Por eso, la idea es que los productores sean conscientes de que en sus campos ellos tienen la obligación de cuidar la biodiversidad, que es un patrimonio natural de todos los paraguayos, hasta de aquel que no tiene un metro cuadrado a su nombre".

Y parte de esa coexistencia implica desarrollar mecanismos antidepredatorios; es decir, que alejen a los gandes felinos de las vacas. Una vez que se concluya la investigación, ellos podrán confirmar si estos felinos se comen a las vacas porque se interponen con sus presas naturales o porque las prefieren por sobre sus presas. Para ello están monitoreando un área de casi 60.000 hectáreas con cámaras trampas para saber si los felinos tienen suficientes presas naturales o si efectivamente esas presas se mueven en torno a la zona del ganado. Esto lo realizan en conjunto con la Wildlife Conservation Society Paraguay (WCS), y de momento, los datos recabados apoyan lo segundo: que son las presas las que se mueven en torno a las vacas.Foto: Gentileza

Además de eso, también están trabajando con los propietarios que se encuentran en esa zona y les permiten trabajar, para que ellos puedan cambiar su visión respecto a los jaguares y se sientan orgullosos de conservar a una especie amenazada en sus propiedades, para que los valoren como patrimonio natural. "Mi misma familia sufrió por depredación de ganado, conviví con esa problemática y la conozco muy bien. Cuando sos productor, a veces no es tan fácil el poder entender todo el contexto de esa problemática", explica Andrea.

Ganaderos y depredadores

El equipo técnico de la bióloga Weiler ya tiene alternativas antidepredatorias para cuando acaben la investigación. Una de ella es poner una línea de alambre electrificado para evitar el ingreso del puma o jaguarete. La descarga es lo suficientemente potente como para brindarle una mala experiencia pero sin llegar a dañarlo. Otra consiste en poner luces led con sensores de movimiento donde duerme el ganado, de manera a ahuyentarlos cuando se acerquen al atardecer o durante la noche.Foto: Gentileza

"Estas técnicas no son nuevas, nosotros no las inventamos. Son técnicas que ya fueron probadas en muchos países de Latinoamérica y que funcionan. Pero obviamente funciona cuando ya sabés cuál es tu problemática, cuando hacés un estudio de la situación, y esa situación es diferente para cada productor. Porque así también creemos que van a haber productores más pequeños que necesitarán el apoyo del gobierno. Vamos a tener que ver algún mecanismo que pueda llegar a ellos, proveerles de estos equipos y enseñarles a usar", detalla.

La conservación en la ciudad

¿Qué podemos hacer los que vivimos en la ciudad para aportar a la conservación? Esta es una pregunta que hace que Andrea se sobresalte y nos confiese: "Tengo una crítica muy grande a los ciudadanos urbanos, creemos que la conservación ocurre allá lejos en el campo, que es problema de los productores y ellos son lo que tienen que preocuparse; pero no nos olvidemos que nosotros estamos asentados hoy con grandes ciudades donde antes habían frondosos bosques".

Nos comenta que hoy, si alguien ve un nido de abeja, de seguro lo va a rociar en insecticida, que decimos que hay muchos yuyos en el patio y nos excusamos sacando todas las plantas nativas para reemplazarlas por plantas exóticas, o vemos sapos y les tiramos sal o los matamos, sólo porque su presencia nos desagrada y no reparamos en que ellos son los encargados de regular las poblaciones de los mosquitos, evitándonos así propagar enfermedades como el dengue. "Creemos que la conservación es cuestión del campo y los parques nacionales. Pero también nosotros, en la ciudad, tenemos que educarnos ambientalmente", puntualiza.

Andrea resalta la hermosa vegetación nativa que tenemos, la cual además favorece y sirve de alimento a muchas aves que pueden convivir con nosotros. Hay experiencias de lo más positivas en países como Estados Unidos, sobre todo, en donde la conservación de fauna urbana y las personas fue todo un éxito. "Hay mucho que se puede hacer, desde poner agua en recipientes para las aves (que deben cambiarse a diario) hasta no tocar los nidos de baja altura, sino más bien, poner una especie de defensa en rededor si se tienen gatos, para que no llegue a través de las ramas".

Respecto a los murciélagos, nos cuenta que hay una sola especie hematófaga (que se alimenta de sangre) en el país, y que la mayoría que llega a las ciudades no lo son, y llegan atraídos por los insectos. Justamente, en la sala de reunión donde nos encontrábamos había un gran número de casitas de madera que elaboraron para los murciélagos del campus, de manera que ayuden a comer insectos y se reduzcan las amenzas de dengue. "En las ciudades parecería que la gente no está dispuesta a convivir con la naturaleza, pero tenemos que saber que desde ahí también estamos invitados a conservar la biodiversidad", enfatiza.Foto: Gentileza

¿A que a quién no le gusta abrir la ventana de la casa y escuchar el canto de los pajaritos o verlos saltando de rama en rama? "Convivir con la naturaleza trae paz. Tiene un efecto psicológico sobre las personas", resalta agregando que las aves son una puerta de entrada muy buena para quienes deseen empezar a tomar conciencia de que la conservación de la biodiversidad puede empezar en casa. Hacerse preguntas como "¿cuáles son las aves que vienen a mi jardín?", nos daría una idea para comprender y entender mejor la naturaleza.

"Hay muchas guías de aves que se venden en las librerias. También en las oenegés medioambientalistas entregan gratuitamente trípticos con las aves más comunes de Asunción". En las ciudades es fácil que nos distraigamos con otras cosas y que perdamos el contacto con la naturaleza, pero Andrea nos hace un llamado necesario a analizarnos como sociedad para que nos detengamos a observar, admirar y proteger nuestro entorno.

Y no concluimos la charla sin que ella antes dejara un mensaje final. La tenencia de animales silvestres está prohibida a menos que uno las tenga registradas en la Secretaría del Ambiente, donde se paga el registro. "La gente tiene de todo como mascota, hay que entender que la casa de ellos no es nuestra casa. Debemos dejar que los animales silvestres (ñandúes, tortugas, etc.) vivan donde deben estar; mientras, nosotros nos quedamos con nuestras mascotas domésticas".

Etiquetas: #Naturaleza

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