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July 17 2016, at 11:52 AM

© 2016 Economist Newspaper Ltd, Londres 16 de julio, 2016. Todos los derechos reservados. Reimpreso con permiso.

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De The Economist

El futuro de la televisión debía haber llegado para este momento, en medio de un baño de sangre digno de las escenas más cruentas de "Game of Thrones". El alto costo de la televisión por cable en Estados Unidos, combinado con un pésimo servicio al cliente y el ascenso de los atractivos servicios de streaming a demanda como sustitutos poco costosos, llevarían a millones a "desconectarse" de sus proveedores de cable. Los clientes recibirían su televisión por internet y pagarían mucho menos por ella. Muchos canales oscuros con pequeñas audiencias morirían repentinamente.

Al menos así lo pensaba la industria. En vez de ello, la muerte de la antigua televisión ha sido una hemorragia lenta. Los hogares estadounidenses han empezado a desconectar el cable, pero el ritmo de la desconexión es de apenas alrededor de un 1 por ciento al año.

La audiencia de televisión está en declive, especialmente entre los espectadores más jóvenes codiciados por los anunciantes, pero las compañías de medios siguen cosechando ganancias, porque las tarifas publicitarias han aumentado y el precio de la televisión por cable sigue elevándose cada año.

El uso de Netflix y otros servicios de streaming ha estallado –la mitad de los hogares estadounidenses está suscrita ahora a por lo menos uno– pero regularmente como complementos, no sustitutos. En general, los estadounidenses están pagando más que nunca por la televisión.

Esto no puede durar mucho más. El costoso y voluminoso paquete de cable de 200 canales se está volviendo rápidamente anticuado conforme surgen opciones de streaming más austeras. Ahora, dos gigantes de la tecnología, Amazon y Youtube de Google, así como Hulu, un servicio de streaming de video propiedad conjunta de Disney, Fox y NBC Universal, están negociando para ofrecer televisión en vivo a través de internet para fines de este año o principios del próximo. Ofrecerían las principales cadenas de difusión de Estados Unidos y muchos canales populares de deportes y entretenimiento, a un precio que reduciría la tarifa mensual típica a casi la mitad, entre 40 y 50 dólares.

Eso amenaza con cambiar drásticamente lo que fue, y sigue siendo, el mejor modelo de negocios en la historia de los medios. Los conglomerados de medios ofrecían un paquete de algo para todos, al principio a un precio razonable.

La audiencia siguió creciendo junto con el número de canales, lo cual fue bueno para los anunciantes, para los estudios que producen los programas y para las ligas deportivas que vendían sus derechos de transmisión. Las operadoras de cable y las cadenas disfrutaban de márgenes brutos de entre 30 y 60 por ciento, y felizmente promovían nuevos equipos, como las videograbadoras digitales, y aún más canales a sus clientes leales.

Estos se están volviendo menos leales. El ritmo de la desconexión no ha sido tan rápido como muchos esperaban, pero ha empezado a acelerarse. El número de personas que abandonan el cable cada año supera al número de los que se unen, y ha sido así desde el 2013. Por un tiempo, las pérdidas fueron modestas, ligeramente más que medio millón de hogares en total en el 2013 y el 2014, de los 101 millones de suscriptores.

El año pasado, sin embargo, la televisión de paga tradicional perdió repentinamente 1,1 millones de suscriptores. Muchos cambiaron a un primer "paquete austero" de internet de Sling TV, un nuevo producto de Dish Network, un proveedor de televisión vía satélite.

Los inversionistas entraron en pánico. Cuando Bob Iger, director ejecutivo de Disney, reconoció en agosto pasado que la gente estaba desconectándose incluso de ESPN, la cadena de deportes que es la propiedad de medios más rentable de su compañía, siguió una desbandada de los medios. Desde entonces, las acciones de Disney y Fox han caído en casi 20 por ciento.

Quienes se desconectan casi nunca regresan, uniéndose a las filas de los millennials que evitan suscribirse a la televisión de cable en primer lugar, llamados "cord-nevers" (o "nunca conectados") por los ejecutivos de medios. Van a parar al mundo del video a demanda por suscripción: Netflix, video de Amazon Prime, Hulu, HBO Now y similares, servicios que cuestan entre 10 y 15 dólares mensuales cada uno.

Para frenar este flujo, las operadoras de cable pueden ofrecer paquetes "de servicio triple" que combinan banda ancha, televisión y servicio telefónico, lo cual les da una ventaja de precio. También pueden depender de los estadounidenses de más edad. Los espectadores mayores ven más televisión que cualquier otro grupo, ven más de lo que acostumbraban y están más enganchados; y no irán a ninguna parte.

Los servicios de internet quizá también se topen con problemas cuando entren en el streaming televisivo. Un servicio por internet de HBO, propiedad de Time Warner, sufrió recientemente un apagón cuando estaba por comenzar un muy esperado capítulo de su serie "Game of Thrones", encolerizando a los clientes. Los afectos a ser los primeros en adoptar las innovaciones se suscribirán, pero otros esperarán a ver qué sucede.

Con el tiempo, sin embargo, los cambios amenazan con paralizar a varios actores que ahora viven del gran paquete. Entre ellos están grandes compañías de medios con programación débil, como Viacom, que podría vender una gran parte de su estudio cinematográfico a Dalian Wanda Group, un conglomerado chino del entretenimiento, para reunir fondos. Otros incluyen a pequeños canales independientes que se han beneficiado de ser parte de "la larga cola" y operadoras satelitales, que tienen poco que vender salvo televisión.

Los ganadores y supervivientes serán las compañías de medios que ofrezcan más televisión "imperdible" y menos canales no deseados. El contenido codiciado aún será el rey, como se vio en la reciente venta de los derechos de transmisión de una liga de artes marciales nicho por 4.000 millones de dólares. Las compañías de cable aún pueden obtener ingresos vendiendo internet de banda ancha y, quizá, servicios de streaming.

Los ganadores más claros serán los consumidores. En el 2008, los suscriptores de cable tenían 129 canales de donde elegir y veían un promedio de 17 canales en una semana cualquiera. Cinco años después, tenían 189 canales, pero veían solo 17,5, o menos de una décima parte de la oferta disponible. Sus facturas, a diferencia de los ingresos disponibles, se han duplicado en este siglo.

El hecho que de más televidentes no hayan cambiado a un modelo mejor es resultado principalmente de dos factores.

El primero es que los clientes siguen siendo adictos a la televisión en vivo, especialmente los deportes, y los paquetes costosos y voluminosos les ofrecen confiablemente eso. Las compañías de medios han elevado sus ofertas por los derechos de eventos deportivos a sumas fantásticas.

ESPN de Disney y TNT de Time Warner están pagando 24.000 millones de dólares combinados por los derechos para transmitir los partidos de basquetbol de la NBA durante los próximos nueve años, casi el triple de la cantidad que estaban pagando bajo su acuerdo anterior.

El segundo factor es que los clientes han carecido de opciones confiables y más baratas hasta ahora. Eso está cambiando con la llegada de servicios como Sling TV, que ahora tiene 700.000 suscriptores, según Michael Nathanson de Moffett Nathanson, una compañía de investigación. Otro nuevo paquete "austero", de Sony PlayStation Vue, superó recientemente los 100.000 suscriptores.

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