En el marco del Programa Nacional de Investigación "Recursos madereros" (PNR 66, por sus siglas en inglés), unos investigadores suizos acaban de dar un paso prometedor en esa dirección. En la Escuela Politécnica Federal de Lausana (EPFL), Sviatlana Siankevich ha logrado transformar de manera eficaz la celulosa sustancia que supone dos terceras partes del peso de la madera en un derivado del petróleo, con un rendimiento del 62%.
Todo un hito. Según su trabajo, publicado esta semana en la revista científica ChemSusChem, este nuevo método permitiría sustituir el petróleo por madera, en la fabricación de plástico y de abono. "En la actualidad, la celulosa se sigue empleando sobre todo para fabricar papel", señala Sviatlana Siankevich. "Nuestro trabajo pone de manifiesto que podría sacársele más partido".
Opinión que comparte François Maréchal, profesor de la EPFL y miembro del PNR 66: "Mucha gente se considera ecologista porque quema madera para calentarse. Pero, una vez que esta se disipa en forma de humo, ya no se puede hacer nada con ella. Pero se le podría sacar más provecho".
Los biocombustibles, como el etanol producido a partir de cereales o el biodiésel extraído de plantas oleaginosas, son el ejemplo más conocido de transformación de los vegetales en productos alternativos al petróleo. Pero existen muchos otros.
El principal obstáculo para la implantación industrial de estos nuevos procesos es económico
También en el marco del PNR 66, Philippe Corvini, de la Escuela Superior Especializada del noroeste de Suiza, en Muttenz, ha anunciado esta semana el desarrollo de soluciones para transformar la lignina la sustancia que confiere a los árboles su rigidez en compuestos aromáticos. Estos últimos, omnipresentes en la industria química, solo se obtienen actualmente del petróleo.
Aparte de otros problemas tecnológicos aún por resolver, el principal obstáculo para la implantación industrial de estos nuevos procesos es económico: "Ni siquiera el método más ecológico conseguirá destronar a su equivalente petrolífero si no resulta competitivo en cuanto al coste", resume Franck Dumeignil. "Además, hay que evitar que este uso de los vegetales compita con el alimentario". Una crítica que a menudo se les hace a los biocombustibles.