Ciudad del Este. Agencia Regional.
En los distritos de Minga Porã, Itakyry y Mbaracayú, cientos de casas y hectáreas de cultivos fueron dañadas por la fuerte granizada del martes, que cayó con una intensidad pocas veces vista según comenta el intendente de Minga Porã, Clementino Portillo.
A las 18:30 aproximadamente se produjo la caída de los granizos junto a una intensa lluvia que hizo desaparecer los techos con chapas de fibra de cemento dejando a la intemperie a las familias que debieron resguardarse como pudieron. Las familias no solo quedaron sin los techos de sus viviendas sino que sus mobiliarios y artefactos eléctricos fueron afectados tanto por el agua como por el desplome en pedazos de los techos. El fenómeno climático duro unos 15 minutos.
En el caso de Minga Porã, pudo observarse que los cielorasos de plásticos que tenían algunas casas no resistieron a los enormes granizos. Los barrios más afectados en este distrito son, San Lorenzo, Limoy, Limoy 2, la zona conocida como Copasan, Lote 7, Entreríos Kuarahyresê y Lote 9. De acuerdo al censo elaborado ayer por la Municipalidad son 900 las casas golpeadas por la granizada.
Muchos de los afectados con condiciones económicas más precarias quedaron necesitados de chapas, colchones, frazadas, ropas para abrigos y alimentos. "Atendiendo a la baja temperatura que se anuncia de nuevo, con más razón muchas familias necesitarán abrigos", dijo el intendente de Minga Porã. Indicó que el 80% de la cifra mencionada corresponde a familias de pocos recursos. "La furia con la que cayeron los granizos es un fenómeno que hace décadas no se vivía en esta zona", remarcó el jefe comunal. Informó que el titular de la Secretaría Nacional de Emergencia se comunicó con él y prometió el apoyo de la institución.
En cuanto a los cultivos afectados, las plantaciones de trigo y maíz fueron destruidos en gran parte. Un solo productor tiene un perjuicio en 400 hectáreas de maíz, informó Clementino Portillo.
La misma situación se registró en Mbaracayú e Itakyry. El intendente de Mbaracayú, Edir Lermen, dijo que los daños a los cultivos ya son irreparables.