BC-HBR-WAKE-UP-CALL-HAPPINESS-NYTSF

Raj Raghunathan

© 2016 Harvard Business School Publishing Corp.

Invitación al canal de WhatsApp de La Nación PY

De: hbr.org

Distribuido por: The New York Times Syndicate

HAPPINESS

"He sido pobre y he sido rica," dijo alguna vez la comediante Sophie Tucker. "Ser rica es mejor".

Tiene cierto mérito la observación de Tucker. Siendo todo lo demás igual, más dinero es mejor. Esto es porque el dinero brinda acceso a cosas –productos, experiencias y servicios– que mejoran los niveles de felicidad.

Sin embargo, también hay investigaciones que muestran que las personas más acaudaladas no son más felices.

Una razón es que la riqueza parece volvernos menos generosos, tanto en términos de dólares como en aspectos del comportamiento. Considere los resultados de una serie de estudios realizados en la University of California, Berkeley.

En un estudio, los participantes fueron emparejados para jugar Monopoly. El juego estaba alterado de forma que un participante se volvió rápidamente mucho más rico que el otro. Después los investigadores observaron el comportamiento de los jugadores.

Entre más acaudalado se volvía un participante, era más mezquino. Fuera del laboratorio, los investigadores han encontrado que las personas más acaudaladas tienden a donar un menor porcentaje de sus ingresos para caridad.

Esto tiene importantes implicaciones para la felicidad personal. Los resultados de un estudio con más de 200.000 encuestados revelaron que ser generoso tiene un efecto positivo respecto a la propia felicidad en 120 de 136 países.

Los investigadores de Notre-Dame observaron indicadores de generosidad como el donar dinero, ofrecerse como voluntario o estar emocionalmente disponible para los amigos, y encontraron que entre más generosas eran las personas, más felices reportaban sentirse.

Los investigadores han teorizado que la riqueza nos vuelve menos generosos porque nos aísla -y el aislamiento tiene un efecto de afectación sobre la felicidad. Psicológicamente, la adquisición de riqueza hace que nos queramos distanciar de los otros.

Esto puede ser debido a que se asienta un sentimiento de competencia y egoísmo. También podría ser porque simplemente no necesitamos a otras personas para sobrevivir en la forma que lo hacíamos cuando éramos más pobres. También existe un elemento físico: entre más acaudalados nos volvemos, es más probable que erijamos fronteras entre nosotros y los demás.

Estos efectos no son sorprendentes cuando usted considera lo que los estudios han mostrado: somos una especie excesivamente social. No podemos ser realmente felices si no tenemos al menos una relación íntima significativa. Y entre más rica sea la vida social que disfrutamos, es probable que seamos más felices.

¿Significa esto que usted no puede ser feliz si es rico? No. Pero sería inteligente tomar conciencia, y tratar de no desarrollar las tendencias que acompañan la adquisición de riqueza y estatus. Y si usted quiere ir un paso más adelante, sea generoso y done algo de dinero.

(Raj Raghunathan es un profesor en la McCombs School of Business de la University of Texas y el autor de "If You're So Smart, Why Aren't You Happy?")

Déjanos tus comentarios en Voiz