Por Alex Noguera

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La famosa frase "Paz y progreso" era la orgullosa bandera que hacía flamear un gobierno que durante 35 años hizo obras. Hay quienes dicen que todo lo que hay hoy es fruto de esa época: rutas, escuelas, hidroeléctricas, etc; otros, sin embargo, cuestionan duramente esa administración y aseguran que fue absolutamente ineficiente y corrupta y que hubiera podido hacer mucho más en ese lapso.

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Tras esa época de dictatorial "progreso" se abrió un nuevo horizonte, con la democracia que ni siquiera sabía caminar y sin embargo los nuevos "progresistas" prometían avanzar 50 años en 5. Y cumplieron, solo que avanzaron…. ¡hacia atrás! No hubo obras de relevancia, solo promesas y más promesas. Palabras y peleas, pero nada de obras.

Un gobierno sucedió a otro y tras una promesa llegaba una aún mayor hasta que los ciudadanos se hartaron y a través de los comicios propugnaron una histórica ruptura de fe en el color de la dirigencia. Una vez más fue un fracaso y al Mesías los parlamentarios le hicieron atravesar el puente hacia la ignominia.

Cuando vi esta foto, recordé las inspiradas 5 palabras que hace unos días un colega tuiteó en tono irónico: "Basta de obras, queremos promesas". Y es que los que vivimos dentro de este país estamos desacostumbrados a que se desarrollen tantas obras.

Que ensanchamientos, que viaductos, colocación de tuberías, que asfaltados, que paradas, que metrobús y nuevos colectivos, que alcantarillados sanitarios. Y los ciudadanos, que deben sortear no solo baches como antes, sino zonas de obras dentro de la ciudad.

Hasta hace unos días los lambareños no podían volver del microcentro porque Félix Bogado y General Santos estaban cortadas por las obras; ni qué hablar de los luqueños y otros como Limpio, o los de Botánico.

Como un ejemplo vemos que el MOPC tiene 4 paquetes de puentes que son ejecutados en San Pedro, Concepción, Itapúa y Amambay. Estas obras comprenden casi 400 metros lineales de puentes de hormigón que insumen G. 20.738 millones de inversión. Los puentes que ya fueron terminados están en Ñeembucú, Alto Paraná y Caaguazú.

Los otrora poco fiables puentes de madera, construidos con troncos como los de la era de los Picapiedras, expuestos y corruptos por los elementos de la intemperie, hoy contrastan con las imponentes y seguras estructuras de varillas de hierro y hormigón armado, que van uniendo las rutas del Paraguay.

"Para los ciudadanos, los puentes son fundamentales pues representan la posibilidad de alcanzar un lugar al que no tiene acceso. Ese nivel de importancia es el que reviste este día, lunes 11 de julio del 2016, pues hoy se leerá la sentencia en uno de los casos más emblemáticos de los últimos años".

Para los ciudadanos, los puentes son fundamentales pues representan la posibilidad de alcanzar un lugar al que no tiene acceso. Ese nivel de importancia es el que reviste este día, lunes 11 de julio del 2016, pues hoy se leerá la sentencia en uno de los casos más emblemáticos de los últimos años.

Hoy el puente será cruzado y las aguas que por debajo corren son turbulentas. Hay muchos intereses. Por un lado, los de la Justicia que exige un resultado como el que todos esperamos, con la Astrea de los ojos vendados, imparcial. Por otro lado, los de la parte acusadora, que intentó demostrar su hipótesis.

Finalmente están los intereses de los acusados, quienes se ven arropados con un halo de simpatía popular, merced a grandes interrogantes abiertos durante el proceso, además del apoyo de referentes de lucha social como el pa'i Oliva y el clamor de la Iglesia misma.

Para alcanzar los objetivos como nación es necesario asegurar ciertos pasos, ciertas transiciones que permitan que tanto un vehículo como una idea o el tiempo mismo pasen a través de un puente seguro.

Sea el resultado que fuere, la sentencia no va a satisfacer a todos. Y si uno mira desde lejos, se da cuenta de que es hora de que el puente de palo de la Justicia, expuesto durante décadas a los elementos y que ya no cumple a cabalidad con su cometido, reciba un cambio radical. Un cambio sólido como un puente nuevo. Pero de hormigón armado.

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