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El lema del Estado Islámico en Irak y Siria "Resistiendo y en expansión" parecería explicar los últimos sombríos titulares de toda Asia: una masacre en un restaurante en Bangladesh el 1 de julio, un ataque con granadas contra un club nocturno de Malasia una semana antes, una atacante suicida que detonó una bomba en la ciudad indonesia de Solo el 5 de julio y la decapitación de dos rehenes occidentales en las Filipinas, en abril y junio. Todos llevan el sello feo de los yihadistas.

Un reciente video de ISIS en tagalo, malayo, indonesio, así como en árabe e inglés insta a los yihadistas que no pueden viajar al llamado califato en Irak y Siria a unirse a la lucha en las Filipinas. Otro en bengalí elogia los asesinos que arremetieron contra el referido restaurante y promete más ataques de este tipo.

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Presionado en su propio terreno, ISIS está mirando al este, así como está tratando de sembrar el caos en el Oriente Medio y está buscando extender el miedo a través de África y Occidente.

Sin embargo, mientras el mapa del terror en Asia ahora muestra recién insertados alfileres señalando a ISIS, una mirada más cercana sugiere una imagen un poco menos alarmante. Los incidentes recientes fueron reivindicados por ISIS o atribuidos al grupo por la policía local. Ningún acto terrorista reciente en Asia parece haber sido el trabajo de operativos capacitados moviéndose dentro de una estructura de mando que puede ser identificada. Aunque, con la excepción de las Filipinas, todos estos incidentes tuvieron lugar en países de mayoría musulmana, y parece poco probable que cualquier grupo afiliado o simpatizante de ISIS haya ganado así muchos corazones y mentes.

La matanza en un elegante restaurante en Dhaka, la capital de Bangladesh, fue escalofriante. Los atacantes perdonaron a la mayor parte de sus cautivos musulmanes, pero sistemáticamente sacrificaron a otras 20 personas, entre ellas nueve italianos y siete consultores japoneses. Alegremente, ISIS publicó retratos sonrientes de los jóvenes asesinos, todos adoptando poses similares con rifles de asalto. Sin embargo, una mirada más cercana revela que se turnaron para posar con la misma arma, una copia barata, de menor calibre, de la ubicua Kalashnikov.

En noviembre, la revista onlnine de ISIS, Dabiq, advirtió que "soldados del Califato" irían a "elevarse y expandirse en Bengala (una región situada en el noreste del Subcontinente Indio. Hoy en día está dividida en dos: la República de Bangladés y el estado de Bengala Occidental, en la República de la India)". En abril, la revista realizó una entrevista con el "emir de los soldados del califa en Bengala", quienes dijeron que estaban "afilando los cuchillos para matar a los ateos, los que se burlan del Profeta y todos los demás apóstatas en la región". El objetivo final, dijo, era atacar la India y fomentar el caos allí.

Masacrar a gente comiendo en un país vecino y musulmán parece una manera poco probable para lograr ese objetivo. Un enfoque más obvio sería establecer células terroristas en la India. En mayo, un de video de ISIS mostró a un luchador en Siria, al parecer de origen indio, que declaró que el grupo liberaría a los 180 millones de musulmanes de la dominación hindú y les pidió rebelarse.

La policía india dijo en respuesta que, desde el comienzo de este año, acabaron con al menos tres grupos vinculados a ISIS. El más peligroso parece haber sido una célula en la ciudad de Hyderabad. La policía dijo que los cinco hombres ahora bajo custodia escribieron correos electrónicos prometiendo lealtad a Abu Bakr al-Baghdadi, el "califa" de ISIS. Habían escondido precursores químicos para explosivos, aunque las cantidades era modestas.

En otros lugares, ISIS muestra una similar falta de profesionalismo. La policía de Malasia, el 28 de junio, atribuyó inicialmente la explosión de una granada en un pub cerca de la capital, Kuala Lumpur, a grupos mafiosos. La detonación hirió a ocho personas. Sólo cuando ISIS se atribuyó la responsabilidad en Facebook, las autoridades admitieron que esto fue, posiblemente, el primer ataque del grupo en el país. La policía detuvo a 15 sospechosos, dos de los cuales dijeron haber recibido órdenes de un reclutador malayo en territorio del ISIS. La policía dijo también que abortaron otros nueve complots relacionados con el terrorismo en los últimos dos años y que detuvieron a 160 sospechosos desde enero del 2015.

Los recientes incidentes en Indonesia tampoco han derramado gloria sobre ISIS. El atacante suicida en solitario sólo consiguió matarse y herir a un policía. Una vez más, la policía afirmó que el atacante estaba siguiendo órdenes de larga distancia, esta vez de un conocido luchador indonesio en territorio del ISIS. La seguridad en el país se ha endurecido desde enero, cuando yihadistas vinculados a ISIS mataron a cuatro personas en un concurrido distrito comercial de Yakarta, la capital. Dos de los cuatro atacantes se inmolaron prematuramente. Los disparos de la policía abatieron rápidamente a los otros.

En la isla rebelde de Mindanao, en las Filipinas, ISIS parece haber llegado más lejos. Esto es en el contexto de baja intensidad y de larga data entre fuerzas de seguridad y grupos separatistas musulmanes que se asemejan a bandas criminales tanto como a guerreros sagrados. El mismo grupo que decapitó a dos rehenes canadienses y que sigue reteniendo a una noruega, también secuestró a pescadores locales para pedir rescate.

Reveladoramente, el mayor "éxito" de los yihadistas fue en Bangladesh. A pesar de una serie de brutales asesinatos por motivos religiosos, en los últimos años, el partido gobernante ha insistido en culpar a los rivales políticos, o incluso a las propias víctimas, en lugar de apuntar hacia los culpables más obvios. También ha ignorado las denuncias de padres de que sus hijos adolescentes estaban desapareciendo, o habían sufrido lavado de cerebro, a manos de cultos yihadistas.

Dondequiera que la policía haya tomado su trabajo más en serio, al ISIS no le ha ido bien. El mayor reto, dado que la mayor parte de los 1,6 mil millones de musulmanes del mundo viven en Asia, es encontrar la manera de neutralizar los llamados que ISIS hace ahora en sus propios idiomas.

Hablando el mes pasado, el ministro de Defensa de Indonesia señaló que, en una encuesta realizada en diciembre del 2015, 96% de los indonesios dijo que se oponían firmemente a la ideología del ISIS. Sus últimos ataques no han disminuido esa cifra. La tarea del gobierno, dijo el ministro, era hacer frente al 4% que se negó a declarar su punto de vista.

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