Cuando fue llamada para la foto, Rocío comentó entre risas: "¡Qué emoción! Mi hermano me hizo famosa por un rato". Foto: Agustín Acosta.[/caption]

Por Laura Morel

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Normalmente, las primeras palabras que los niños balbucean cuando empiezan a hablar son "mamá" y "papá". En el caso de la familia Rivarola Trappe, probablemente dichas palabras fueron reemplazadas por "remar".

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Es que el abuelo materno Enrique Trappe fue remero, al igual que papá Andrés Rivarola. De la unión con Cristina nacieron Verónica, Rocío, Arturo y Rodrigo. ¿Se transmitió la pasión? Que lo cuente el propio Arturo, quien transpira orgullo cuando cuenta su historia familiar.

"Mi papá fue campeón sudamericano (1976), mi abuelo también remó, mi hermana (Rocío) se fue a los Juegos Olímpicos en 2004 y fue abanderada, mi hermanito rema. Entonces, ya viene de familia. Yo de chico quería jugar al fútbol también, como todos, pero me dijeron 'andate a remar'", relata sonriendo.

Cuando Rocío hizo historia junto a Daniel Sosa, convirtiéndose en los primeros remeros paraguayos en clasificar a unos Juegos Olímpicos, Arturo tenía 15 años y ya competía a nivel nacional. Ver a su hermana en Atenas lo hizo soñar con seguir sus pasos. "¡Sí, totalmente!", responde convencido, aunque luego recuerda que unos años después dejó todo para dedicarse a los estudios.

"Empecé más o menos a los 11 y remé hasta el 2009, cuando empecé a estudiar y a trabajar. Hice un montón de cosas y a finales del 2013 volví. Dejé todo lo que tenía, todo lo que ya había armado, porque esto es realmente lo que me gusta hacer", recuerda. "El remo es mi vida, lo que me mueve, y remar a este nivel de alta competencia es algo que implica muchísimo sacrificio y horas de trabajo. Por ende, te paga gratificándote muchísimo", asegura.

Sin temor a reconocerlo, cuando Arturo decidió volver, jamás imaginó que más tarde podría estar compitiendo por un lugar en los Juegos Olímpicos. "Hace un año y medio no me imaginaba que podría clasificar. Después del Panamericano (Toronto 2015) empezó a caer la ficha. Dije : A la pucha, si sigo andando así hay buenas posibilidades de clasificar", confiesa.

Arturo es así, de dirigirse bastante a sí mismo, quizás como estrategia de automotivación. "Entonces dije: ¡ahora es cuándo!", recuerda haberse dicho al momento que decidió tomar con absoluto profesionalismo un deporte que bien podría haberlo continuado como pasatiempo.

Hoy apenas está "empezando a captar todo lo que es esto" de convertirse en atleta olímpico. "Cuando me dijeron que clasifiqué no me caía mucho la ficha", confiesa. "Después, como que ya es toda una realidad, hay competencia con miras a los Juegos, hay preparativos...", va citando como parte del lento proceso que siguió para entender lo que había logrado.

"El remo es un deporte muy sacrificado, pero lastimosamente no tiene ese impacto mediático como para que se reconozca al atleta como debe ser. Esto, al ser un evento olímpico sí tiene un efecto mediático más grande y te das cuenta y decís: '¡a la pucha, había sido es muy profesional lo que estoy haciendo!' y te motiva a seguir trabajando fuerte", destaca.

Arturo y su gran amor, el bote que lo volvió a llamar luego de haberse alejado por varios años. Foto: Agustín Acosta.

Una charla pendiente

Al ser sus primeros Juegos, Arturo Rivarola apenas puede imaginarse lo que vivirá en Río de Janeiro y, al preguntársele si acaso aprovechó la experiencia de su hermana para sacarse dudas, se sorprende con el hecho de que no se le haya ocurrido antes.

"Ahora que me estás diciendo... Me estás dando a entender que tengo que hablar con ella", responde sonriendo. "Tenemos muy buen trato, pero de esas cosas puntualmente no hablamos. Sí estoy muy expectante, motivado con lo que puede ser", acota.

Y la motivación también está relacionada con lo que pueda realizar, competitivamente hablando, pues el rendimiento de los últimos meses le dan buenas señales: "Desde el Preolímpico (marzo pasado) hasta acá, veo una mejoría en mi rendimiento. En la gira a Europa terminé por delante de países que en Chile entraron delante mío. Eso demuestra, y no es ser confiado, una gran mejoría".

En Río 2016, Arturo apuesta a mejorar su ranking. Sabe, y no puede mentirse a sí mismo ni a sus compatriotas, que prometer una medalla hoy es ir contra la lógica de "un deporte bastante justo", en el que "tenés que ir mejorando para seguir andando" y creciendo. "Tengo expectativas de subir en el ranking y entrar entre los primeros de América", anota como objetivos inmediatos.

Un gran momento

Con la presencia de Arturo y Gabriela Mosqueira a los Juegos Olímpicos, además de la reciente clasificación de Alejandra Alonso, Valentino Balzarini, Gustavo Ávalos y Javier Insfrán al Mundial de Holanda, el remo paraguayo atraviesa por un gran momento.

"Esto es algo que tiene mucho mérito, porque no es nada fácil clasificar a unos Juegos Olímpicos, y se da por el buen trabajo de la Federación, por los remeros que tiene y por el sacrificio en sí que implica realizar este deporte. La gente que sobresale, es gente muy sacrificada realmente. Estoy muy contento con los resultados que se están dando", indica.

Enamorado del remo

Está más que claro que hablar del deporte que vio formarse y crecer a sus mejores atletas en las aguas de la bahía de Asunción, es lo que más emociona a Arturo Rivarola.

"Es un deporte muy lindo de ver, porque es muy mixto. No es como una carrera de maratón, que es mucha resistencia, ni como una de natación, que es pura potencia. Son siete minutos, que implican una combinación de fuerza y resistencia. Es atractivo, por el esfuerzo que conlleva la prueba, porque estás en contacto con el agua...", se explaya, quizás recreando en su mente todo aquello.

Al volver a la realidad y pedir a los paraguayos "que estén expectantes" y lo apoyen durante su participación en los Juegos, Arturo Rivarola Trappe opta por dar un mensaje a partir de su experiencia de vida.

"Yo volví a remar porque sentía que debía hacerlo, y lograr esto (la clasificación a Río) es algo que te llena... Arriésguense a hacer las cosas que quieran, porque cuando se logran los objetivos te das cuenta que todo valió la pena".

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