Annie McKee

Actualmente el estrés es una epidemia entre gerentes y líderes, y el agotamiento la está alcanzando a gran velocidad.

Todos conocemos las razones: el cambiante escenario económico; el veloz movimiento de las tecnologías; el trabajo 24/7 con poco o ningún descanso. Todo esto se suma para dar como resultado demasiada presión.

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Lo que sucede a continuación es donde brotan los verdaderos problemas: ¡usted también se estresa! Usted literalmente atrapa las emociones destructivas de su jefe.

Es sorprendente qué tan rápido su estresado jefe puede convertirlo en un estresado miembro del equipo. Esto sucede en parte debido a la contagiosa naturaleza de las emociones. Ellas se esparcen como fuego entre las personas, e incluso con mayor velocidad si una de esas personas tiene control sobre nuestro destino, como sucede con los patrones.

Entonces, si el estrés es epidémico y los jefes nos lo están contagiando, ¿qué podemos hacer?

Comencemos por lo que usted no puede hacer: no puede cambiar a su jefe o corregir su respuesta al estrés. Aprender cómo lidiar con la presión es un viaje muy personal. Si de hecho su jefe está sobrepasado, ninguna cantidad de perfección, entrega temprana de proyectos o cumplidos de parte de usted ayudarán. Por supuesto, haga su trabajo y hágalo bien, pero no espere milagros.

Lo que sí puede hacer es trabajar en usted mismo. Primero, necesita esforzarse al máximo para entender el porqué su jefe está agotado y después profundice para encontrar empatía, esa habilidad únicamente humana para entender la realidad de otro. Es importante tomar algo de tiempo para intentar reconocer y entender conscientemente el estado emocional que su jefe está experimentando.

Asuma esta perspectiva al tratar deliberadamente de ver al mundo, a los eventos –y a usted mismo– a través de los ojos de su jefe.

La empatía también facilita el crear la apropiada distancia emocional entre usted y el jefe. Esto es un poco difícil, ya que no puede encerrarse o eliminar toda relación con él. En lugar de ello, usted necesita monitorear constantemente sus propias reacciones y hacer un esfuerzo consciente para controlar su respuesta emocional. Evalúe la situación y encuentre esa impermeable frontera psicológica que lo separa de su jefe. ¿Qué parte del estrés y la negatividad le pertenece a él y cuál a usted?

A continuación, lo más importante, usted necesita verse seriamente a sí mismo. ¿Cómo le está yendo realmente? Observe sus relaciones en casa y en el trabajo. ¿Está malhumorado, irritable, impaciente?

Si ve que avanza hacia los problemas, o que ha entrado en condiciones previas al agotamiento, necesita hacer algo ahora. Libere algo de tiempo para renovarse. No se autoengañe: la renovación no sucede como resultado de una vacación. ¿Recuerda aquel verano? Parece que pasó hace mucho tiempo, ¿verdad? Para manejar la clase de estrés que enfrentamos en el trabajo, la renovación debe convertirse en una forma continua de vida y no en un evento aislado.

También necesita asumir un sentido de esperanza al imaginar cómo le gustaría que fueran las cosas en el trabajo, con su jefe y probablemente en casa. Suena tan simple, y en cierta forma lo es. La esperanza es natural para los seres humanos y realmente ayuda con la carga cotidiana del estrés. Intente poner algo de atención a lo que le gustaría sentir, y por qué. Esto le ayudará a ser optimista y más consciente de sus reacciones.

(Annie McKee es académica en la University of Pennsylvania, directora del PennCLO Executive Doctoral Program y fundadora del Teleos Leadership Institute).

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