Por Clari Arias

@clariarias

Soportar tres elecciones –dos internas y una nacional– en el lapso de un año no es fácil para ningún partido político del mundo. Los liberales lo hicieron (lo hicimos) con buen talante, demostrando que están en carrera para el 2018, aunque con los problemas internos de siempre.

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Ganaron 80 municipios a lo largo del país, además de una veintena más con alianzas de todo tipo, incluyendo la asombrosa victoria de Asunción, en donde colocaron a un neófito de la política como intendente. Hasta que llegó la interna del domingo pasado en donde se enfrentaron grupos antagónicos de antaño (medida de tiempo dudosa), resultando ganador aquel que perdiera las nacionales del 2013.

Pedro Efraín Alegre Sasiain ganó una elección por primera vez en su larga trayectoria política, esta vez como candidato de su propio movimiento. Lo hizo de buena forma, usando su figura ante la adversidad de tener enfrente a una estructura sólida, pero con un candidato débil en imagen.

Algunos hasta pudieran denostar esta victoria espetándole que le ganó a un ex intendente con muy poca visibilidad nacional, pero eso sería totalmente injusto porque una victoria electoral dentro de un partido político con más de un millón de afiliados no es poca cosa. No se trata de una victoria pírrica, como gustan decir los bienhablados.

Esta victoria de Efraín ya ha surtido distintos efectos, dentro y fuera del PLRA. Por fuera, la trama se torna difícil, ya que el primer globo sonda que mandó Alegre a Lugo para comenzar a hablar de posibles y futuras alianzas le explotó en la cara al regresar a su cuartel victorioso.

Esta victoria de Efraín ya ha surtido distintos efectos, dentro y fuera del PLRA. Por fuera, la trama se torna difícil, ya que el primer globo sonda que mandó Alegre a Lugo para comenzar a hablar de posibles y futuras alianzas le explotó en la cara al regresar a su cuartel victorioso.

Lugo, un cínico de profesión, no tuvo el menor reparo en dejar al descubierto una tonta jugarreta del senador Wagner, quien en el medio de la victoria llamó al ex obispo y le dijo: "Aquí te quiere saludar Efraín", mientras que al ganador de las elecciones azules le dijo también lo mismo: "Aquí te quiere saludar Lugo".

Efraín, exultante durante su discurso victorioso, le dijo a la prensa que Lugo lo había llamado, hecho que fue categóricamente desmentido por Fernando Armindo, quien remató la trama diciendo "ni siquiera tengo su número". Un verdadero fiasco, resultado de un nivel de improvisación solo permitido a los iniciados en estas lides.

La interna no se termina con unas elecciones en donde el ganador no llega a una mayoría apabullante. Cuarenta y ocho horas después de perder por primera vez frente a Alegre, el senador Blas Llano advirtió con una vehemencia sorprendente: "Que se quite de la cabeza Efraín que va a ser el único candidato de dentro del partido.

Yo mismo pugnaré por la chapa". Blas, como lo llaman todos dentro del PLRA, también lanzó tres nombres importantes como precandidatos presidenciales, Carlos Mateo Balmelli, Blas Lanzoni y "Tito" Saguier, agregando también la posibilidad de que Salyn Buzarquis es potable para unas presidenciales.

Conociendo personalmente a todos los nombres que mencionó Blas Llano, estoy seguro de que un par de ellos lanzará candidatura con el único objetivo de buscar un buen lugar en la lista del Senado, luego de negociar renuncias honrosas a sus aspiraciones presidencialistas.

Resumiendo, Alegre ganó por fin su interna, dejando calientes a muchos. Tan calientes, que algunos nombres desaparecieron automáticamente de las posibles listas de parlamentarios en los equipos perdidosos. Ya no hay marcha atrás con miras al 2018, los liberales quieren volver al poder encabezando una chapa presidencial que salga de una concertación de partidos opositores.

¿Lograrán repetir el éxito momentáneo del 2008? Lo sabremos en exactamente 20 meses.

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