El 86% de las 23 hectáreas a utilizar será destinado a viabilidad, espacios verdes y públicos. Las aceras serán más anchas de lo normal y se implementará un tramo de "calle compartida", donde el peatón tendrá la prioridad vial.

De las 23 hectáreas a ser utilizadas para la construcción del complejo habitacional, el 86% será destinado para la parte de viabilidad, áreas verdes y espacios públicos, mientras que el 14% restante será utilizado para la edificación de viviendas, departamentos, salones comerciales, colegios, entre otros, según Manuel Velázquez, director general de proyectos estratégicos (DIPE) de la Senavitat.

Velázquez explicó que la idea principal del proyecto es la implementación de una mirada holística, más allá de la vivienda y todo lo que contempla el hábitat en el que se desarrollarán estas familias, ya que habrán muchos espacios verdes, plazas, canchas, áreas de esparcimiento, entre otras.

ÁREA URBANÍSTICA

La viabilidad será potenciada en todo el barrio, donde los personas tendrán a disposición aceras más anchas de las habituales, es decir, poseerán 6 metros de ancho y no 3 metros como se acostumbra en otras ciudades del país. Asimismo, se implementará un nuevo modelo urbano, conocido como "calle compartida" en una de las arterias principales, donde la prioridad de circulación la tendrá el peatón.

Al respecto, Velázquez comentó que la "calle compartida" estará instalada frente a la escuela y colegio técnico, con el objetivo de contemplar la seguridad vial de la zona. "El flujo del tráfico será a una velocidad más lenta y el peatón será el protagonista en la ciudad", agregó.

Por su parte, Patricia Giménez, directora de planeamiento territorial de la Senavitat, añadió que en la "calle compartida", la avenida y la vereda estarán en el mismo nivel, integrando todo el concepto de espacio semi público de los bloques y de las viviendas multifamiliares, así como también el área educativa con el área de edificios públicos. "La calle compartida dotará al ciudadano un nuevo concepto de ciudad, en el que se vive y se disfruta más el espacio público", dijo Giménez.

Otras de las novedades del barrio será la instalación de una bicisenda de 6 km, que brindará a las familias una posibilidad de transitar en bicicletas por todo el barrio.

PARTE AMBIENTAL

Con respecto al aspecto ambiental, Velázquez aclaró que la zona de intervención, donde será desarrollado el proyecto, no se trata de una zona boscosa. Explicó que dentro de las 23 hectáreas se georeferenciaron cerca de 146 árboles, de los cuales una gran mayoría pertenecen a árboles exóticos, sin alto valor ambiental.

"Al inicio del proyecto ya plantamos 800 árboles y se proyecta plantar más de 5.000 árboles de alto valor ambiental a lo largo de la construcción del complejo, que enriquecerá de oxígeno a toda la zona. El Barrio San Francisco es un proyecto que, desde su inicio, tuvo una mirada positiva, donde lo ambiental, técnico y social, se desarrollan en armonía", puntualizó el especialista.

OTRAS CONSTRUCCIONES

Dentro del 14% del área a ser edificada, serán construidas 112 viviendas unifamiliares de 48 m2, 888 departamentos de 60 m2 cada uno, 4 salones comerciales y 6 guarderías infantiles. También se construirán una escuela y colegio técnico, una iglesia, centros comunitarios, unidad de salud familiar y una comisaría.

En cuanto al equipamiento, el barrio contará con un tanque de agua elevado y otro semienterrado, una red de distribución del agua potable, un sistema de captación del desagüe pluvial, red de alcantarillados, red de distribución eléctrica subterránea, sistema eléctrico de baja y media tensión e iluminación pública LED. Asimismo, se asfaltarán calles internas y las avenidas principales, se crearán aceras viales, empastados y paisajismo con plantación de 5.000 árboles.

La localidad saldrá beneficiada con la creación de una red de desagüe cloacal en la zona, una planta de impulsión, oficinas del Estado, unidades de seguridad y la ampliación de la planta de efluentes.

Todo el proyecto tendrá una inversión cercana a los US$ 50 millones y será financiado por la Itaipú Binacional, a través del capital propio de la hidroeléctrica, derivado del recorte de gastos superfluos y del redireccionamiento de los recursos sociales.

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