Por Clari Arias
@clariarias
Desde su creación en el año 1991, la Senad ha sido blanco de dudas razonables sobre sus métodos de lucha contra el narcotráfico. Sus insospechadas formas de obtener "información" han conectado a muchos de sus agentes a los escalones más bajos del mundo del hampa, al punto de que algunos de esos hombres se han pasado al bando contrario. Pasar a formar parte del equipo de los malos no debe ser una difícil elección para alguien que, lejos de haber sido motivado por una vocación, se hizo "agente especial" porque no tenía una mejor opción laboral.
La tragedia acontecida el pasado sábado en Nueva Italia despertó a una sociedad que casi nunca le prestó mucha atención al organismo de represión del narcotráfico. Pero la muerte de una niña de tres años, víctima de los equivocados disparos de nueve efectivos de la Senad, lo cambió todo. Un senador, Carlos Amarilla, inclusive presentó ante sus pares un proyecto de derogación de la ley que permitió la creación de la Senad, pero la prensa le recordó al senador Amarilla que él fue testigo (como profesional contador) de dos personas condenadas por el lavado de dinero proveniente del narcotráfico. ¡Qué conveniente es que un senador de la nación que testificó a favor de narcotraficantes presente semejante proyecto!
Este país está gravemente enfermo de narcotráfico. Fiscales, policías, jueces, parlamentarios, periodistas y vaya uno a saber cuánta gente más está sometida al inconmensurable poder económico de las drogas.
Este país está gravemente enfermo de narcotráfico. Fiscales, policías, jueces, parlamentarios, periodistas y vaya uno a saber cuánta gente más está sometida al inconmensurable poder económico de las drogas. El daño que le causan al Paraguay se está comenzando a sentir en distintos estratos de la sociedad:
- Pedro Juan Caballero se convirtió en teatro de sangrientos enfrentamientos entre facciones narcos. La muerte del capo Rafaat Toumani y los múltiples atentados posteriores han confirmado que los pobladores de Pedro Juan Caballero y sus autoridades (transitorias o no) son vecinos silenciosos (por miedo o por complicidad) de las más grandes mafias del narcotráfico de América del Sur.
- Hay cada vez más adictos entre nuestros jóvenes (principalmente entre ellos), que ven al consumo de drogas como algo normal. La cocaína y éxtasis son las más populares entre los jóvenes con dinero, mientras que los derivados sucios de la coca (como el crack), la marihuana y las pastillas de cualquier índole pululan en los barrios.
- La narcopolítica ya es una realidad. Hay parlamentarios que están seriamente indiciados de formar parte de esta actividad, o por lo bajo de recibir dinero sucio proveniente de las drogas para sus candidaturas.
- La producción local (y posterior exportación) de marihuana es cada vez más grande. Brasil, Argentina y Chile nos consideran un verdadero flagelo en la lucha contra el tráfico y consumo de la marihuana.
Mientras todo esto pasaba, la Senad se pavoneaba de exitosos resultados contra las huestes narcos. Es cierto, hubo operativos gigantes que la Senad llevó adelante, como por ejemplo el "Águila negra", la mayor incautación de cocaína en la historia del Paraguay, ocurrida en el 2012 cuando Luis Rojas era apenas un jefe de operaciones y Francisco de Vargas era director de la Senad –probablemente ese exitoso operativo los haya puesto a ambos en los cargos que ganaron con el actual gobierno–, pero hoy la sociedad toda está enfurecida con la Senad.
Que sus agentes hayan asesinado a una niña de apenas tres años nos abrió los ojos de la peor manera. La Senad no está ganando ninguna guerra, sino todo lo contrario: por causa de ella estamos perdiendo todos. Sino, pregunten a los familiares de Vivian Paredes Zanotti, la víctima más joven del narcotráfico en la historia del Paraguay.