Por Matías Ordeix

Socio del Club de Ejecutivos

Si hay algo en la vida que debería tener pena capital, es el entreguismo. Una sociedad que cede ante los malos hábitos y el continuismo perverso es una sociedad condenada al fracaso. Soy de la idea de que todo es posible en la vida, todos pueden. Proponerse algo en la vida es el paso inicial hacia el cambio. Pensar en nuestros hijos y un mejor futuro es el alimento de la esperanza. Pero considerar que en Paraguay "así nomas luego es" supone un sacrificio que no nos merecemos.

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Nuestro transitar en la tierra no es sencillo. No podemos tener todo al mismo tiempo. Quien tiene dinero a veces no tiene salud, el que tiene salud por momentos no tiene amor… o viceversa. No todo es alegría, tampoco todo tristeza. Sin embargo, la fe en el cambio, en la mejora, debe ser nuestra gran fortaleza. Solo el aporte optimista y constructivo de cada uno de nosotros nos llevará al siguiente nivel de superación en la sociedad.

Debemos creer en el cambio, así sea lento y a un ritmo casi de peatón. Debemos mostrar ejemplos: como que es posible construir una empresa respetando las leyes, impuestos, mejorando la calidad de vida de nuestros colaboradores, la sociedad, el medio ambiente y además, ganar dinero. Creamos también que cada día más nuestros gobernantes responderán a nuestros intereses. Exijamos de nuestra parte transparencia y monitoreo constante de su gestión. No seamos meros espectadores, subamos al estrado cuando podamos o tan siquiera participemos en organizaciones sociales de presión, de construcción y control.

No hay peor gestión que la que no se hace. Estamos cansados de la crítica sin posibles soluciones, el palo en la rueda sin colaboración o la exigencia de decencia política cuando en nuestras casas/empresas no la tenemos. El Paraguay se construye entre todos, ladrillo sobre ladrillo. Dejemos de mentirnos y exigir solamente, pues debemos remangarnos y trabajar activamente.

Somos muchos quienes creemos en el "sí se puede", pero todavía insuficientes para empujar con más velocidad el carro. La sociedad se nutre de los ejemplos, y todos estamos obligados a contagiar las buenas prácticas, también abolir y castigar a quienes se apartan del camino. La fe en un mejor país debe estar siempre en nuestro pensar, y sentirla en nuestros corazones. No caigamos en la desesperanza o el negativismo.

Cada día al levantarnos debemos preguntarnos, qué más puedo hacer hoy por el prójimo, por la mejora de nuestra sociedad. Dejemos el egoísmo encerrado en el closet, despojémonos del traje de avaricia, y hagamos algo por el otro. Nunca es tarde para ayudar, para mejorar y colaborar al fortalecimiento de nuestro Paraguay. El mañana es hoy.

"La esperanza es un sueño despierto" enunciaba Aristóteles. Debemos soñar realmente con una nueva oportunidad para este pequeño gran país. Jamás nos entreguemos al conformismo, al "oparei", al "no se puede"… El Paraguay está despertando, nuestra sociedad está cada día más activa y exigente. El castigo está llegando a los deshonestos, la justicia es lenta, pero debemos confiar en ella para enderezar tuertos. Vamos pueblo nuestro, vamos Paraguay!!!

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