Fundamental y a la vez desconocido en muchos aspectos, el trabajo científico desarrollado por el suizo Moisés Bertoni en Paraguay es de un valor superlativo. Al recordarse este mes los 159 años de su nacimiento, abordamos su obra de la mano de la antropóloga Gloria Scappini.

Por Arturo Peña

Fotos Arturo Peña / Gloria Scappini

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Agradecimiento: Café Literario

Naturalista, utópico y aventurero, a fines del 1800, con 26 años de edad, Moisés Santiago Bertoni abandona su Suiza natal junto con su familia y se lanza, impulsado por ideas anarquistas, a buscar sus ideales en América. En 1884 llega a Buenos Aires y luego hasta las costas del Paraná, en Misiones. El destino lo ubicaría finalmente de este lado del río, en la zona del Alto Paraná, donde funda la Colonia Guillermo Tell (hoy Puerto Bertoni). Allí, "el sabio" Bertoni, desarrollará una profusa tarea de investigación en diversas ramas, botánica, antropología, lingüística, conviviendo muy de cerca con los ava guaraní y fascinándose con su cultura.

Ese corpus científico representa uno de los más importantes de nuestro acervo nacional. Sin embargo, existe hasta hoy una deuda en cuanto al reconocimiento, difusión y valoración de esa obra. Tomando esta misión, la antropóloga paraguaya Gloria Scappini inició una tarea de rescate de Bertoni mediante la relectura de su obra desde la perspectiva etnológica (etnología es la ciencia que estudia los pueblos y culturas en todos sus aspectos y relaciones). "Bertoni es el más importante referente del modernismo científico en Paraguay. Mi objetivo es visibilizar los aportes del conocimiento adquirido e inspirado de los guaraníes al pensamiento paraguayo. De influencia anarquista, la obra y vida de Bertoni se muestran como la gran experiencia utópica que ha elevado el conocimiento sobre los guaraníes a la esfera científica mundial, no por lo tanto dejando de sufrir el oportunismo colonial de la visión dominante local", explica Scapinni.

A 159 años de recordar su nacimiento (Bertoni nació en Lottigna, Suiza, el 15 de junio de 1857), el debate sobre los alcances del aporte de Bertoni sigue vigente.

¿Hacia dónde apunta esa relectura de la obra de Bertoni?

–La investigación surge a raíz de una intención de escribir la historia de la etnología paraguaya y Bertoni se presenta allí como una figura fundacional. Aparte de toda su obra botánica, ha desarrollado una amplia investigación lingüística, etnológica y etnográfica, sobre la colección y observación de realidades indígenas. La etnología sería la interpretación de estos datos.

El proyecto tiene como objetivo hacer la relación entre su obra etnológica y toda la hermenéutica de su pensamiento político. Resituar sus interpretaciones etnológicas en el ámbito del pensamiento paraguayo de los 900 y visibilizar el aporte dentro del modernismo científico, porque se habla mucho del modernismo literario, con figuras como Rafael Barrett, por ejemplo, pero muy poco del modernismo científico, que Bertoni lo representaba. Es un ensayo de traducción y restitución de una de sus obras más importantes a nivel etnológico, 'Descripción etnográfica del Paraguay Oriental' (1920, la obra solo existe en su versión en francés), con un análisis crítico y una epistemología de las ideas que lo acompañan.

-¿Cuál es el aporte etnológico de su trabajo?

-Para hacer etnología uno tiene que convivir, tiene que poder observar, entrar en relacionamiento. Bertoni hizo eso con los guaraníes. Al desarrollar una obra etnológica, rompe con los postulados evolucionistas del naturalismo. Otros naturalistas describían las plantas, la abundancia, citando el origen nativo, pero nunca se concentraron en describir las creencias, los rituales, el pensamiento religioso, las prácticas medicinales de esos grupos originarios.

Bertoni hace toda una antropología de los guaraníes, incluso es el primero que instala la palabra 'civilización' para hablar de ellos. En la época, a los guaraníes no se les consideraba en el mundo de la ciencia como una civilización, porque la palabra se reservaba para los pueblos que habían desarrollado grandes construcciones, como los aztecas, los incas, los mayas. Pero los pueblos de la selva tropical, nómadas o seminómadas, pequeños grupos, siempre estaban clasificados en una línea menor evolucionista. Entonces Bertoni, al describir la riqueza de los guaraníes totalmente de otra manera, por ejemplo, en la gran elaboración religiosa, la gran espiritualidad que tenían, le da otro matiz al propio concepto de civilización. Y está ahí, por primera vez en la zona, lo que va a ser la base de la etnología que valoriza al mismo nivel que los pueblos andinos y mesoamericanos a los pueblos nativos de la selva tropical.

-¿Fue un crítico de esta realidad?

-El hace una crítica muy fuerte para reivindicar el aporte de los guaraníes en el Paraguay. Critica fuertemente el estado de abandono, el uso funcional de los conocimientos obtenidos de los guaraníes, la falta de atención, de valorización y de interés real por el devenir de estos pueblos. Tiene escritos muy críticos y por esa visión le va a costar mucho encontrar su lugar, vivir de su investigación; ocupó varios cargos públicos pero nunca le fue fácil la relación con las personas que detentaban el poder institucional o político, incluso se exilió en Argentina mucho tiempo y hay publicaciones de prensa que hablan de su renuncia al cargo que tenía en el Ministerio de Agricultura y lamentan la situación.

A su retorno, lo que le va a sostener son las primeras camadas de alumnos de su escuela agrícola. Su escuela va a representar un modelo de desarrollo en el interior del país, un gran eslabón, porque desde allí va a defender una agricultura del apepú, del maíz nativo, de la semilla nativa. También en la época empiezan a haber intereses extranjeros que quieren dictar qué es lo que se va a plantar ahí, por su valor de importación. Pero él va a tener siempre una posición muy proteccionista del patrimonio vegetal paraguayo. Hay escritos suyos, por ejemplo, sobre cómo hacer chacras sin usar químicos y cosas así.

La escuela agrícola es ya una etapa de aplicación de los conocimientos que había rescatado de la vida indígena, del arte, de la organización del tiempo, del uso de la tierra, una forma de aplicación ya experimental para desarrollar de una producción que pueda sustentar a toda la colonia de Puerto Bertoni.

¿Hasta qué punto plasmó sus ideas anarquistas en su trabajo?

–Digamos que al establecer relación entre sus ideas anarquistas y la forma guaraní de organización social, que pasa por una solidaridad, una división de las tareas, la no concentración del poder en una persona, evidentemente Bertoni veía que ese anarquismo tenía rostro y era una realidad en los pueblos de la selva tropical.

Gloria Scappini, antropóloga.

-¿Por qué se reconoce más su labor como botánico antes que su pensamiento social?

-La explotación de su obra se hizo sobre todo a partir de los agrónomos y lógicamente se interesaron más en la parte botánica. No hay hasta ahora investigaciones que hayan rescatado efectivamente su aporte como pensamiento político, que es a lo que se llega con el redescubrimiento de su obra etnológica. Y eso es de lo que se basa esta investigación, de rescatar su obra etnológica, dándole sentido con respecto a sus ideas, con respecto a su pensamiento y a los paradigmas que con su pensamiento él rompía para la época. El desarrolló una perspectiva más humanista de la observación de los pueblos.

-Esa suerte de "silenciamiento" aparentemente se repite con Cadogan y otros.

-El silenciamiento del conocimiento etnólogico en Paraguay tiene que ver con una falta de revisionismo de la identidad paraguaya. Hay mucha exaltación del bilingüismo, del concepto de identidad a través del nacionalismo, pero muy poco revisionismo sobre a quienes le debemos eso, quienes son y cómo viven.

El Paraguay rescató el aporte de Bertoni pero de una manera que otra vez le desliga del objetivo real que él tenía, que era visibilizar a los guaraníes. El forma parte también, de alguna manera, de lo que se llama la generación nacionalista indigenista, que promueve esa exaltación de la cultura guaraní. Pero la mayoría de los actores de este nacionalismo tenían posiciones utilitarias del guaraní, políticas y con objetivos de la historiografía. Es un discurso para nada inocente, tiene su sentido en la época y una utilidad para relatar la historia de una manera determinada. En este sentido, Bertoni, de alguna manera, fue en cierta forma traicionado en su verdadera esencia por el nacionalismo indigenista.

-También se abocó al estudio de la lingüística.

-No solo eso. En sus trabajos demuestra que el guaraní va desde las Antillas hasta el sur del Brasil, que el tupi guaraní es la raíz más extensa que existe, incluso llegando hasta el Caribe.

Abarcaba demasiadas disciplinas. En la parte etnográfica y etnológica, que es donde yo me enfoco, esa valorización de la cultura guaraní, de ponerla incluso en un estadio superior de civilización, lanzar el mundo guaraní en el campo de la etnología, es su más grande aporte. El objeto guaraní, etnológicamente, antes de Bertoni no existía.

Por ejemplo, describió al indígena guaraní como vegetariano. El defiende y explica el vegetarianismo de los guaraníes e incluso sale al paso de las versiones que existían sobre la antropofagia, y lo pone en su contexto, en el marco de cuestiones rituales. Eran discursos que de manera muy grosera se utilizaban para poner a los guaraníes en estadios anteriores de civilización. Claro que las categorías no eran las que hoy usa la etnología, pero para su época fue una gran revolución.

Biografía

Moisés Santiago Bertoni (Mosè Giacomo Bertoni) fue un naturalista, botánico y escritor anarquista suizo. Conocido también como "El Sabio Bertoni", se lo considera uno de los inmigrantes más extraordinarios que hayan arribado a tierras paraguayas. De nacionalidad suiza, nació Lottigna, el 15 de junio de 1857, hijo de Ambrogio Bertoni (abogado, jurisconsulto, funcionario y político ticinense) y de Giuseppina Torriani (maestra proveniente de la ciudad italiana de Milán).

En el año 1875 inició sus estudios de Derecho y Ciencias Naturales en la Universidad de Ginebra. En 1876 se matriculó en la Facultad de Ciencias de la Universidad de Zúrich, donde conoció a Eugenia Rossetti, con quien se casó el 4 de enero de 1876. Ahí tomó contacto con las ideas anarquistas, y siguiendo los consejos de Piotr Kropotkin y Élisée Reclus, decidió emprender un viaje a Sudamérica que cambiaría el rumbo de su vida.

Falleció el 19 de septiembre de 1929, a los 72 años, en Foz de Yguazú (Brasil), a causa del paludismo. Sus restos descansan en Puerto Bertoni (Paraguay), debajo de grandes árboles, muy próximo a su lugar de trabajo.

Fuente: Wikipedia.

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