Por Milia Gayoso-Manzur
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Cuando publicó "Versos horizontales" en el 2001, más de uno se rasgó las vestiduras porque la chica escribía con subido tono erótico. Luego, ya fue usual learla tan "zafada" para algunos gustos y tan espontánea y sensual, para otros.
Ahora dice en "Razón psiquiátrica" (Servilibro) , "Conozco cada pliegue de tu risa/- y cada esquina de tu ausencia/Se cómo no soñarte/ - y no abrazarte- / y cómo no temblar en mil suspiros", y sus lectores disfrutan de sus versos que hablan ahora de algo más que química de piel a piel.
Luego de vivir en Alemania un tiempo, escribir guiones para unitarios de televisión en Paraguay y recorrer algunas redacciones de los periódicos, Mónica Laneri trabaja en la oficina de prensa del Centro Cultural El Cabildo, y sigue escribiendo a borbotones.
- Cómo nace "Razón siquiátrica", un título poco convencional?
-El título de uno de los poemas es "Razón Psiquiátrica de la Poesía", una visión quizás un poco oscura del poeta que entra en territorios existenciales. "Existe, en efecto, un camino de regreso de la fantasía a la realidad, y es. . . el arte" (Freud). Con un pie dentro y fuera de la realidad, el poeta muchas veces debate consigo mismo, alucina y adquiere sin pretenderlo la capacidad de ser visionario. Freud vio al arte en general como coqueteando con la neurosis y al poeta como un niño que crea un mundo de fantasía y lo dota de grandes montos de afecto. El creador se anima a sublimar sus fantasías para convertirlas en arte, y así esas fantasías que, por lo general, a cualquier adulto avergonzarían, para el artista se tornan algo que podría compartirse y con lo cual los demás podrían identificarse. "Razón Psiquiátrica" proviene de ese tipo de locura y cuenta historias de seres -que como lo describió Osvaldo González Real en el prólogo- se encuentran siempre al límite, lidiando con la angustia y el absurdo que los rodea.
- Cuánto tiempo trabajaste en el libro? Prosigue algún tema que ya tocaste en textos anteriores?
-No estoy muy segura del tiempo pero sí son poemas que corresponden a diferentes épocas. Los une ese sentido existencial, el carácter "nihilista" de las historias. No fue deliberado, se dio de esa manera. Corresponden también a etapas de encierro y soledad en donde mirar a una misma pared por días lograba abrir un portal hacia uno mismo, o donde el llanto de un cantinero cuando ya todos se fueron no encontraba un hombro para el desahogo, donde la posibilidad de morir intoxicado y ser encontrado días después se convertía en una realidad ajena, pero realidad al fin. Días en donde la cenicienta del barrio esperaba que el falso príncipe secuestrase su zapatilla, o que una pasada bajo el farol contuviera un mundo de sensaciones, cuando una absurda muerte en un tren ponía fin a todas las aventuras recreadas a través de la palabra en la noche con amigos. Es una mirada a la ama de casa solitaria que se refugia en las telenovelas coreanas mientras fuma –viaja sobre el sofá- en su pipa de marihuana, a los seres que se esconden en la multitud de la ciudad para llorar en algún momento entre sus sombras; a la urbe que en su brutalidad nos inmuniza, el asalto nuestro de cada día, las ratas de alcantarilla; hasta la líbido y sombra siniestra de un árbol, todo lo que de noche pareciera amenazarnos. El día con sus bocinas, el asfalto, el humo, la basura, los graffitis gritando su amor y desamor en las paredes; la Pachamama desnuda huyendo de la que fuera Madre de Ciudades y ese canto al todo que parece nada y se nutre, se hace, crece con momentos que, al final de cuentas, justifican esta existencia. No estoy muy segura de que tenga mucha relación con lo que escribí antes, porque se sale del romanticismo y erotismo para contar situaciones extremas que también forman parte de la vida de algunos individuos o de todos en algún momento. Es una "voz" que me daba un poco de miedo pero a la que necesitaba enfrentarme. Sublimar ese "miedo-fantasía" y convertirlo en versos, desafiando a la neurosis, si es que comprendí bien a Freud.
- En qué momento de tu vida literaria estás?
-Creo que estoy en un momento en el que puedo tener la suficiente confianza como para encontrar el coraje de aceptarme con mis "razones psiquiátricas" y escribir en consecuencia sin miedos. La poesía continúa siendo fundamental para mí, es la que me permite seguir adelante y convivir con el mundo tal cual es. Tengo algún que otro relato pero la narrativa continúa siendo ajena para mí, salvo estas historias a las que me puedo acercar en forma de versos.
- Proyectos, sueños, utopías...?
-Mi proyecto de vida es simplemente vivir y mi proyecto de escritura es dejarme fluir sin miedos. Estoy en el punto de mi vida en el que miro atrás y me doy cuenta de que siempre soñé con escribir y hoy sobrevivo laboralmente de eso, así que me siento afortunada. Por otra parte, mi alma se reconforta en estas pequeñas obras poéticas que me acompañan. No sé qué más podría esperar. La vida no es mucho más que un día a la vez y si en ese "cada día" existen afectos y motivaciones –como es mi caso- pues es ¡mucho mejor! Estoy intentando hacer las paces con las complejidades y contradicciones humanas, propias y ajenas, pues es lo que permite que todo sea más interesante, en especial desde el punto de vista creativo. Los artistas que nacieron durante, entre y posguerras mundiales fueron, a mi entender, los más interesantes. Es decir, el arte tiene ese poder de surgir con fuerza de entre la miseria y ruindad humana, así que tengo esa convicción de que estamos salvados, lo que me convierte dentro de todo en una optimista.