Vive en los Estados Unidos, razón por la cual no la vemos mucho en el país; pero además porque su carrera no la deja estar mucho tiempo en casa: se la pasa viajando para competir.

Entrevista: Jazmín Gómez Fleitas

Julieta (29) no aparenta su edad. Cada vez que tiene que firmar documentos le piden que llame a su mamá para tener su permiso, es una situación a la que todavía no termina de acostumbrarse. Es golfista profesional desde el 2005, cuando se gradúo a los 18 años de la prestigiosa IMG Academy y al año siguiente, ya se encontraba integrando el circuito de mayores, conocido como LPGA.

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Descubrió el golf a los 4 años cuando su mamá la llevaba con ella al Yacht & Golf Club; una tradición que ya venía de los abuelos. "Cuando era chiquita ella me traía al campo de golf, y de estar en el club todo el día, en algún momento iba a probar". Ahí, comprobamos que es la mimada de los funcionarios antiguos, todos la saludan y ella no se olvida del nombre de ninguno de ellos.

Foto: Víctor Candia[/caption]

A la IMG Academy ingresó gracias a una beca que le ofrecieron cuando la vieron jugar en un torneo a los 14 años. Y fue ahí cuando se mudó en el 2001. La Academia da clases por la mañana y a la tarde forma a los alumnos en sus respectivas disciplinas: golf, tenis, basquetbol, etc. "Esa beca era el objetivo de tanto esfuerzo. De ninguna manera hubiera podido acceder a esa formación de lo contrario".

De visita en al país, aprovechando que tenía una semana libre de competencia, acompañó el torneo de golf para niños y jóvenes que organizó La Consolidada el fin de semana pasado. La empresa de seguros es su primer auspiciante paraguayo. Una curiosidad: su madre, Graciela Granada, es su caddie y ella nos cuenta que el cover de los palos de madera los encargaron especialmente para que se asemeje a su perrita Bimba, una caniche paraguaya que viaja con ellas a todos los torneos pero que en esta ocasión no pudo venir.

Julieta juega un promedio de 30 torneos anuales y solamente desde la quincena de mayo hasta las Olimpiadas en Río de Janeiro, tiene nueve. Se cuida en su alimentación así como toda buena deportista, pero lo que no puede evitar en cada visita al país, es que su primer plato de comida sea milanesas. Allá, cuando extraña demasiado la comida, le pega un telefonazo a sus amigos paraguayos para que hagan asado con chipa guazú, choricitos y morcilla. "No hay como la comida paraguaya en el mundo", dice con toda seguridad.

¿Cómo es tu entrenamiento diario?

En semanas de torneos generalmente llego un martes -ya que los torneos empiezan jueves y van hasta el domingo- y practico en la cancha dos o tres horas, después gimnasia una hora, hablar con el psicólogo deportivo y con el profesor, para chequear que todo esté bien. El miércoles se repite lo mismo. Ahora cuando no tengo torneo, en las semanas libres es más intenso. Cuatro o cinco horas de practicar en la cancha, más una hora y media de gimnasio, más masajes, lo que al final te toma todo el día. No es algo que puedas hacer en un ratito. El golf es un deporte muy técnico que requiere muchas horas de práctica.

¿Cambia en algo ahora que se avecinan las Olimpiadas de Río?

La meta fundamental es llegar en un nivel óptimo, sin ninguna lesión, y emocional y mentalmente fuerte. Los golfistas jugamos un promedio de 30 torneos al año y digamos que la preparación es la misma, la preocupación está puesta en llegar bien.

¿Cuáles son las lesiones más comunes?

En la espalda y la cadera. Por eso uno hace gimnasia, para combatir esas lesiones, porque como jugamos mucho golf, las repeticiones de movimientos -todas en el mismo lugar- son las que terminan causando lesiones.

¿Qué haces cuando tenés tiempo libre?

Realmente el descanso es primordial. Trato de hacer otras actividades diferentes; sin embargo, lo único que te pasa por la cabeza cuando sos deportista, es hacer otros deportes (risas). Es lo que estás acostumbrado a hacer. Soy fanática de otros deportes. Me encanta ver en la tele o incluso ir a los partidos de basquetbol, tenis. Ver cómo otros atletas dan lo mejor de sí cuando juegan.

¿Qué tan importante es la rutina en la vida de un deportista?

Es la receta para el éxito. Hace que cada día ganes confianza. Y algo muy importante es conseguir las personas adecuadas para que te ayuden en el camino, tu psicólogo deportivo, tu masajista, tu profesor de gimnasia; todas esas personas son fundamentales para alcanzar el éxito.

¿Qué tanta ventaja te da que tu mamá sea tu caddie?

Ser caddie es algo muy simpático porque no solo tenés que llevar la bolsa con los palos ni saber cuánta distancia hay hasta el hoyo o qué palo usar; es también psicológico. Si yo me enojo o no me enojo, si estoy muy alegre; ella me tiene que ayudar a encontrar el equilibrio, decirme la palabra exacta para guiarme a ese estado donde juego mejor. Y es genial porque es la persona que más me conoce y la que más quiere que tenga el éxito. El amor de la mamá es genial. Ella jugaba golf, no profesional, pero entiende del deporte y conoce mi personalidad. Tenemos una relación superbuena, somos mejores amigas y yo confío cien por ciento en su opinión.

¿Tenés alguna frase favorita que te inspira?

"Trabajar duro le gana al talento cuando el talento no trabaja lo suficientemente duro". El estado ideal es tener talento y trabajar mucho. No hay excusas. El trabajo es fundamental porque el talento solo no te lleva a tu mejor versión.

¿Lo bueno de tu deporte es que podés retirarte más tarde que los demás?

Sí, es una carrera larga. La edad de retiro depende de cada chica. Si querés tener tu familia, se pone un poco complicado. Yo no tengo un plan de retiro aún, digo que el tiempo lo dirá. Disfruto cada día y trato de dejar siempre lo mejor de mí en cada torneo. Quiero seguir ganando más torneos.

Foto: Víctor Candia[/caption]

¿Los premios compensan tanta inversión?

El golf es un deporte costoso, especialmente a nivel profesional. En nuestro tour viajamos por Europa, Estados Unidos y Asia todo el año. Va de febrero a noviembre y los gastos son muchos. Los torneos no cubren nada, uno como jugador y gracias a los sponsors puede pagarlos. Y si bien los premios son muy buenos, hay que jugar bien. Digamos que hacés una apuesta en vos mismo. Uno gasta mucho para llegar al torneo y ahí tenés que conseguir la recompensa.

¿Tenés algún ideal que quieras cumplir a futuro?

Mi objetivo principal sería que el golf crezca en Paraguay, que haya más chicos jugando para que después de unos años, haya más profesionales en el mundo del golf. Es un deporte divino, te enseña muy buenos valores -respeto, honestidad, disciplina- y además, lo hacés al aire libre. Podés recorrer el mundo y te da oportunidades geniales.

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