La tradicional forma de venta de pelotas en Quiindy cambió.

Rafael Ovelar, Fernando Riveros, Carlos Juri, Jorge Zárate, enviados especiales.

"Acá estamos bien", dice Matías Galeano (16), quien desde hace 2 vende chipas sobre la Ruta 1. "Ahora nomás vinimos hacia aquí", cuenta mostrando cómo los muchachos ya se anticiparon en colocar el puesto antes del que será el desvío de Paraguarí. "Las ventas bajaron un poco, pero hay días buenos y días malos", cuenta Gustavo Talavera, asegurando que las cosas van "regular".

El turismo es una esperanza para los vendedores. Cada feriado o cuando la gente tiene un franco las ventas suben un poco: "Si tenemos suerte, en un feriado podemos hacer hasta G. 1 millón", se ilusiona.

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"Hace 30 años doña Julia Servín de Garcete arrancó con un pequeño puesto de frutas sobre la Ruta 1 y logró convertirse en la parada obligatoria del Km 61,5", contaba la tradicional Frutería Paraguarí al celebrar el aniversario del emprendimiento que hoy se verá afectado por el desvío de la ruta y que levantó una voz de protesta por el tema.

Para saber de estos efectos vale recorrer otros 40 km hasta Quiindy, la ciudad que ya tiene el desvío en funcionamiento desde hace un año. Caracterizada por la fabricación y venta de pelotas de fútbol, la localidad ya vive la situación con opiniones dispares.

Josué Britos y Eduardo Martínez instalaron un puesto de venta de pelotas antes del desvío y dicen que les va razonablemente bien. Para los más pequeños se puede conseguir un esférico de G. 20 mil hasta los de gran calidad, a G. 120 mil.

"Cambió mucho para la gente de la ciudad porque es cierto que bajó mucho la circulación, pero también benefició a gente de otras compañías y se extendió la ciudad", opinó Jorge Barrios en su puesto en el barrio Jardín de Quiindy.

"Este era el último lugar de la ciudad", dice contento de que ahora las cosas hayan cambiado. Igual piensa Marisel Leguizamón que atiende el flamante local de una chipería que se mudó antes del desvío y pudo mantener sus ventas.

En Quiindy hay unos 250 fabricantes de pelotas y de ellos, los que están en el centro se quejan fuerte. "Hace 2 días que no vendo una pelota", dice enojado Luis Ruiz Díaz.

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