or Milia Gayoso Manzur

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Dos nuevos libros que aparecen casi en simultáneo hablan del trabajo constante y la vigencia del poeta paraguayo Jacobo Rauskin. "Elogio de la lluvia leve", con sello de Arandurã; y "El sueño derramado", editado por la Universidad Veracruzana en México, son los títulos que se suman a la veintena de publicaciones del Premio Nacional de Literatura 2007. El autor afirma que ambos textos giran alrededor de sus temas habituales: la memoria, individual y colectiva.

El poeta mexicano Jorge Lobillo presentó "El sueño derramado" de Rauskin en la Feria Internacional del Libro Universitario, en Xalapa, Veracruz, que tuvo lugar dos semanas atrás. Lobillo dijo de esta obra; "El sueño derramado" de Jacobo Rauskin se mantiene en las líneas reveladoras de un humanismo pleno que religa, hermana a toda la especie. Este libro es un encuentro con la palabra primera. Asimismo una pregunta a ese arca de recuerdos que es la memoria. Pasado diáfano y vigía del devenir. Cito unos versos de su poema Tiempos difíciles, quizá dedicado a los enemigos de la tierra: "La hierba se nos muere de frío,/ el fuego no es un mero preludio de la ceniza,/ y a la palabra amor la vacían como si sólo se tratara de una copa".

¿Cuándo se presenta este libro en Asunción?

–No tengo fecha todavía. Además, hace un mes presentamos un libro nuevo – "Elogio de la lluvia leve"–, publicado por Arandurã. Los poemas reunidos bajo ese título son nuevos e inéditos.

¿ Ha cambiado en algo tu literatura en estos años?

–Yo no sé si cambió mi literatura, no cambió mi visión del mundo. Ahora bien, la sociedad paraguaya ha cambiado muchísimo. Se ha vuelto mucho más conservadora por una parte y, también, autodestructiva por la otra. Esta adhesión al neoliberalismo que se siente en el Paraguay no es precisamente la tónica social en los países latinoamericanos. Y este alejamiento de los valores tradicionales no es favorable al cultivo de las artes. No se puede escribir sin un sentido social de la dignidad, del honor, de la solidaridad.

¿Qué proyectos tenés ahora ?

–Estoy trabajando en un libro de ensayos sobre literatura y arte.

¿Cómo fue evolucionando tu literatura en los últimos años?

–Comencé a publicar en mil novecientos sesenta y tantos. El país era diferente. La sociedad de entonces tenía muy poco que ver con la que tenemos ahora. Yo creo que fui cambiando, pero no con el país, sino más bien por un camino diferente. Aquella sociedad que dejamos atrás era la mía. Una sociedad que alentaba el escepticismo con un poco de esperanza también. La sociedad actual no se reconoce en el pasado ni tampoco acepta la literatura que mira al pasado. Es una sociedad que compra los espejitos del neoliberalismo y los vende o los regala a los jóvenes.

¿Hay una obra de Rauskin antes y después del Premio Nacional de Literatura?

–No, la obra es la misma. Puede haber mayor variedad, pero no hay una diferencia fundamental.

NUEVAS FUENTES

¿Cambiaron tus fuentes de inspiración con los años?

–Sí, aparecieron nuevas fuentes. Como sabes, yo soy esencialmente un poeta lírico con una fuerte tendencia a la celebración de la vida bucólica. Son numerosos los poemas en verso y en prosa que dediqué a celebrar la vida campesina o, mejor, las escenas campestres. Y las nuevas fuentes, no tan nuevas, aparecieron cuando la vida en los rincones campesinos fue brutalmente marginada con la economía de los tractores y de las plantaciones extensivas.

¿Proyectos, sueños?…

–Claro, yo continúo con mi poesía.

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